José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

5 Feb, 2016

Trump: perdiste, ¡estás cesado!

El título de esta columna parafrasea el dicho favorito del bufón Donald Trump en su reality show El Aprendiz que, según leo, es una especie de concurso en el que los competidores disputan el “privilegio” de trabajar para él, pero pocos lo consiguen.

El resultado del primer sufragio en el que al fin los votantes de Iowa concurrieron a elegir sus candidatos para la elección presidencial, expulsando a los encuestadores que habían puesto a Trump en los cuernos de la luna, arrojó una infamante derrota para este payaso que insulta a todo el mundo.

Ahora le podemos endilgar a él sus adjetivos predilectos de “perdedor” y “fracasado” que usa con otros, al malograrse su victoria en esa primera elección frente al senador Ted Cruz, tejano de padre cubano, nacido en Canadá, a quien Trump no había atacado hasta que se le acercó en las encuestas.

Así, hace un mes emprendió una hipócrita serie de invectivas en las que alegaba que “le habían dicho” que Cruz no podría ser presidente al no haber nacido “naturalmente” en EU, a pesar de ser ciudadano, pues su madre lo era y lo registró como tal, y que ello pondría a su partido en un aprieto legal.

Es previsible que Trump regrese al tema, como lo hizo por años con el presidente Obama, a quien denunció por nacer en África, arguyendo que su acta de nacimiento acreditando haberlo hecho en Hawai era falsa, y es posible que recurra a su táctica de denunciar judicialmente a Cruz como inelegible.

Me temo que no ha llegado el momento aún de cesar a este atroz payaso de la carrera presidencial, pues tiene vuelo para seguir haciendo ruido e incluso ganar en alguno de los próximos comicios que tendrán lugar en New Hampshire, pequeño estado de Nueva Inglaterra, Carolina del Sur y Nevada.

A quien no hay que perder de vista es a otro senador, también de origen cubano, Marco Rubio, que cerró en un apretado tercer lugar pisándole los talones a Trump, y que resulta el más elegible de los tres punteros, puesto que Cruz, un fundamentalista radical de derecha, se ha hecho odiar por los dirigentes de su partido y la mayoría de sus colegas legisladores. Del lado demócrata las cosas no le salieron bien a Hillary Clinton, quien ganó por una mínima diferencia al senador socialista Bernie Sanders, que nadie esperaba que tuviera la menor atracción en su campaña y que sorprendió atrayendo a gran cantidad de jóvenes, la mayor parte de los cuales no tiene idea lo que fue la Unión Soviética, donde Sanders fue a gozar ¡su luna de miel!

Una ventaja de lo ocurrido en Iowa es que se han retirado candidatos que nunca fueron competitivos, como el demócrata Martin O’Malley y varios republicanos, entre los que destaca el senador por Kentucky Rand Paul. La salida de Paul, quien caracteriza su credo político como “libertario” —lo que en el resto del mundo se llamaría liberal, pues cree en un gobierno acotado y enfatiza la libertad individual—, es importante, pues en New Hampshire tiene muchos seguidores que quienes continúan en la contienda tratarán de atraer.

Trump es lo opuesto a un libertario, cree en gobiernos intervencionistas y poderosos, de preferencia controlados por él, y es un ferviente devoto del uso irrestricto del “dominio eminente” del Estado, es decir, la capacidad de la autoridad de confiscar propiedad privada para usos de “utilidad pública.”

En complicidad con gobiernos locales, Trump ha intentado usar los poderes públicos de “dominio eminente” en beneficio de sus proyectos, que quería construir en terrenos con propiedades cuyos dueños se negaron a vender. ¿La solución? ¡El gobierno expropia y se los vende a él! Aunque perdió y me temo que habrá bufón para rato, no resistió la tentación de hacerse la víctima y declaró, sin pruebas, ¡que le habían robado la elección! ¿A quién nos recuerda este berrinchudo?

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