David Páramo

Análisis superior

David Páramo

5 Jun, 2017

El cáncer populista

El populismo es un cáncer que comienza con la intención de los políticos por lograr el poder usando al pueblo, al que terminan causando males muy superiores de los que pretendían corregir.

El populismo no es un mal propio de la izquierda, se da en todas las creencias políticas. Hacer advertencias sobre esta enfermedad no se trata de una lucha en contra de tal o cual partido político.

La forma en la que se han venido dando las elecciones en México ponen al país en riesgo de caer en estas prácticas por políticos irresponsables que no pueden ver más allá de ganar la siguiente elección, olvidando el proceso democrático de contratación de proyectos de largo plazo.

Es necesario tener claridad en que la población se pone en situaciones de riesgo al ser bastante laxo con las cosas que dicen los políticos. Esa idea generalizada de que en campaña casi pueden decir y hacer casi cualquier cosa, puesto que estos tipos siempre mienten.

Durante las últimas semanas el Consejo Coordinador Empresarial ha realizado una muy loable campaña advirtiendo de los riesgos del populismo; sin embargo, en una y otra ocasión Juan Pablo Castañón ha tenido que explicar que no se trata de una campaña en contra de algún partido político, sino de la advertencia sobre el grave, muy grave, peligro en el que estamos.

IDENTIFICACIÓN

Para identificar a un populista es necesario analizar los siguientes puntos.

Primero. El populista asegura estar con el pueblo. Ser él quien representa los intereses, anhelos y deseos de la población, pero que sólo se llega a estos a través de él. Ser esa persona que vive para ellos y sólo para ellos, por lo que a cambio la población debe seguirlo ciegamente.

Recuerde cuando Eva Perón decía que ella había decidido ser Eva para encarnar los deseos y las necesidades de sus descamisados. Al tiempo, pedía que la gente la adorara en actos masivos como si fuera la madre de todos.

Segundo. El populista está convencido que él y solo él tiene las soluciones correctas, absolutamente, para todas las necesidades del país. Está seguro de que conoce todos los temas y su palabra es la ley.  Sus decisiones ejecutivas son inapelables, una suerte de actos de inspiración casi divina que les permite saberlo absolutamente todo.

José López Portillo y Luis Echeverría tomaban decisiones ejecutivas sobre inversiones y el destino del país al calor de cualquier acto político. A Nicolás Maduro le hablan pájaros que le dan señales sobre los designios de otro iluminado como Hugo Chávez, quien interpretaba directamente los pensamientos de Simón Bolívar.

Tercero. El populista cree conocer el secreto de la felicidad de todos los habitantes que están con él y lo siguen con la debida sumisión. Para él solo existen dos tipos de personas: sus leales quienes merecen todo tipo de felicidad, que el populista conoce.

Y quienes no están con ellos son miembros de la oligarquía, la mafia del poder, los retrógradas y cualquier otro epíteto que descalifica entre pueblo bueno y pueblo malo.

SOLUCIONES

Cuarto. El populista está convencido de que con él se acabarán todos los males de la población como la corrupción, injusticias sociales y cualquier otro problema que afecte a las mayorías. Trata de hacer creer que él y sólo él representa la honestidad del gobierno.

Si en su entorno se presentan actos de corrupción o ineficiencia, todo es culpa de un complot o de una trampa en la que no tuvo que ver ni sus leales que fueron engañados por la mafia que les persigue.

Quinto. Estos personajes no tienen ningún tipo de restricción presupuestal. Creen que tratándose de algo que ellos consideran como justo los recursos alcanzan absolutamente para todo. Algunas veces sólo prometen que el dinero saldrá de evitar la corrupción (por un acto de magia) y por algo que únicamente sólo puede resumirse como bla, bla, bla, bla

Para ellos los recursos son ilimitados y caen del cielo o algo así. Algunos se dan el lujo de buscar, en la lucha de clases, la desaparición de los empresarios a quienes consideran sus enemigos si no son suficientemente sumisos a los caprichos del gobernante.

Se les olvida que el gobierno no fabrica dinero, sino la contribución de los miembros de la sociedad.

Sexto. Cuando las cosas no le funcionan a los populistas, como es lógico, jamás aceptan ninguna clase de responsabilidad. Siempre se dicen víctimas de un complot que va desde culpar a los gringos como lo hace Maduro o en su momento lo usó como escudo Fidel Castro.

Aseguran que hay una conspiración en su contra por la cual no logran cumplir con sus promesas. Muestran su cara más agresiva y, por lo tanto, persiguen a todos los que consideran como enemigos del pueblo bueno.

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