La demostración de decisión de las últimas semanas en alianzas para modificar la Constitución, es un buen principio mas no el final.
El futuro lleva a no pocos a lamentar el presente que construimos; nuestra conducta, diría más de uno, es una salida fácil y cobarde.
El ciudadano debe ser tratado con respeto para que, una vez explicada la reforma y él haberla entendido, la hiciere suya y brindare su apoyo.
Los primeros de la lista son, sin duda, los cuatro ajustes a la baja que la Secretaría de Hacienda debió hacer a su pronóstico original de crecimiento.
La búsqueda de la modernidad que impulsa la Reforma Energética, en modo alguno se vio empatada con lo que hicieron no pocos gobernadores.
La nueva ley tardará un buen tiempo en mostrar sus bondades y sólo si hacemos la tarea en la legislación secundaria veremos sus beneficios
Lo que procede, es la actualización responsable y tolerante de la ley, para lograr que el trabajo legislativo sea eficiente y productivo.
Afirman que, dado que el tema energético afecta a todos, antes de cualquier modificación legal la población debe ser “consultada”.
Hoy, nuestros neoluditas son los que se oponen a la reforma energética y a la modernización de nuestras atrasadas estructuras económicas.
Para medir objetivamente la eficacia de lo aprobado por el Congreso, hay que ver el corto plazo, no desdeñar lo inmediato.
Algo se descompuso en México; algo que viene de lejos. Lo que hoy vemos, es el resultado de un proceso de degradación que comenzó por los setenta.
Si el gasto de inversión fuere el elemento clave para lograr elevar la tasa de crecimiento de una economía de manera permanente, no habría recesiones.
El surgimiento de atletas con méritos para brillar en ésta o aquella disciplina, es obra del esfuerzo personal, y de su perseverancia.
Las virtudes que políticos, legisladores y funcionarios le han encontrado al Presupuesto de Egresos 2014, supera lo escuchado en años anteriores.
Uno se pregunta qué han aprendido nuestros legisladores en materia de finanzas públicas y de las causales del crecimiento.
Durante los últimos cuatro o cinco decenios, nuestra clase política ha hecho gala de una limitación perversa entre quienes la integran.
No echemos la culpa a los precios de éste o aquel cereal, y a una fantasiosa falta de crédito al campo, si algo ha llegado desde los años 30, ha sido crédito.
- Los políticos, en busca de recursos para atraer al elector y su voto en la casilla, hallaron el valor que la publicidad tendría en sus candidaturas.
El espectáculo que hoy brindan senadores y diputados es, además de pésimo, reflejo exacto del país que somos, del que hemos construido.
Nos acompaña una propensión casi compulsiva a otorgar estos beneficios sin contar con el menor soporte para hacerlos sustentables en el tiempo...