Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

6 Feb, 2017

Las finanzas públicas ponen en peligro al país

Fuera de discursos, de aguantar el chaparral Trump y de convocar a un periodo de consultas sobre el TLC, el gobierno mexicano no ha hecho nada de fondo para enfrentar medidas que, sin duda, Estados Unidos tomará y que pueden causar enorme daño a la economía mexicana.

La amenaza mayor no es que Trump decida cancelar unilateralmente el tratado, que levante el muro en la frontera o aumente la deportación de connacionales, sino las medidas de carácter económico y monetario que adopte y contra las cuales la economía mexicana no tiene margen de maniobra.

La mayor debilidad de México no reside en las empresas, que han demostrado capacidad para competir dentro del TLC; o de los trabajadores, cuya mano de obra es reconocida internacionalmente, sino en la incapacidad del gobierno federal y de los gobiernos estatales para fortalecer las finanzas públicas y para tomar medidas de carácter administrativo o tributario que los hagan más competitivos.

El gobierno federal se niega a hacer un verdadero ajuste en el gasto público para darle a las finanzas nacionales suficiente margen de maniobra.

 Por su parte, el Banco de México ha renunciado a su autonomía y se ha convertido, como sucedió en el pasado, en financiador del gobierno; no imprimiendo dinero como se hizo en el pasado, sino entregando al gobierno las utilidades que obtiene por la depreciación del peso mexicano.

Sin esos remanentes de operación que el Banxico entrega al gobierno, las finanzas públicas mostrarían su verdadero rostro, con un déficit primario que les pondría los pelos de punta a las calificadoras.

Sin el dinero del banco central, el superávit primario, equivalente a medio punto porcentual del PIB, no existiría y sin esos recursos, el año pasado el gobierno federal no se habría parado el cuello con aquello de que “el 70% del remanente de operación del Banxico, 167 mil 700 millones de pesos, se fueron a pagar deuda”.

Con la depreciación del peso el año pasado, el Banxico tendrá utilidades que entregará al gobierno para que éste pueda mostrar superávit primario en sus finanzas.

Esos recursos extraordinarios le permiten al gobierno a realizar recortes con cortauñas al gasto, cuando debiera hacerlo con podadora.

Por eso, el superávit primario de este año no alcanza siquiera para cubrir las obligaciones de la deuda.

En el Congreso de Estados Unidos está en discusión una profunda reforma fiscal que pretende, entre otras cosas, reducir los impuestos a las empresas, con el objeto de que Estados Unidos sea aún más atractivo para las corporaciones.

De aprobarse la iniciativa, no será necesario que Trump amenace a las empresas para que no salgan o para que regresen a Estados Unidos. Lo harán porque el régimen tributario es más atractivo.

Ante eso, México no tiene defensa. La fragilidad de las finanzas públicas es tal, que no hay margen para bajar impuestos y sólo veríamos cómo empresas, hoy asentadas en México y muchas corporaciones mexicanas, se trasladan al paraíso fiscal en que puede convertirse EU.

El gobierno debiera anunciar un verdadero recorte al gasto público, extender la medida a los gobiernos estatales y, dado que la política monetaria hoy se dicta en Hacienda o en Los Pinos, ordenar al Banxico que aumente la tasa de interés de referencia con decisión.

Pero mientras el gobierno actúe con irresponsabilidad y timidez en el manejo de sus finanzas, México seguirá sin margen de maniobra para enfrentar un mundo más complicado.

Hasta el próximo lunes… Mientras, veámonos en nuestra página de FB PERSPECTIVAS de Luis Enrique Mercado.

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