Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

18 Ene, 2017

En Quintana Roo fue la crónica de un ataque anunciado

MADRID. Tenemos tres mil cuartos de hotel cerca de Tulum, contó Pablo Piñero, allí vivimos varios meses al año y somos propietarios de un terreno para construir otros tres mil; “Sólo les pido un favor, guarden las pistolas”.

El principal accionista de Bahía Príncipe, un resort en Quintana Roo, se había levantado de la mesa donde cenaba con Lourdes Berho, titular del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM), previa al inicio de la Feria de Turismo de España, para pasar por su esposa Isabel, quien estaba en otra contigua.

Entonces, se percató de que estaban varios mexicanos y, entre serio y en broma, hizo su petición que parecía dirigida a los clientes de una cantina del Viejo Oeste.

Lo que nadie sabía es que en esos momentos estaba en marcha una balacera en Cancún que, hasta el cierre de esta columna, provocó dos muertos y cuatro heridos.

Quizá, lo más grave del caso es que, como en la novela de Gabriel García Márquez, era la “Crónica de una balacera anunciada”, pues los empresarios de la plaza se habían reunido, al menos, siete veces con Carlos Joaquín, gobernador de Quintana Roo, o con miembros de primera línea de su equipo para exigirles que reforzaran la seguridad.

El último de estos encuentros ocurrió apenas el viernes pasado, cuando miembros del Consejo Coordinador Empresarial del Caribe le dijeron a Francisco López Mena, secretario General de Gobierno de Quintana Roo, que era urgente cuidar este aspecto.

“Va a haber violencia”, anticiparon, según la versión de uno de los asistentes que pidió no ser citado y esto fue lo que ocurrió el domingo y, ahora, ayer martes.

Una jornada que comenzó con la aparición de una narcomanta en Playa del Carmen, que decía, amenazante, “esto es una muestra de que ya estamos aquí, fue por no aliniarte (sic). Phillip BPM. Es el inicio vamos a cortar las cabezas de golfos, pelones y chapulines. El FayoZ”.

Un escenario que de acuerdo a la percepción de los empresarios de Quintana Roo, con los que habló el autor de esta columna, tiene que ver con la presencia del narcomenudeo en la plaza y la disputa de la misma, luego del cambio de gobierno.

La expectativa no cumplida de castigar por diversos delitos al gobernador anterior, Roberto Borge, para no mencionar otras promesas pendientes, como evitar la contaminación del mar por falta de drenaje, han revelado debilidad por parte de la administración actual.

De hecho el fin de año circularon por las cuentas de redes sociales de los propios empresarios, fotos de Borge vacacionando en Vail y en algún otro destino de nieve en Canadá.

Enrique de la Madrid, titular de Turismo, había declarado 12 horas antes de la balacera en Cancún que no iban a negar los hechos previos en Riviera Maya y que a la Sectur le tocaba coordinar los esfuerzos de seguridad, como una condición para el crecimiento de este sector.

En la cena que ofreció a los empresarios españoles, refrendó la importancia de la seguridad, pero como dijo Piñero, las pistolas ya estaban afuera.

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