Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

5 Ago, 2014

¿Qué sigue? ¿El desencanto por no concretar lo aprobado? ¿Es decir, lo mismo de siempre?

Para todo fin práctico, las leyes reglamentarias en materia energética fueron aprobadas; sé que restan unas cuantas sesiones, pero no veo obstáculos que impedirían llevar a buen fin el proceso legislativo. Así pues, lo que vemos hoy es la culminación de una etapa, y el principio de otra.

En consecuencia, dadas las experiencias con otras reformas cuya importancia para el crecimiento económico fue, en su momento, no pequeña, deberíamos preguntarnos qué sigue ahora; ¿qué hará este gobierno con ese paquete de leyes cuya importancia nadie regatea? ¿Qué suerte les espera a Pemex y a CFE en esta nueva etapa?

¿Acaso será la que hoy vemos con la Reforma Educativa? ¿Es decir, para nada van a servir, pues su aplicación naufragará en ese mar de corrupción y complicidades entre grupos de delincuentes —CNTE y CTEG— y gobernadores pusilánimes como los de Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Michoacán y el jefe de Gobierno del DF?

De ser ésa la suerte que les espera, pregunto entonces: ¿Para eso hicimos una reforma constitucional? ¿Para obtener ese resultado enfrentamos el viacrucis que significó aprobar los dictámenes correspondientes en el Senado de la República y en la Cámara de Diputados? ¿Para eso aguantamos el espectáculo chafa y grotesco escenificado en ambas Cámaras?

Atenidos a la experiencia acumulada en la aplicación y puesta en práctica de una que otra ley de cierta significación en los últimos veinte años, deberíamos señalar que es altamente probable que la suerte del conjunto de leyes reglamentarias en materia energética, sea su tergiversación y en el mejor de los casos, su aplicación parcial.

Esta afirmación no es, en modo alguno, gratuita; la hago porque, los encargados de ponerlas en práctica son los mismos que llevaron a la quiebra a Pemex y CFE; ¿acaso todos ya se convirtieron? ¿En verdad es posible pensar, que la simple aprobación de leyes que vendrían a cambiar radicalmente el panorama del sector energético, hizo desaparecer la corrupción que ha campeado —desde siempre—, en todos los niveles y áreas de Pemex y CFE?

¿Qué pasa hoy con la complicidad para apropiarse de recursos públicos que es norma entre funcionarios, directivos y trabajadores de ambas empresas con los proveedores de bienes y servicios? ¿También desapareció?

No olvidemos que chango viejo no aprende maroma nueva; el saqueo ofensivo de unos y otros durante decenios en Pemex y CFE, será casi imposible de desterrar. En la realidad, los buenos deseos de nada sirven; menos esa burrada de echarle ganas. La aplicación firme y sin distingos de la ley, es la única vía para pensar en una puesta en práctica más o menos adecuada de las leyes reglamentarias recién aprobadas. La cárcel a no pocos corruptos y su condena, operaría mejor que miles de declaraciones triunfalistas.  

Espero estar equivocado; sin embargo, lo que a la fecha he visto de este gobierno,  es oropel y anuncios de lo que se va a hacer pero, hay que decirlo con todas sus letras, no pasa de ahí. Hoy, el rey es el anuncio espectacular, no la concreción de lo anunciado.

Por ello, espero equivocarme, lo que veremos será la tergiversación y congelación de buena parte de lo aprobado por el Congreso en materia energética. ¿Y usted, coincide conmigo?

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