David Páramo

Análisis superior

David Páramo

16 Jun, 2017

La extraña Coparmex

Cuando la iniciativa privada debería estar totalmente centrada en establecer un frente común en contra del populismo –un grave peligro para México que ha venido creciendo a la par de absurdas interpretaciones sobre la realidad nacional y lo competido de las elecciones–, hay organismos cúpula, como la Coparmex, que siguen una agenda bastante exótica.

Gustavo de Hoyos ha buscado una suerte de distanciamiento no únicamente con su antecesor, Juan Pablo Castañón, que ahora encabeza el Consejo Coordinador Empresarial, sino de miembros verdaderamente fundamentales dentro del sindicato patronal. Estos rompimientos han sido tan fuertes, que incluso algunos miembros decidieron dejar de patrocinarlos.

A principios de enero, cuando había verdaderas oleadas de pánico por la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos, el gobierno anunció el Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y Protección de la Economía Familiar, en el cual buscaba, más que acciones concretas, enviar un mensaje de tranquilidad, a pesar de que algunas de ellas, como la repatriación de capitales, han funcionado bastante bien.

En ese momento, el presidente de la Coparmex tomó la decisión de no firmar el acuerdo, sino que, incluso, se quejó de que no había sido debidamente informados con la debida oportunidad y que no conocían los términos concretos de lo que se signó. Si bien es cierto que algunos lo tomaron como un acto democrático y hasta alabaron la valentía del dirigente de la iniciativa privada, que no se doblegó ante lo que muchos imaginaron como una imposición del presidente, Enrique Peña Nieto, lo cierto es que, al interior de la IP, se tomó como una acción absurda de rebeldía en contra de los liderazgos del CCE y los grupos de mayor poder económico.

REBELIÓN

De Hoyos, a partir de ese momento, ha venido arreciando en los actos que no necesariamente son compartidos por el CCE sino que, además, ha buscado establecer que él tiene su fuerza dentro de los micro y pequeños empresarios, enviando un mensaje bastante sutil en contra de los grandes aportantes a la Coparmex.

Más allá, ha comenzado a buscar una gran cantidad de banderas para mantener una suerte de discurso para presionar al gobierno. Cuando no está realizando campañas bastante raras, según las cuales se deberá blindar la economía sin importar quién gane (evidentemente, no ha podido bordar más sobre el tema, puesto que es privilegio del gobernante manejar las políticas económicas), trata de mantener viva la idea de un consejo fiscal independiente.

Sí, es una idea que lo mismo ha sido mencionada por el Fondo Monetario Internacional, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado y ahora es retomada por la Coparmex como si fuera la panacea. Independientemente de que la Secretaría de Hacienda, encabezada por José Antonio Meade, no considera oportuno el tema ni tampoco garantiza que mejorará la eficiencia en la recaudación y la ejecución del gasto público, se trata de uno de esos asuntos que se tocan como una intención de generar agenda (lo que debe ser leído como notoriedad) y retomar fuerza.

INTENCIONES

Algunos consideran que De Hoyos está actuando de buena fe y que está interesado en buscar lo mejor para sus agremiados, especialmente los de menor tamaño; sin embargo, otra lectura es que está dispuesto a lograr la presidencia del CCE, sin embargo, eso es prácticamente imposible, considerando que se tomaron decisiones extraestatutarias en favor de la Coparmex.

Otros más están convencidos de que este representante de la iniciativa privada está intentando construir un futuro político.

La realidad, al menos hasta donde es verdaderamente importante, es que la Coparmex y sus directivos deben cerrar filas con los intereses superiores de la iniciativa privada.

La lucha en contra del populismo, que puede venir de cualquiera de las corrientes políticas del país, debe ser una prioridad para la iniciativa privada.

Ciertamente, parece un lugar común hablar de unidad y de la relevancia que tiene en estos momentos que las voces del empresariado actúen como un coro para proteger lo que con gran esfuerzo, no sólo de ellos, sino del gobierno, los trabajadores y, en general, la sociedad, han hecho durante más de dos décadas para construir un país que no sólo no es resiliente sino antifrágil, es decir, que tiene la capacidad de aprovechar las crisis y lograr mayores estadios de bienestar. El presidente de la Coparmex no puede, de ninguna manera, mantener una posición agresiva-pasiva con el resto de la iniciativa privada, puesto que, si bien es cierto que la Coparmex ha sido una institución verdaderamente ejemplar, lo cierto es que la gestión de su presidente podría generar gravísimos problemas ante los retos que enfrenta el país.

REESTRUCTURACIÓN RESPONSABLE

El gobierno de Chihuahua, a cargo de Javier Corral, ya tuvo el primero y buen resultado de su gestión en el manejo de la desproporcionada deuda que dejó su antecesor. Así, la reestructuración de la deuda pública que realiza la Secretaría de Hacienda estatal, que lleva Arturo Fuentes Vélez, es destacada, pues las cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público federal no mienten. El saldo de la deuda total al primer trimestre de 2017 se redujo en 228 millones 304 mil pesos respecto al cierre de 2016. La iniciativa enviada al Congreso del estado para solicitar se autorice reestructurar la deuda bancaria establece ahorros a través de la reducción en el pago de intereses, pues se hará a través de un proceso competitivo, en el cual los bancos con los que se contrataron los créditos pueden ofrecer mejores condiciones. Fuentes Vélez ha explicado puntualmente a los legisladores locales que no se adquirirá más deuda y no se ampliará el plazo de pago, lo cual es una visión muy responsable y traerá beneficios para las finanzas del estado. Así las cosas, con el plan de ahorros del gobierno de Corral redundará en el bienestar de todos los chihuahuenses.

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