Rodrigo Pérez-Alonso

Frecuencias

Rodrigo Pérez-Alonso

2 Mar, 2022

La vuelta a la timidez

 


La guerra Rusia vs. Ucrania tiene un fuerte efecto en el precio de la mezcla mexicana de petróleo y la referencia de otros energéticos como el gas.

México antes era tímido y cerrado. Estaba acostumbrado durante décadas a esconder la cabeza mientras pasaban los acontecimientos más importantes en el mundo. Con el fin de la Guerra Fría y la firma del TLCAN en los años 90, se reconectó con el mundo a través de sus lazos comerciales y la destrucción de las viejas máximas ideológicas como la autodeterminación de los pueblos y el odio a Estados Unidos.

Los gobiernos de transición aprovecharon esa reconexión para, incluso, criticar las prácticas antidemocráticas de viejos aliados como Cuba o Venezuela.

Ya no había excusa para no abrirse al escenario internacional, criticar sucesos internacionales o ser amigable con Estados Unidos. Sin embargo, con este gobierno pareciera que esa transición al escenario internacional desapareció –salvo que se trate de aliados ideológicos.

El mejor ejemplo ahora es la ocurrencia de no participar en las sanciones a Rusia por su injustificada invasión a Ucrania. El Presidente, en su mañanera del lunes y ante una pregunta de una reportera, afirmó categóricamente que México no sancionaría a Rusia porque él “quiere tener buenas relaciones con los gobiernos de todo el mundo”.

Con eso cerró de tajo y, muy seguramente sin consultar a su secretario de Relaciones Exteriores, cualquier tipo de declaración que pudiese haber sido estratégica para unirse al mensaje de unidad internacional.

Al final, con su declaración intempestiva, el Presidente mandó un mensaje a Estados Unidos —nuestro principal aliado comercial y vecino— que la estrategia es que no hay estrategia (más que la ocurrencia de la mañanera). La única línea más o menos congruente —a excepción del principio reencarnado de autodeterminación de los pueblos— tiene motivos ideológicos: traer a México a Evo Morales, glorificar a Cuba, simpatizar con Nicolás Maduro o hasta sumarse a la falsa propaganda rusa contra Ucrania.

En relaciones internacionales, la esposa del Presidente tiene más influencia que el propio secretario Ebrard y abona a ese desastre: cartas pidiendo disculpas a España, gestiones con Austria para que regrese el penacho de Moctezuma, su visita al Papa en el Vaticano sin mayor agenda y, para queja del servicio exterior, el nombramiento como embajadores de personajes sin mayor trayectoria que ser amigos de la señora.

Lo cierto es que las relaciones internacionales tienen consecuencias reales. No son aptas para visiones aldeanas del mundo o agendas culturales ideologizadas. La guerra de Rusia contra Ucrania está teniendo un fuerte efecto en el precio de la mezcla mexicana de petróleo y la referencia de otros energéticos como el gas (que importamos en su mayoría de Estados Unidos).

Los efectos de la inflación se dejarán sentir en México con el alza de las gasolinas, gas y otros productos, como el trigo proveniente de Ucrania o los procesados como las pastas.

Por eso la diplomacia no sólo es cuidar el protocolo, sino tener una estrategia viable que inserte a nuestro país en el escenario internacional y le dé la importancia que se merece. Somos parte del club de 20 países más ricos del mundo y nuestra voz es muy relevante.

Volver a la timidez tiene consecuencias para un país globalizado como el nuestro.

 


 

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube