Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

6 Jun, 2015

Sobre educación

La semana pasada comentaba sobre algunas características de países con alto crecimiento. La noticia de la suspensión de la evaluación educativa es un buen ejemplo de lo que le falta a México para lograr una mayor tasa de crecimiento económico. Esta acción del gobierno revela una deficiencia en la aplicación de la ley y reafirma que va a ser difícil avanzar en indicadores de calidad educativa.

Durante la semana hemos tenido muchas opiniones sobre esta decisión y voces exigiendo que se dé marcha atrás con la medida. No voy a comentar sobre eso. Más bien me voy a concentrar en algunas de las implicaciones para la economía y de la estrategia de instrumentación de la reforma.

El gobierno avanzó primero con la reforma constitucional, luego con la legislación secundaria, siguió con aspectos de adecuación de las instituciones y pasó a instrumentar acciones concretas.

Era claro que para volver realidad esta reforma requería de gran capacidad de instrumentación y de ejecución. El cambio legal era sólo el comienzo.

En todo este proceso, en un momento importante para ganar credibilidad a los cambios es el propio gobierno que avisa que no va a aplicar la ley. Ante las presiones se opta por una salida política y se niega a mostrar compromiso con las reformas que se han impulsado.

La conclusión es que ante la presión de ciertos grupos se puede negociar la ley. Se dejo ir una oportunidad importante de mandar una señal de que a partir de ahora se aplicará la ley de manera uniforme y no de forma selectiva. Este hecho tipifica una de las características que definen el mediano crecimiento de la economía.

Pasando al tema de la educación, lo que hicieron muestra una deficiencia en el enfoque de mejora educativa de la reforma. Pareciera que el objetivo es subir el mínimo de la educación en el país de manera pareja.

No se percibe un enfoque de mejorar a los que están peor, pero por otra parte impulsar a los que están bien. Tampoco se percibe independencia de los dos objetivos. Creo que éste es un error importante.

Lo veo en el intervencionismo de la SEP en la educación privada y que no veo a la SEP impulsando a los estados donde no hay problema. Lo veo en el enfoque en cumplir con la forma y no con el fondo. Pareciera que el objetivo es que la educación sea homogénea.

Por ejemplo, antes de las nuevas escuelas públicas de tiempo completo lo que tenía la educación privada eran más horas diarias que la pública. Eso no importaba, el enfoque de cumplimiento era por días no por calidad ni por cumplimiento del programa.

Otro ejemplo es con los libros de la SEP. Cada vez se aprecia que hay un objetivo en que se usen esos libros. Es un hecho que puede haber mejor material. No entiendo el beneficio en limitar la capacidad de elección. Hay otras reglas proteccionistas, como el que es casi imposible que reprueben los niños en primaria.

La salida para mejorar los indicadores de calidad de la educación no está en enfocarse en la parte baja como objetivo, sino en que los sectores y regiones que pueden ir más rápido. Si los que quieren frenar hacen que baje la velocidad en un segmento, que se acelere lo demás.

La implicación de lo que sucedió con la evaluación es que hace evidente que hay que cambiar los fundamentales con acciones si queremos crecer más.

*Director general del FUNDEF

guillermozamarripa@itam.mx

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