David Páramo

Análisis superior

David Páramo

13 Sep, 2016

Tráfico de influencias

En las redes sociales hay un audio en el que un sobrecargo de Aeroméxico habla con
Ricardo, quien la amenaza con que si comparece él hablará con el presidente de la junta para que actúe en su contra. Se percibe un profundo desprecio por quien llama “compañera”, a quien intimida una y otra vez.

Este Ricardo, como ha confirmado la fuente original del audio, no es otro sino Ricardo del Valle, secretario general de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA).

Así que hay varias preguntas por hacer: ¿Es aceptable que el representante sindical se oponga al interés de uno de sus agremiados? Sin ir al fondo del tema, se supone que una organización gremial está para proteger y tutelar los intereses de los trabajadores en contra de la empresa.

¿Del Valle actúa, cual líder charro, en favor de los intereses de la empresa? Realmente es poco probable que Aeroméxico o Aeromar, con quienes ASSA tiene contratos colectivos, requieran del favor del líder de la agrupación sindical en contra de uno de sus trabajadores.

¿Realmente el secretario de ASSA tiene tales palancas? Uno de los hechos que distinguen la administración de
Alfonso Navarrete Prida al frente de la Secretaría del Trabajo es que no ha tolerado nada que pueda parecer corrupción o actos alejados a las mejores prácticas de la impartición de justicia.

Suponiendo sin conceder que Ricardo tiene tales palancas, no les hace ningún favor a sus “amigos”, puesto que los exhibe de una manera increíble ante un titular de la dependencia que, a no dudar, tomará acciones para determinar si hay actos de corrupción, falta de transparencia o conflicto de interés.

Hay ciertos líderes sindicales que hace mucho olvidaron que su función es proteger a los trabajadores en caso de abusos de la empresa, no abusar de los agremiados, ya sea para proteger el interés de la compañía (que éste no es el caso) o los personales.

PARECIDOS

Uno de los casos que desgraciadamente han tenido menos reflectores, pero que están dando grandes resultados es el de Fovissste, encabezado por Luis Antonio Godina.

Cuando llegó a ésta, la segunda inmobiliaria del país, cargaba una gran cantidad de lastres del pasado que iban en contra del mejor interés de los trabajadores al servicio del Estado, puesto que daban lugar no únicamente a cotos de poder, sino a la dificultad para los burócratas de hacerse, como marca la ley, de una vivienda digna en condiciones óptimas.

Se han tomado medidas de eficiencia que hacen que ahora sí interese a los desarrolladores de vivienda tomar este crédito, el desfase era de meses en contra de días, como es la práctica común en el sector inmobiliario.

También se establecieron ajustes que permiten a los trabajadores que se quedaron atrapados tras la crisis financiera de 1994, encontrar una solución justa y con sentido social.

Estas medidas han permitido que Standard and Poor’s tenga la más elevada calificación posible para una hipotecaria, sin embargo, parecería que todavía falta mucho para que esta administración entre en una zona de confort.

La más reciente de Godina, quien ya ha logrado establecer récord en colocación de crédito y acciones de vivienda, es dar a los trabajadores al servicio del Estado acceso a un segundo crédito, como sucede con aquellos quienes están en la iniciativa privada.

Ha realizado un importante ajuste en sus sistemas para que a partir de ya los trabajadores puedan tener acceso a un segundo financiamiento, lo que sin lugar a dudas redunda en una sustancial mejoría en las condiciones de vida de este grupo de trabajadores al permitir el crecimiento de su patrimonio.

VERGONZOSO

Es realmente vergonzosa la gestión que ha tenido Mario Di Costanzo al frente de la Condusef. Va de ocurrencia en ocurrencia inventando supuestos principios de comparación de créditos de diferentes tipos y generando cualquier cantidad de confusiones entre los usuarios de servicios financieros.

Había quienes decían que el nombramiento de este hombre había sido una suerte de concesión del ahora exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray, a un tipo que era íntimo de Andrés Manuel López Obrador.

Ciertamente está en una posición en la que no causa mayor daño, algunas veces risas sardónicas de otros reguladores del sistema financiero y una molestia menor entre los intermediarios financieros, quienes lo ven como menos de un mosquito.

Sin embargo, la coyuntura es bastante buena. Ciertamente el nuevo secretario de Hacienda, José Antonio Meade,
tiene cosas más importantes qué hacer, pero no estaría de más que limpiara la casa de la Condusef nombrando a un presidente serio.

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