Superar la primera meta de la Agenda 2030 desde México

Acciones contra la pobreza -
De lo local a lo nacional, tenemos miles de posibilidades de revertir esta situación. Foto: Pablo Eguiarte
De lo local a lo nacional, tenemos miles de posibilidades de revertir esta situación. Foto: Pablo Eguiarte
Las negociaciones para aprobar la Agenda post-2015 han finalizado con la creación del documento final “Transformar nuestro mundo la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible”. Este documento, definido como el “Plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad”, tiene como propósito fortalecer la paz universal dentro de un concepto más amplio de la libertad. 
 
Al leer los 17 objetivos de la agenda, que incluyen 169 diferentes metas, no se puede sino ser incrédulo al respecto de los resultados que proyectan; el primer enorme objetivo se postra ante nosotros como salido algún libro mágico e inspirador: Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo. En letras más pequeñas se encuentran las palabras para apagar las esperanzas de manera inmediata: que nadie viva con menos de 1.25 dólares por día, en todo el mundo, para el año 2030.
 

¿Qué significa esto para México?

 
Primero, revisemos algunos datos; de acuerdo con datos del CONEVAL, la línea de bienestar mínima –alimentaria, mas no alimentaria urbana- es de 2614.82 pesos, un aproximado de 5 dólares por día por persona. En México 11.4 millones de personas  en pobreza extrema viven con menos de este estimado. Es decir, la meta ya se encuentra superada, pero quedan con 5.77 pesos para esparcimiento, vivienda, vestido, educación, etc.
 
En efecto, el objetivo toma el aspecto de una gran burla, acompañada de retos enormes.
 
En realidad esta meta de la Agenda 2030 quiere reducir a la mitad de los que viven bajo la línea mínima de bienestar mínimo y erradicar la pobreza extrema. Pero, ¿cómo podría ser posible si con los Objetivos de Milenio (ODM) pudimos apenas disminuir el 14% de esta población?
 
Por ende, los programas sociales de este sexenio -como la Cruzada Contra el Hambre- deberían ser más cuidadosos al declarar la efectividad de sus resultados ya que solo podemos encontrar pequeñas muestras, como en la Encuesta Panel del CONEVAL, que enunciaba un éxito del programa de un +50% en la reducción de pobreza alimentaria tomando como muestra sólo cuatro municipios,  acompañado de declaraciones que rezaban que nadie podía negar el avance de la Cruzada. 
 
 
No se puede ignorar la relación entre el reducido crecimiento económico y las acciones que se toman para el impulso del mismo, que son las que mantienen al país en la espiral de pobreza. Esto, acompañado de nuevas leyes que reducen los beneficios sociales en lo laboral y educativo, programas que fomentan el autoempleo -casi siempre fomentando servicios de corte técnico- o dadivas temporales,  tienen a la población trabajando cada día para ganar el mínimo, gastar el máximo y crecer lo menos.
 
Si en algún momento estos programas fomentan la educación se encuentran al final de la línea con universidades que buscan crear “profesionistas” a bajo costo con aprendizajes poco productivos para las necesidades del país.  
 
Tenemos retos del tamaño del primer objetivo de la Agenda 2030; la volatilidad económica internacional es algo de lo que no se puede escapar y es un punto que no se distingue de manera importante en la planeación de esta Agenda, pero si dentro de este país no decidimos cambiar la manera en la que impulsamos la economía, nuestros propios desafíos y nuestros propios mecanismos para el cambio, ¿cuándo podremos esperar que más de la mitad de la población mexicana salga de la pobreza en todas sus dimensiones? 
 
De lo local a lo nacional, tenemos miles de posibilidades de revertir esta situación. Debemos olvidar antiguos paradigmas y crear nuevos esquemas, voltear a ver ejemplos exitosos de crecimiento y adaptarlos a las necesidades de los mexicanos; revalorizar nuestros recursos naturales, recordar nuestras costumbres y hábitos alimentarios y comenzar a olvidar el consumo de productos innecesarios que además cuestan miles de millones de pesos en salud.
 
Focalizar las acciones de los programas productivos en los verdaderos sectores vulnerables; debemos recordar que “los más pobres entre los pobres” son en realidad las personas que pueden desarrollar grandes impulsos a la activación agrícola. Nuestro país cuenta con un sinfín de posibilidades y de nuevas ideas que desde la Sociedad Civil, de manera focalizada pueden volverse grandes oportunidades para la población, y para tener éxito en las metas a las que México se ha suscrito. 
 

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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