Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

20 Feb, 2017

El gobierno apuesta por la estabilidad

Es evidente que México prefirió sacrificar el crecimiento de la economía en lugar de romper la estabilidad de las variables macroeconómicas. Es decir, mejor crecer poco con estabilidad que mucho con desequilibrios.

Lección aprendida en 1991, cuando la economía creció más de 8% y un año después nos declaramos en suspensión de pagos; con inflaciones que destruyeron el patrimonio de las familias y dejaron sin trabajo a millones de mexicanos.

Desde hace, cuando menos, dos décadas, la política económica de México ha privilegiado dos principios, la estabilidad económica y la apertura comercial. No ha sido una mala apuesta. Hoy, México crece a ritmo promedio anual de 2% en momentos en que todos los países latinoamericanos están en la recesión y cuando la economía mundial apenas crece.

Los datos duros dicen que la apuesta de México ha sido la buena. Es verdad que las finanzas públicas están en la línea de fragilidad, que el subempleo es enorme, que la deuda supera 40% del PIB y que el desequilibrio fiscal completo llega casi a 5% del PIB, pero, con todo eso, la economía ha crecido cerca de 2% anual promedio.

En el mundo, las economías desarrolladas tienen deudas que superan en 100% el PIB; el desempleo, con excepción de EU, anda por encima de 10% de la población económicamente activa; los déficit de las finanzas públicas son escandalosos, arriba de 20% del PIB, y el crecimiento económico ha desaparecido hace varios años.

Y ahora, con la ola proteccionista mundial, las cosas empeorarán. Inglaterra y Estados Unidos están poniendo el ejemplo en materia de proteccionismo y cerrazón y eso podría provocar una recesión mundial.

México crece poco, pero crece; mantiene niveles razonables de desequilibrio en su balanza comercial, su inflación es baja y está controlada; el déficit público total, la parte más débil, apenas llega a cerca de cinco por ciento .

En este panorama, el Banco de México acaba de subir la tasa de referencia a 6.25%, una de las más altas del mundo y, con ello, aunque amarra los equilibrios macroeconómicos, golpea severamente el crecimiento de la economía.

Hace algunas semanas se pensaba que la economía mexicana podría crecer alrededor de 2%; luego, por debajo de esa cifra y ahora hay quienes incluso dudan de que haya crecimiento.

Pase lo que pase, México mantendrá razonables equilibrios en sus principales variables, aunque persiste el peligro de unas finanzas públicas débiles porque nadie en el gobierno tiene los tamaños para hacer un recorte del gasto público como el que se requiere; porque los estados y municipios siguen gastando en exceso y en necedades y porque, a fin de cuentas, los gobiernos mexicanos hacen lo necesario, pero nunca lo indispensable.

Un ajuste severo en las finanzas públicas evitaría el crecimiento de la deuda y abriría espacios para bajar impuestos, porque hoy la competencia es ver quién cobra menos, no quién cobra más.

La última amenaza de Trump es que bajará impuestos a empresas y personas y, si logra hacer eso, México estará en problemas, porque no hay margen para bajar impuestos.

Pero, a fin de cuentas, la apuesta es buena: es mejor mantener equilibrios macro y baja inflación, que crecer desaforadamente.

En esa tesis del crecimiento sin control y con profundos desequilibrios sólo la creen los populistas.

Hasta la próxima… Y no deje de seguirme en mi página de FB Perspectivas de Luis Enrique Mercado.

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