Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

13 Ago, 2015

Crecen los problemas por la saturación del AICM

Si bien las autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y concretamente de la Dirección General de Aeronáutica Civil, que lleva Gilberto López Meyer, están conscientes de que es necesario seguir haciendo inversiones en el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), los problemas crecen día a día.

Es verdad que el megaproyecto del nuevo aeropuerto deberá solucionar todas las situaciones conflictivas, pero los cinco años o más que faltan para que opere pueden convertirse en una verdadera pesadilla.

Aquella práctica tan común de estar ya a bordo de un avión en un destino mexicano y tener que esperar sentado media hora o más tan sólo para despegar, sencillamente por la saturación de los slots en el AICM, es una de tantas manifestaciones de esta situación que tiende a complicarse todos los días.

Son infructuosos los esfuerzos de las diferentes aerolíneas por llegar a tiempo y cumplir con sus metas de puntualidad.

En las horas pico hay “laminazos” virtuales, pues pilotos y aerolíneas literalmente echan mano hasta de sus contactos personales para que la dirección de tráfico aéreo les autorice aterrizar a tiempo, no obstante que haya varios aviones en la misma condición.

Un caso interesante, además, es el que se presenta en la llamada posición 75 de la terminal II del AICM. Como se publicó en este espacio, desde la pasada reunión de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) que se realizó en Miami en mayo pasado, López Meyer anunció que estaba en marcha la renovación de la posición 75.

Se trata de la sala de donde salen los aviones de menor tamaño que tiene Aeroméxico, cuyo director general es Andrés Conesa.

El hecho es que este cambio no ha prosperado, sencillamente porque, para concretar la ampliación y modernización de ese espacio, habría que cambiar las instalaciones de Gate Gourmet, una de las empresas que surten la comida a bordo de los aviones.

Hacer esto le costará dinero a esa empresa, que se está defendiendo para evitar que ello suceda, aunque, con ello, esté afectando a muchos pasajeros.

Un ejemplo más de los problemas que enfrenta una terminal que está hasta el tope y que definitivamente no cumple con las necesidades de quienes necesitan salir o llegar a la Ciudad de México a través de la vía aérea.

DIVISADERO

Guanajuato. En los últimos días ha causado alguna polémica una exposición en el Parque Guanajuato Bicentenario acerca del hundimiento del Titanic. El tema sigue siendo interesante para el público, que nunca acabará de entender cómo un error humano, en apariencia insignificante, provocó la peor catástrofe en la historia de la navegación con pasajeros a bordo.

El debate es porque hay quienes consideran un despropósito pagar 25 pesos por entrar, cuando la realidad es que se trata de un precio bajo si se compara con exposiciones similares en diversas partes del mundo.

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