José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

8 Feb, 2019

Líderes parlanchines

El presidente de EU, Donald Trump, dio el martes el tradicional discurso ante el pleno del Congreso en el que informa el “estado de la unión” que, como es su costumbre, no pasó de ser un recuento de las obsesiones y fantasías quiméricas de un hombre delirante.

Como todas sus arengas, ésta estuvo llena de lugares comunes, sensiblería cursi y la búsqueda del aplauso fácil, que le fue regalado por sus obsecuentes aliados republicanos.

Apenas horas después de esta perorata el Washington Post ya había contado 30 mentiras o exageraciones, algunas meras repeticiones de falsedades de las que los medios ya lo habían alertado, lo que en la mente impenetrable de Trump es irrelevante, pues él vive en su realidad aparte.

Algunas de las más notables falsedades fueron:

“Nuestro nuevo acuerdo comercial con México y Canadá que remplazará al TLCAN –el peor tratado comercial en nuestra historia—… regresará trabajos a la industria, crecerá la agricultura, protegerá la propiedad intelectual…”.

El nuevo convenio hizo algunos cambios positivos que estaban ya acordados en el TPP, del que Trump sacó a EU, pero otros como mayores requisitos de contenido regional, salarios mínimos y más normas, son muy nocivos, pues equivalen a comercio regulado burocráticamente y no libre.

“La ciudad fronteriza de El Paso, Texas, solía tener una alta tasa de crímenes violentos —de las más altas del país—… Ahora, con una poderosa barrera en su lugar, El Paso es una de nuestras ciudades más seguras”.

La barrera que divide a El Paso de Ciudad Juárez existe desde hace décadas, fue ampliada en 2009. Sin embargo El Paso era la tercera ciudad con menos crímen entre las 35 ciudades con población de más de 500 mil personas en los años previos a la ampliación aludida.

“Los salarios están creciendo a su ritmo más acelerado en décadas.”

Los salarios reales —descontando la inflación— crecieron el año pasado sólo en 1.3%, inferior al promedio de la presente década.

“La economía de EU… se considera, por mucho, la economía ‘más caliente’ de cualquier parte del mundo, sin comparación”.

En los dos años de la gestión de Trump la economía de EU creció a una tasa promedio de 2.8%, superior al 2.1% en el gobierno de Obama. Sin embargo, en comparación con el resto de los países, EU estaría en el lugar 112, empatado con Zimbabue, Congo, Finlandia y Kiribati.

“El desempleo ha alcanzado su nivel más bajo en medio siglo. El correspondiente a la población negra, hispana y asiática tiene los niveles más bajos en la historia”.

La tasa más baja de desempleo en 18 años se registró en diciembre, 3.8%, pero en enero subió a 4%, igual a la de los últimos años de Obama. Las series de desempleo por grupos étnicos no tienen medio siglo. En el caso de los negros, la más baja se alcanzó en mayo pasado, con un 5.9%, que en enero rebotó a 6.8%; al igual que la de los hispanos, 4.4% y 4.9% en el mismo lapso; y la de los asiáticos, que apenas tiene 20 años, y que fue de 2.1% y 3.2% en igual periodo.

Mientras más hablan, los líderes que sufren de incontinencia verbal o que perdieron contacto con la realidad objetiva, más meten la pata, como es el caso del flamante Presidente de México que en sus primero 60 días y sólo en sus pintorescas apariciones mañaneras ha pasado 114 horas en el micrófono.

El gran historiador Daniel Cosío Villegas decía que al presidente Echeverría (1970-76) “lo dominaba la necesidad fisiológica de hablar” para regañar, profetizar, prometer, polemizar, defenderse, atacar, o amenazar, en cualquier foro que surgía o que él creaba. Es lo que vemos de nuevo hoy, pero agravado.

En el caso de Trump ya sabemos que no reflexiona, estudia o escucha a los expertos analizar los problemas a fondo, pero a otros líderes iluminados que siempre andan a las carreras y hablando, ¿a qué horas les da tiempo?

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