Edgar Amador

Edgar Amador

26 Jun, 2023

La Fed llegó tarde a la fiesta y se quiere ir temprano

Incluso, ellos mismos lo han aceptado: el banco central de los Estados Unidos (la Fed) cometió un error al demorar demasiado en iniciar el alza de sus tasas de interés para combatir la inflación que se les salía de control. Desoyendo voces que advertían que la reflación no era, como afirmaban en ese momento, temporal, la Fed comenzó a subir muy tarde. Cuando vio que la inflación se escapaba, tuvo que acelerar sus alzas para alcanzarla, pero sus acciones y palabras recientes muestran que ahora corremos el riesgo de que la Fed se vaya de la fiesta antes de tiempo.

Los datos muestran una regularidad en la historia financiera de los Estados Unidos: que la Fed nunca domó a la inflación con una tasa real negativa. Es decir, sólo pudo controlarla con una tasa nominal sustancialmente superior a la inflación. Casi cualquier medida que se use sugiere que no es el caso, que la tasa real en los Estados Unidos no es lo suficientemente positiva (restrictiva) para lograr que la inflación descienda hasta la meta de la Fed. 

Y sin embargo, a pesar de que es muy difícil argüir que la Fed se encuentra en una posición suficientemente restrictiva, en su reunión de hace dos semanas los funcionarios de esa institución decidieron no aumentar sus tasas de interés de referencia…aunque dijeron que podrían subirlas de nuevo en julio.

¿Por qué pausar si varios datos muestran que el descenso reciente de la inflación general se debe a la caída de los precios de la energía y otros factores volátiles, y que los precios más estables de la economía siguen aumentando sólidamente por encima de las metas?

¿Por qué si ya se equivocaron una vez siendo tibios cuando las señales de inflación eran claras, vuelven a la tibieza cuando los datos no muestran una clara baja de las presiones inflacionarias más persistentes?

Creo que la historia económica no será muy benevolente con la gestión de Jerome Powell. Su costoso error en 2021 de juzgar al fortísimo choque inflacionario como temporal llevó a que el descontrol de precios se extendiera a prácticamente todos los sectores de la economía, y lo errático de las decisiones y el titubeo en las comunicaciones han hecho que La Fed de Powell carezca de la claridad, contundencia y constancia con la que bancos centrales de varios países de economías emergentes se han conducido en el actual episodio inflacionario- ¿Por qué?

La explicación más generosa es que están muy preocupados con la posibilidad de una recesión económica. A pesar de que las cifras laborales, y del dominante sector de los servicios, muestran una continuada fortaleza, varios síntomas apuntan a que un tropezón económico podría estar cerca en los Estados Unidos. En este escenario la inflación cedería de “manera natural”, al deprimirse la demanda, y la Fed no querría aparecer como la villana que subió las tasas más de lo debido, precipitando recesión y desempleo.

Hay otras explicaciones posibles, que remiten sin embargo a la anterior. Una bastante aparente es que dentro del Comité de decisión de la Fed la decisión es muy amplia, pues aquellos que piensan que es necesario seguir aumentando tasas son tantos como quienes pugnan por pausar, e incluso recortar. En este escenario, Powell buscó una salida salomónica al proponer dejar las tasas sin cambio en la reunión de junio, esperando que los datos de los próximos dos meses muestren una economía más débil, y por tanto, una inflación claramente a la baja.

Pero la Fed se equivocó ya una vez. Y fue hace poquito. Y la equivocación fue calamitosa. Debido a esos yerros, y a la poca fortuna de sus pronósticos en los meses recientes, la credibilidad de la Fed y su titular en los mercados globales no es la mejor. Esto no es menor. La credibilidad de la Fed es quizá el activo más importante de la política monetaria, y no únicamente en los Estados Unidos. Una Fed poco creíble dificulta el trabajo para todos los demás, incluso para los que hacen las cosas bien.

Ante el déficit de credibilidad que parece haber en el mercado respecto de las acciones y previsiones de la Fed, comprar un poco de credenciales anti-inflacionarias incrementando las tasas de interés marginalmente parecería ser un precio bajo. Pero la Fed tiene otros cálculos.

Lo irónico es que la lógica de la Fed es convincente: la economía de los Estados Unidos debería ya de reaccionar al apretamiento monetario más agresivo de las últimas cuatro décadas. Es muy inusitado que la economía siga tan fuerte, el desempleo tan bajo, la producción tan sólida, luego de casi dos años de ajustes de tasas. La verdad es que ha resistido más de lo esperado. Ha sido sorprendentemente fuerte. La acción reciente de la Fed tiene lógica, ya es hora de que la economía y el mercado laboral aflojen.

¿Pero y si no? ¿Y si el voluptuoso estímulo monetario y fiscal obsequiado en la pandemia sigue alimentando el consumo y la inversión mundiales, y continúan incrementando la demanda por bienes, servicios y trabajadores, a pesar del incremento de tasas y la tímida reducción de liquidez? ¿Y si el apretón necesario es más fuerte del que la Fed ha llevado a cabo hasta el momento? ¿Y si el nivel de equilibrio de la tasa de la Fed, bajísima, casi cero, antes de la pandemia, se ha remontado y ahora es bastante más alta, digamos 4-5 por ciento? ¿Y si la Fed, que llegó tarde a la fiesta anti-inflacionaria, se está yendo demasiado temprano?

 

 

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