Darío Celis

Tiempo de negocios

Darío Celis

14 Mar, 2017

El dilema de Peña

La decisión más importante de un presidente priista es designar a su sucesor. Por ello, el dilema más grande que enfrenta Enrique Peña Nieto es si su canciller, Luis Videgaray, termina al final del año un buen acuerdo comercial con Estados Unidos y recibe como premio la candidatura del PRI.

Peña y Videgaray van a jugar en el filo de la navaja con los tiempos de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y los tiempos políticos de su partido: enero de 2018. ¿Pero cuáles son las aduanas que el exsecretario de Hacienda debe librar para obtener el premio?

1.- Wilbur Ross, secretario de Comercio estadunidense, determinó los meses de junio y julio como fecha clave para iniciar negociaciones del TLCAN. En la misma semana pasada había dicho que sería hasta fin de año. Ross anunció que en dos semanas enviará al Congreso la carta de aviso de 90 días antes de iniciar las negociaciones comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá.

2.- Pero la última palabra la tiene el Congreso. El Senado de Estados Unidos es quien liberará la Autorización para la Promoción del Comercio (TPA), aval que requiere la administración de Donald Trump para iniciar la renegociación con México bajo el esquema de fast track.

3.- Sin embargo, el Congreso todavía no ratifica al titular del la Representación Comercial, la USTR por sus siglas en inglés, pieza fundamental en la renegociación y cuyo nominado es Robert Lighthizer. En el gobierno de George Bush esa posición la ocupó Carla Hills, como jefa de la negociación del TLCAN.

4.- Hay un acuerdo preliminar de los tres países de negociar un nuevo acuerdo comercial, pero no se sabe si éste será un trilateral o dos bilaterales. Trump quiere dos bilaterales, México quiere un trilateral y para Canadá hay temas que quiere que sean bilaterales y otros entre los tres países.

5.- Las cámaras de Senadores y Diputados de México, así como muchas otras dependencias del gobierno federal, no han sido tomadas en cuenta para definir la forma en cómo van a participar. Y en el sector privado los criterios e intereses en los organismos empresariales son muy heterogéneos.

6.- El fantasma que va a acompañar las renegociaciones es la prisa del canciller Videgaray por terminar las pláticas en enero. Ya la semana pasada se apresuró a corregir a Wilbur Ross sobre los tiempos de inicio, pero éstos no dependen del secretario de Comercio, sino del Congreso estadunidense.

7.- Y como al Congreso no le corre prisa, puede pasar lo que nadie quiere en Los Pinos y entre la clase política: que Donald Trump y su gobierno se conviertan en un factor político de decisión en las próximas elecciones presidenciales de 2018 y, específicamente, en el abanderado tricolor.

8.- Imagine un escenario en el tercer trimestre de 2017: que las renegociaciones no hayan arrancado en forma, que el presidente Enrique Peña no haya optado por entre Miguel Osorio Chong, Eruviel Ávila, José Antonio Meade o Aurelio Nuño, porque Luis Videgaray todavía no se habrá autodescartado.

9.- Que ese mismo retraso genere más presiones económicas por la incertidumbre de la futura relación comercial con Estados Unidos, lo que tendrá impacto en la política monetaria de un Banco de México que por esas semanas estará dejando Agustín Carstens.

10.- Trump no sólo se habrá metido de lleno en la sucesión presidencial de 2018, así como Peña se metió, sin quererlo, en las elecciones de Estados Unidos. Trump también, sin proponérselo, se estará metiendo en el relevo del Banxico.

LEASING OPERATIONS

Está muy cerca de llegar a un convenio concursal la arrendadora Leasing Operations, de Javier Téllez-Girón, la misma que en enero de 2015 se declaró en concurso mercantil por un monto superior a los mil 400 millones de pesos.

Apoyan la reestructura Nafinsa, de Jacques Rogozinski; BBVA-Bancomer, de Eduardo Osuna; Scotiabank, de Enrique Zorrilla; Bajío, de Santiago Oñate, y Bx+, de Antonio del Valle, ante la solitaria oposición de un grupo de tenedores de Cebures representados por Monex, de Héctor Lagos. El convenio ofrece pago a los acreedores con los créditos fideicomitidos y, en caso de algún saldo, se le entregará a la empresa controladora.

Esto permitirá, en menor escala, que siga operando. A los que no tienen ese privilegio del fideicomiso y que son acreedores comunes sin garantía, se les está ofreciendo el pago de sus créditos con las acciones que le entregaron a la holding con base en el valor del mercado.

BANORTE, MÁS A GEO

La reestructura que no levanta es la de Geo. Tan es así que se comenta que Banorte, presidido por Carlos Hank González, está pensando seriamente en meterle otros mil 500 millones de pesos.

Serían ya cuatro mil 500 millones en menos de dos años lo que este banco pudiera estarle inyectando a la maltrecha viviendera que fundó Luis Orvañanos. Geo ha resultado un auténtico dolor de cabeza para Banorte. La primera capitalización se diluyó con las pérdidas que en 2016 reportó la compañía. Tan sólo en el último cuatrimestre registró una pérdida neta de dos mil 793 millones de pesos.

La entrada de Juan Carlos Braniff como socio del banco con 500 millones, tras la salida del concurso mercantil, no funcionó. El mismo Hank le dio las gracias y por eso contrataron a Juan Carlos Díaz Arelle como nuevo director.

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