Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

12 Nov, 2016

La nueva corriente

Hace dos años escribí en estas páginas que vivíamos un punto de inflexión y a propósito de ello citaba a Ann Applebaun que escribía una columna en la que recordaba que se había encontrado unas fotos de su familia en una boda en Varsovia en el verano de 1939, en la imagen sus antecesores reían inocentemente frente a la cámara, felices, sin saber que unos meses después sus vidas serían sacudidas por la invasión alemana a Polonia en el contexto de la Segunda Guerra Mundial.

En mi columna del martes mi marco de referencia me hacía proyectar el triunfo inequívoco de Hillary Clinton, no sólo por lo que decían las encuestas, sino porque los valores en la sociedad estadunidense hacían imposible un presidente racista, machista, evasor de la ley, se suponía que los valores de los derechos civiles eran más dominantes frente a las corrientes subterráneas que se expresaban en linchamientos raciales, aislacionismo, intolerancia religiosa, proteccionismo, etcétera.

Hace dos años que escribía que se daba un punto de inflexión en el mundo, no tenía claridad hacia dónde se movía. El 8 de noviembre terminaron las dudas, por si el Brexit, Podemos en España, Syriza en Grecia, etcétera fueran sólo un tema pasajero y atípico, producto de condiciones específicas, la elección estadunidense nos muestra que se trata de una corriente que define una nueva era.

La corriente se gestó al calor de la gran crisis económica que comenzó en 2008 en Estados Unidos acompañada de los procesos de transformación económica producto de las eficiencias de las tecnologías de la información y la automatización en las manufacturas e, incluso, en el sector de los servicios lo que provocó que grandes sectores de clase media en los países del mundo desarrollado quedaran dislocados y frustrados encontrando salida en movimientos muchas veces irracionales y autodestructivos.

Tampoco se puede entender esta coyuntura sin los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 que llevaron a una polarización que se ha venido transformando y que hoy vemos expresada en el Estado Islámico, en los ataques de París o Niza y que antes observamos en Madrid o Londres. 

El momento que ahora se dibuja es de mucha polarización, lo que queda demostrado con los primeros rasgos de intolerancia racial y protestas de una gran parte de la sociedad estadunidense. En algunas zonas de la Unión Americana la tensión racial parece contenida por un velo que se puede romper en cualquier momento.

Los incidentes que generaron el movimiento Black Lives Matter, puestos en el contexto de una administración trumpeana tendrán un cariz mucho más peligroso para el tejido social, habrá mucho menos incentivos para no optar por una vía violenta a lo que habrá que sumar el incremento del maltrato que sufrirán los latinos, en especial los mexicanos. Considerando que la mayor parte de la diáspora estadunidense está en México y viceversa, la tensión y conflicto pueden tener consecuencias explosivas en ambos lados de la frontera.

En estos días he escuchado análisis que hablan de un Trump moderado y de impactos económicos acotados, lo dudo, lo de menos son las medidas proteccionistas descafeinadas, o no, que pueda adoptar el Presidente electo de Estados Unidos. El problema radica en que se trata de una corriente de la cual apenas vemos el primer capítulo de las consecuencias de un prólogo que comenzó en 2001 pasando por 2008. En este contexto, México tiene nulo margen de maniobra para el error. Ahora me siento en Francia, el año 1933.

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