Lecciones financieras que aprendí luchando contra la obesidad (Parte III)

Como describí en la primera parte de esta serie, para adelgazar y mejorar tus finanzas, lo mejor es empezar cuanto antes. En la segunda parte resalté la importancia de crear una estrategia informada para cambiar tu estilo de vida a largo plazo. En esta tercera y última parte veremos algunas estrategias para adelgazar y mejorar tus finanzas al mismo tiempo, usando a la pereza como tu aliada. Veremos los dos distintos tipos de fuerza de voluntad: la pasiva y la activa, la fuerza de no hacer nada, y la fuerza de hacer algo.

Por ejemplo, para adelgazar, debes tener la fuerza de no comer ese rico pastel, pero también la fuerza de hacer ejercicio. En finanzas, debes tener la fuerza de no comprar ese par de zapatos, pero también la fuerza de procurarte mayores ingresos e invertirlos.  En cada caso, se requiere una estrategia distinta.

8. Sácale jugo a tu pereza

Se dice que la fuerza de voluntad es como un músculo, que se cansa después de una sesión de ejercicio extenuante, pero se fortalece a largo plazo. Por ejemplo, si llevas una hora resistiendo un plato de galletas frente a ti, quedarás “cansado” en ese momento y será más difícil negarte al pastel que te traerán más tarde; sin embargo, si logras la hazaña varias veces, tu auto-control será invencible. Algunos refutan esta teoría y señalan que la fuerza de voluntad depende más de tu actitud. Pero todo este debate me tiene sin cuidado, porque la mejor fuerza de voluntad es… ¡la que no necesitas! Nada mejor para vencer una tentación, que alejarla para que te dé muchísima flojera ir por ella.

Cuando tu meta requiere de abstenerte de algo,  la creación de un ambiente propicio es fundamental. Yo parto desde el supuesto de que mi flojera es más poderosa que mis más fervientes deseos, y este supuesto nunca me ha fallado. Voy al súper con el estómago lleno y evito comprar galletas, quesos y pan dulce. Cuando el hambre ataca en casa, no me queda más remedio que preparar las verduras y granos que hay en la alacena… ¡qué flojera salir a comprar otra cosa! Pero si tuviera una hamburguesa enfrente, me la zamparía en dos segundos. Lo mismo sucede con las finanzas: es más fácil decir “no voy al centro comercial”, que estar ya en una tienda y decir “no me compraré estos estúpidos y sensuales zapatos que me acabo de probar y me quedan perfectos”.  Pon espacio entre ti y tu tentación pecaminosa.  La distancia es tu mejor amiga.

Pero, ¿qué hay de las fiestas llenas de comida engordadora? Como no se trata de hacer dietas, sino de un estilo de vida sostenible, como algo antes de salir de casa: de este modo disfruto de la convivencia y la comida, pero no dejo demasiado espacio en mi estómago para malpasarme. Así también, si las tentaciones para gastar te abruman cuando sales a la calle, puedes usar estrategias como no cargar la tarjeta y tener menos efectivo en la cartera. Si tienes que volver a casa por dinero para comprar algo, es menos probable que te tomes la molestia.

9. No dejes vacíos

Es muy común el consejo de no prohibirle a los niños, sin antes darles un sustituto. “En lugar de dibujar en la madera del comedor, mira: aquí tienes una cartulina”. Consecuentemente, si he dicho “no voy al centro comercial” debo sustituir esa experiencia por otra, de preferencia más estimulante y atrayente, pero que no me aleje de mi meta financiera.  Yo tengo a la mano la cartelera cultural de mi ciudad, y programo reuniones con amigos y familiares los fines de semana. Si no habrá postres en tu casa, ¿qué otra opción saludable y sabrosa pondrás a tu disposición? ¿Chocolate 90% cacao? ¿Tus frutas frescas favoritas?

También debes llenar tu vacío mental y emocional. Si extrañas la sensación de confort al comer una dona glaseada o al comprar algo, tienes que sustituirla por conforts distintos. Diversifica tus placeres: leer, meditar, hacer ejercicio, platicar con amigos… hay una enorme variedad de experiencias deliciosas aguardándote.

10. El hábito: un truco para holgazanes

Cuando tu meta de pérdida de peso o financiera exige acción, no tienes otra alternativa que  esforzarte… en un principio. Dependiendo de la persona, un hábito puede tardar en formarse entre 19 días y 9 meses. Durante este tiempo requerirás de una gran dedicación, pero la buena noticia es que una vez que formas el hábito, realizarás la actividad con poco esfuerzo físico y mental, casi automáticamente. Por eso el hábito es el mejor de los sirvientes, y el peor de los amos.

11. Bajar de peso ayuda a tus finanzas

Bajar de peso puede ayudar a mejorar tus finanzas por las siguientes razones:

1. Las personas delgadas son más atractivas, y las personas atractivas ganan más dinero.

2. Las personas delgadas son más saludables, y cuando tienes salud puedes trabajar mejor, concentrarte y, consecuentemente, mejorar tus ingresos y tu calidad de vida.

3. El costo de vida de las personas delgadas es más bajo, porque el estilo de vida activo que promueve la pérdida de peso suele ser más barato: consumir menos productos procesados costosos, comer menos en la calle, usar menos el automóvil, realizar tus propias tareas domésticas, entretenimientos menos sedentarios, y gastar menos en médicos y medicinas.

La obesidad es una enfermedad que puede causar muchas otras enfermedades, del mismo modo que los problemas financieros afectan prácticamente todas las demás áreas de la existencia, como la familia, la salud y el trabajo. Haz algo hoy mismo, sin importar lo pequeño que sea, para mejorar estas dos áreas de tu vida. Pequeñas acciones diarias y pequeños cambios en tu entorno se suman para dar grandes resultados. Como dijo Confucio: "No importa si se avanza poco; lo importante es no parar". 

*DR