José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

7 Oct, 2016

La extraña correlación peso-Trump

Un creciente número de “expertos” analistas del mercado de divisas ha identificado la depreciación del peso mexicano con la fortuna política del impresentable Donald Trump, candidato republicano a la Presidencia de EU. Cuando a Trump le va bien en las encuestas a la cotización del peso mexicano frente al dólar le va mal.

Esto se puede apreciar en una gráfica publicada por el Financial Times en septiembre (https://www.ft.com/content/83bfa33c-7dcc-11e6-8e50-8ec15fb462f4) que indica una correlación cercana, sobre todo en este año. El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, declaró que el acceso de Trump a la presidencia tendría consecuencias para México más graves que un huracán de grado cinco.

Tengo la impresión de que Carstens aludía a un ámbito más amplio de secuelas sobre la economía de México que su mero impacto negativo sobre nuestra moneda, aunque reconoció que “el peso se ha vuelto un vehículo de cobertura contra el riesgo de que gane uno de los candidatos que tiene ideas poco convencionales en materia económica y que sí podría tener efectos negativos en nuestra economía”.

Reconociendo que hay un vínculo entre la cotización del peso y la probabilidad de que Trump gane, hay otros ingredientes que es necesario tomar en cuenta. Cuando las encuestas favorecen a Trump, en efecto, el peso tiende a depreciarse, pero que lo contrario no ocurre o no sucede con celeridad comparable.

Después del primer debate entre Hillary y Trump, en el que las encuestas serias dieron el triunfo a la candidata demócrata —Trump, al igual que AMLO, prefiere las encuestas patito que lo declaran siempre victorioso—, no ha habido una recuperación en el precio de nuestra moneda semejante al de su caída previa.

Otro ingrediente es el precio del petróleo con el que también suele haber correlación positiva con el peso, aunque ahora se aprecia un leve impacto favorable por las últimas alzas que llevaron ayer el precio del barril (WTI) arriba de 50 dólares. Aquí las malas noticias nos pegan fuerte y las buenas con menos vigor.

Muchos especuladores están “cortos”; apostaron que el peso se depreciaría, como en efecto ocurrió, pero hoy el costo de mantener sus posiciones se ha elevado con el reciente aumento en la tasa de interés de referencia en México a 4.75%, cuando en EU se mantiene en 0.25%. En adición y dados los niveles alcanzados por el peso, hoy parece más probable su apreciación que una mayor depreciación.

Ello significa que la posición adecuada para los especuladores debiera ser ponerse “cortos” en dólares y apostarle a una apreciación del peso frente a esa moneda, como ha venido ocurriendo en los últimos tres días.

Otros analistas sustentan que la debilidad de nuestra moneda se debe a políticas fiscal y monetaria demasiado laxas que han resultado en un incremento notable de la deuda pública, lo que pone en entredicho la solidez de nuestra economía justamente cuando enfrentamos turbulencia económica a nivel mundial.

Por diversas razones, incluyendo el efecto Trump, el flujo de inversión extranjera ha disminuido por lo que la única forma de saldar el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, que se estima que este año esté por encima de 3% del PIB, es por crédito externo.

Confío en que el flamante secretario de Hacienda, José Antonio Meade, logre revertir el crecimiento del gasto del gobierno y genere un superávit primario —el que excluye el pago de intereses sobre la deuda pública—, al tiempo que el banco central hace lo necesario para prevenir el retorno de la inflación.

Yo sí anticipo una apreciación del peso cuando Trump sea derrotado, como estoy cierto que ocurrirá.

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