Distractores de litio y transformación

Afortunadamente la inercia económica y el potencial del país no se agotan en el ombligo de la susceptibilidad nacionalista en temas como el control del litio. En la semana que termina hubo dos noticias alentadoras que nos hablan de la verdadera transformación del país. Por un lado, el mayor fabricante de microprocesadores en el mundo, Intel, firmó un acuerdo con la Secretaría de Economía para impulsar a México en la innovación para el desarrollo de microprocesadores, a través de transferir conocimiento a empresas mexicanas, así como en la capacitación de estudiantes. Hasta ahora todavía no está muy claro cuál será el mecanismo que definirá Economía para engranar la capacitación, pero fue una gran señal que Tatiana Clouthier, encargada de la política industrial y la relación económica internacional del país, le diera tanto realce al anuncio. No es la primera vez que se da una vinculación de este tipo, Microsoft también anunció, en febrero de 2020, que, adicional a sus inversiones en data centers, invirtió en varios programas tendientes a la capacitación de estudiantes y pequeñas empresas en tecnologías de la información.

La otra noticia que pasó desapercibida es el anuncio de Lyft, que es el principal competidor de Uber en Estados Unidos, y que arribó a México para armar un equipo de ingenieros. En un principio pensé que se trataba del primer paso para armar un equipo y desembarcar en el mercado mexicano que ya está competido con Uber, Didi y Beat, no obstante, al hablar con el líder del esfuerzo Brian Salomaki, me sorprendió que me dijera que vinieron a México sin intención de competir y más bien sólo por el talento ingenieril debido a que no hay tantos ingenieros en los tres lugares en donde desarrollan software actualmente que son Nueva York, Seattle y el Silicon Valley. Lo más interesante de la entrevista fue saber que la calidad de los ingenieros mexicanos recién graduados de la universidad es similar al que encuentran en Estados Unidos, aunque tienen retos para manejarse en inglés. Es muy destacable que en capacidades de programación el nivel sea similar, lo que habla bien de las universidades, pero mal de la educación primaria y secundaria que es en donde se deberían forjar esas capacidades.

El futuro de México no está en el petróleo, el litio o alguna otra materia prima, aunque suena a cliché, el futuro y presente del país radica en los mexicanos que han demostrado ser muy talentosos y trabajadores como lo retratan las remesas del año pasado que superaron la Inversión Extranjera Directa, al rebasar los 51 mil millones de dólares. Las discusiones más importantes que deberían tenerse en el país son cómo fortalecer el sistema educativo para que los estudiantes desarrollen las habilidades básicas del siglo XXI, en donde más que aprender a hacer distancia y entrar puntual del recreo, como en el siglo XIX, se requiere tener habilidades de comunicación clara y profunda en español y al menos funcional en inglés, habilidades matemáticas, así como el desarrollo de capacidades autodidactas para la utilización de las herramientas que ofrece internet y, por supuesto, elementos de programación de software. Lo anterior requiere un cambio profundo en el magisterio, lo cual ha probado ser muy difícil por la estructura gremial, cuyos resortes están orientados a la obtención de recursos de las cúpulas, así como a la rentabilidad política de los maestros agremiados. Con creatividad podrían desarrollarse más estas habilidades.

A diferencia del siglo pasado cuando los grandes hitos económicos fueron la expropiación petrolera, el Desarrollo Estabilizador, la creación del Estado de Bienestar con una visión estatista y, en la última fase del siglo, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en el futuro la refinería, los trenes y aeropuertos serán recordados en el mejor de los casos como excentricidades típicas del siglo XXI temprano. Aunque pueda resultar jocoso y efectivo en términos de distracción debatir si el ente que controlará el litio se llamará amlitio o litiomex, lo histórico es lo que están haciendo las empresas, sobre todo, las tecnológicas.