Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

14 Sep, 2016

Compaq

Una moderna versión del relato bíblico de David y Goliath es protagonizada por un trío de indomables provenientes de las llanuras de Texas quienes, sin contar siquiera con muebles o línea telefónica, iniciaron su desafío contra la poderosa IBM con el boceto de una computadora dibujado en una servilleta de papel.

Esta es la historia que se resume en el trailer promocional de la película Silicon Cowboys, documental de 77 minutos dirigido por Jason Cohen –nominado al Oscar en 2014 por el corto Facing fear– y que será estrenado en un puñado de salas estadunidenses el próximo 16 de septiembre, tras haber tenido su premiere mundial el 11 de marzo pasado en el festival South by Southwest (SXSW) en Austin.

De acuerdo con la sinopsis del comunicado oficial de prensa, Silicon Cowboys cuenta la historia de los ingenieros en electrónica Rod Canion y Jim Harris, así como del experto en mercadotecnia, Bill Murto, quienes arrancaron la fundación de la compañía Compaq en una cena celebrada hace 35 años en Houston. Una gesta que, a juicio de sus realizadores, es una refrescante alternativa a las ya muy conocidas leyendas de Steve Jobs, Bill Gates y Mark Zuckerberg.

Aquel episodio fundacional está narrado por el propio Rod Canion en el libro Open: How Compaq ended IBM’s domination and helped invent modern computing (BenBella Books Inc., Dallas, 2013) y comenzó a las 6:30 de la tarde del martes 1 de septiembre de 1981. De acuerdo con el primer capítulo, titulado “Un comienzo improbable”, Canion se reunió con Harris en la casa de Murto para echar a andar la idea de un negocio propio.

Como primer paso, y a sugerencia de Bill, cada uno de ellos definió por escrito cuáles serían las metas de la compañía a establecer: generar un ambiente en el que la recompensa fuera proporcional al esfuerzo, en el que el equipo se sintiera libre de hacer aquello que creyera que tuviera sentido y en el que hubiera confianza plena entre sus integrantes. Aquel primer encuentro no duró mucho porque los tres, empleados entonces de Texas Instruments, debían trabajar a la mañana siguiente.

El resto de ese capítulo y los subsecuentes constituyen un compendio de las vicisitudes que trajo consigo el establecimiento de su startup: desde las dificultades para conseguir financiamiento, la decisión de renunciar a sus empleos justo cuando la esposa de uno de ellos estaba a punto de dar a luz, y las múltiples rondas de discusión para definir con qué tipo de producto pretendían irrumpir en el mercado.

El foco se les prendió en una mañana de enero de 1982: crear un dispositivo compatible con la Personal Computer (PC) de la International Business Machine, equipo lanzado a la venta seis meses antes, provisto con el sistema operativo de Microsoft (el famoso MS-DOS) y que se convertiría en el modelo hegemónico en el mercado global. La originalidad consistió en competirle al también llamado Big Blue en un nicho que éste no había explorado: el de las máquinas portátiles.

El objeto que llevaría a la realidad su ambicioso plan de negocios fue imaginado por Ted Papajohn, un diseñador industrial que acababa de retirarse de la tecnologías de la información, y quien fue llamado por los tres emprendedores para discutir el plan mientras tomaban café en un restaurante. Ninguno de ellos llevaba consigo bolígrafo ni papel donde escribir. La camarera le prestó a Ted el lápiz con el que éste dibujó sobre un mantel el esbozo de una computadora ideada para ser llevada a donde quiera, dentro de una caja provista con una agarradera.

La empresa fue bautizada con el nombre de Compaq, última de cinco opciones que les ofreció Name Lab, una firma especializada en marcas que estuvieran libres de conflictos de copyright, signo premonitorio de las batallas legales que IBM libró contra ella por la protección de sus patentes. Desaparecida como marca independiente desde 2002, cuando se fusionó con Hewlett-Packard, Compaq es presentada ahora por Cohen como la heroína sin la cual sería impensable el mundo actual dominado por laptops, tablets y teléfonos inteligentes (México fue parte de la revolución, al ser Bárbara Mair la primera CEO de una empresa de tecnología en el país gracias a esta firma).

Silicon Cowboys podrá ser vista también en México por quienes tengan una cuenta estadunidense de iTunes, donde estará disponible para su descarga también a partir del próximo viernes. Qué mejor homenaje a la portabilidad de Compaq que llevar su épica a todas partes en un iPhone. 

marco.gonsen@gimm.com.mx

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