Ya eres inversionista y no lo sabes: identifica tus inversiones

De finanzas y otros demonios -
Huevos de pascua de colores en canasta mimbre
Ya eres inversionista y no lo sabes: identifica tus inversiones. Foto: iStock.

Tengo una amiga que después de dos años logró pagar sus deudas y ahora quiere invertir. Ya empezó a tomar el curso de kuspit, y a ver los videos sobre el tema en los canales de Eduardo Rosas y Omar de Educación Financiera que te recomendé en el artículo anterior. 

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Antes de empezar a invertir, es importante que mi amiga identifique cuáles inversiones ya tiene. Ella me dice que no tiene inversiones, y quizás tú también crees no tener ninguna, pero eso ya lo veremos. Mucha gente dice que no sabe inglés pero en realidad casi todos entendemos una buena cantidad de palabras en ese idioma. Se pegan por el uso. Las inversiones son así también. Mientras más vas avanzando en la vida, más probabilidad hay de que se te vayan pegando inversiones por aquí y por allá. 

Y es muy importante que las identifiques. Por ejemplo, antes de casarte tienes que decirle a tu pareja si ya has estado casado, si tienes hijos, si hay algún exnovio o exnovia con psicosis persiguiéndote… porque es importante saberlo todo antes de empezar para tener una vida más armónica juntos. Del mismo modo, antes de invitar nuevas inversiones a tu vida, deberás evaluar a las existentes, o te arriesgas a perder la armonía en tu vida financiera. 

Primero haz una lista de todas tus posesiones, tangibles e intangibles, sin importar si generan o no ingresos. Por ejemplo: un automóvil, unas placas de transporte público que rentas, tu cuenta Afore, tu título profesional, tu casa, un terreno, tu muestrario para venta por catálogo, tu casa, tu inversión a plazo en el banco, etc. 

Con esa lista en mano continúa leyendo. Vamos a hacer un inventario de tus inversiones

¿Qué es una inversión?

Invertir es una actividad que consiste en dedicar recursos al objetivo de obtener un beneficio de cualquier tipo. Con esta definición, muchísimas cosas podrían considerarse inversión: una crema con filtro solar, sustituir el refresco de cola por té verde, hacer ejercicio y estudiar una carrera o especialidad. 

Pero si buscamos definir a la inversión desde un punto de vista puramente financiero, podríamos decir que significa no consumir recursos ahora para satisfacer necesidades en el presente, sino destinarlos a satisfacer necesidades en el futuro.

Este “no consumir” normalmente se refiere a no gastar dinero debido a que muchos bienes no pueden resistir el paso del tiempo. Por ejemplo, la crema con filtro solar tiene fecha de caducidad.

Entonces, si quieres protegerte del sol en el futuro, tu mejor opción es ¡guardar dinero para comprar el filtro cuando lo necesites mañana! El dinero te permitirá adquirir un filtro solar en diez, veinte o treinta años.

Pero ¡cuidado! Si guardas el dinero bajo el colchón, cada año tu dinero irá perdiendo valor hasta casi desaparecer. A esto se le llama inflación. Para combatir los efectos de la inflación y mantener tu dinero fresco como lechuga, es necesario meterlo en una máquina del tiempo denominada “inversión”.

Esta máquina te permitirá transportar tu dinero al futuro sin que se marchite y muera. Para que algo se considere como inversión, deberá permitir que el dinero crezca al menos lo suficiente para que puedas adquirir digamos, el mismo filtro solar que comprarías hoy con ese dinero, pero en 10, 20, 30 años o más. Algunas inversiones serán tan afortunadas que podrían multiplicar el dinero, y permitirte comprar dos, tres o cuatro filtros solares. 

Aquí te pediré que dejes de leer y tomes una hoja de papel donde dibujarás tres columnas. En una de ellas pondrás el título “inversión financiera” y en la otra “inversión para el bienestar”. Entonces en la primera columna colocarás todo aquello en tu vida que hace que tu dinero “crezca”.

En mi caso, en esta columna pondría a mi cuenta Afore y un terreno, porque el valor de ambos va aumentado de manera igual o superior a la inflación. En la segunda columna colocarás todo aquello en lo que inviertes hoy que hace que tu vida sea mejor, pero que no necesariamente tiene que ver con el dinero o que incluso podría bajar de valor.

Por ejemplo, en mi columna de bienestar tengo mi automóvil, porque hoy me ayuda a ahorrar tiempo y me hace mucha falta, aunque como su valor va reduciéndose con el tiempo, este bien no puede estar en la columna de inversión financiera.

También en esta columna tengo mi título profesional en Ciencias Sociales, porque me divertí mucho obteniéndolo y lo que aprendí me ayuda a pensar mejor y a escribir estos artículos, pero no lo he utilizado para obtener ingresos. Si mis estudios fueran fundamentales para obtener mis ingresos, por ejemplo, si fuera una dermatóloga con consultorio, entonces probablemente estarían en la columna de inversión financiera

Las áreas grises de las inversiones

No te creas que siempre es tan fácil identificar qué es inversión y qué no lo es. Si no se usan correctamente, los bienes pueden terminar siendo males. Un automóvil es una inversión financiera si lo utilizas para repartir los pedidos de tu negocio, y puede ser una inversión de bienestar si lo usas para viajar por tu país en busca de aventuras.

Adicionalmente, un automóvil podría ser perjudicial. Por ejemplo, si por tanto usarlo no haces ejercicio y esto te hace enfermar. O si por él tomas la decisión de trabajar muy lejos y todas las horas de manejo te causan depresión y ansiedad.

A veces, los bienes más grandes son los que más males provocan. Pienso en casos de personas que se endeudan con un enorme crédito hipotecario, y cuando quieren vender la casa nadie se las compra por el valor que esperan, por lo que quedan como secuestrados en ese lugar, sin posibilidades financieras de mudarse. O quienes limitan sus posibilidades de empleo porque todo les queda lejos de esa casa que fue un error adquirir. 

Esto lo menciono para que titules la tercera columna en tu hoja como “inversión cuestionable”. Aquí cabe todo aquello que podría estar generando más problemas que soluciones: fumar, tu suscripción a la televisión por cable, los cigarrillos, las visitas a la panadería y a la dulcería, la comida rápida, una mensualidad de plan de celular costosa, sí, cosas así de obvias, pero también otras no tan obvias, como los pagos de interés de una casa en la que no vives, los pagos de intereses de un auto que no necesitas, la colegiatura en una escuela fifí donde tus hijos sufren bullying, la colegiatura de otra actividad extraescolar más para unos niños que solo quieren jugar sin que les digan qué hacer.

Yo te pido que pienses mucho si no hay algo que pertenezca a esta lista sin que te hayas dado cuenta antes. Y tenla presente cada cierto tiempo para irla actualizando. Recuerda siempre: los bienes pueden empezar siendo bienes y terminar siendo males. Siempre hay que tenerlos bajo estricta vigilancia. El gasto y la calidad de vida no siempre llevan una relación lineal, porque si así fuera los ricos siempre serían más saludables y felices. Y todos sabemos que no siempre es así. 

Qué hacer con tus inversiones actuales

Las columnas de inversión para el bienestar e inversión cuestionable son muy importantes y estaría bien que te tomes el tiempo para analizarlas desde un punto de vista más orgánico y menos matemático. Sin embargo, guiarte en ese proceso no constituye el tema de este artículo. Por ahora vamos a concentrarnos en tus inversiones financieras, que en este artículo he decidido definir de la manera más amplia como inversiones que hacen crecer tu dinero. 

En esta columna podrían estar los siguientes ítems: Tu cuenta Afore, un terreno, una casa, local o apartamento que compraste para rentar, tu cuenta en la caja de ahorro de la empresa donde trabajas, tu “negocito”, unas placas de transporte público que rentas a taxis, combis o camiones, un auto que sacaste a crédito para trabajarlo como uber, tu colección de monedas de oro, tu colección de libros antiguos, tu canal de YouTube o tu blog de ventas, una app que desarrollaste, las regalías de un libro, un curso que vendes en línea, etc. Las posibilidades son muchas. 

Determina si tus inversiones actuales te convienen

Ahora que ya las tienes identificadas, pregúntate: ¿Qué tanto sabes de cada una de ellas? ¿Sabes lo que vale tu terreno y el porcentaje de aumento anual de su valor? ¿Este porcentaje es más elevado que la inflación? ¿Conoces los proyectos de urbanización cercanos a esa zona? ¿Sabes cuánto dinero tienes en tu Afore? ¿Estás en la mejor Afore? ¿Ya hiciste el balance para saber si te está conviniendo rentar tu inmueble? ¿Sabes cómo hacer ese balance y qué elementos considerar? ¿Sabes cuánto interés te da la caja de ahorro? ¿Es un interés competitivo? ¿Cuánto ganas en tu negocio ya libre de impuestos y de gastos de operación? ¿Ya dividiste esta ganancia entre el número de horas que le dedicas? ¿Cuánto estás ganando por hora? ¿Sí te conviene? ¿Qué rendimiento recibes por el auto que rentas como Uber? ¿Estás considerando un fondo para costear descomposturas y accidentes? ¿Cuál ha sido el rendimiento del oro en los últimos veinte años? ¿Es un rendimiento competitivo? ¿Cuánto vale exactamente tu colección de libros antiguos? ¿Dónde podrías venderlos si necesitas el dinero? ¿Cuánto tardarán en venderse? ¿Estás conservándolos con los niveles de humedad y temperatura adecuados? ¿Cuánto ganas por hora invertida en tus negocios en línea? ¿Es más de lo que ganarías con un trabajo convencional? ¿Un cambio en los algoritmos de alguna plataforma podría lastimar tus ingresos en línea? ¿Tienes alguna estrategia prevista por si esto sucede?

En el caso de mi amiga, la “inversión” que ella tiene es una casa. Lleva pagándola 10 años, y le faltan otros 20 en su crédito. No vive en ella ni planea hacerlo, porque le queda muy lejos de su trabajo. Tampoco la renta, porque no tiene tiempo, experiencia, ni quiere que se la maltraten. Analizamos juntas la conveniencia de seguir con ese crédito, y llegamos a la conclusión de que no le conviene.

Los pagos de interés son del 10% anual, así que al final del crédito habrá pagado tres veces su valor, pero los precios de las casas en esa zona no aumentan tanto. Se han quedado estancados un poco por debajo de la inflación desde hace más de diez años. Puedes ver más información sobre este tema en este artículo

Otro elemento importante es que mi amiga acaba de salir de deudas, así que aún no tiene un fondo para emergencias. Como verás aquí, ese fondo es requisito para empezar a invertir. Así que mi amiga aún no está lista para dar ese paso. En este contexto, la casa no le está generando ninguna ganancia y le está generando únicamente gastos por impuestos y depreciación del inmueble. 

Los huevos y la canasta

Después de familiarizarte con todos los aspectos financieros que involucran tu inversión, es muy importante que evalúes el peso de esa inversión en tu situación financiera personal actual. Es decir, ¿qué porcentaje de tu patrimonio absorbe esta inversión? En el caso de mi amiga, incluso si la casa estuviera aumentando en valor lo suficiente como para absorber la inflación y los pagos de interés, los impuestos, los gastos de mantenimiento y la depreciación, ese tipo de inversión no sería lo más recomendable para ella en ese momento por el simple hecho de que constituye su única inversión y absorbe todo su capital y toda su capacidad de ahorro. Es decir, pone todos sus huevos en una sola canasta. ¿Pero qué sucede si la propiedad está muy bien ubicada y es una superoportunidad? Tendría que pensárselo mucho también, porque si algo sale mal, toda su vida de inversionista se irá a pique. Es decir, si sufre una inundación, un incendio o si toda esa zona se convierte en el campo de tiro favorito de los maleantes… si pasa cualquier cosa con esa propiedad que no esté cubierta por un buen seguro, ella se quedará con las manos vacías.

Por eso, si apenas estás comenzando a invertir y tienes poco dinero es importante que comiences a invertir en instrumentos que te permiten poner los pocos huevos que tengas en muchas canastas diferentes. Esto es algo que las inversiones financieras te permiten con mucha mayor facilidad que las inversiones en el mundo físico. Sería muy difícil, impráctico o inseguro comprar un pedacito de placa de taxi, o una parte de un depa, o una sola moneda de oro.

Pero a través de los instrumentos financieros puedes invertir en micropedacitos de cientos de empresas, o prestarle a miles de instituciones que te pagarán un interés. 

Este concepto de poner los huevos en diferentes canastas, conocido también como diversificación, puede también aplicarse al uso de tu tiempo. Probablemente no pensarías en dejar tu empleo de tiempo completo para trabajar en tu canal de YouTube si por ahora tiene solamente 100 suscriptores. Pero quizás tampoco te sientes seguro con una sola fuente de ingreso laboral y haces trabajillos por fuera aquí y allá, porque sabes que especializarte en una sola habilidad puede ser bastante riesgoso si esa habilidad deja de tener demanda. 

Es hora de tomar decisiones

Las tres columnas son tu punto de partida para comenzar tu vida como inversionista. Quizás lo que veas ahí te motivará a hacer algunos cambios en tu estilo de vida y en las inversiones que tienes hasta ahora. Asegúrate de comenzar con el pie derecho, desechando las inversiones que no te convienen o haciendo ajustes en aquellas que lo necesitan. 

Yo pasé por este proceso hace unos años. Contraté un seguro dotal cuando no sabía nada de finanzas y volví a él con ojos muy diferentes para analizar si todavía me convenía. Me di cuenta de que sus rendimientos no eran competitivos, que el seguro que contenía era demasiado costoso e innecesario, y que todo el dinero que siguiera depositándole perdería valor. Para colmo, la tabla que me entregó Inbursa al contratar, donde se indicaban los montos que pagaría si me salía, eran totalmente falsos. Al tratar de cancelar me entregaron una tabla que no coincidía no solo en montos sino en porcentajes del capital, y a pesar de acudir a la Condusef no se pudo solucionar y tuve que pagar una fuerte penalización por salirme. Pero los números no mienten: si seguía con el seguro dotal, durante los quince años del producto perdería más de un millón de pesos, así que preferí perder unas decenas de miles en ese momento. Hacer tu tabla y tomar decisiones nuevas puede ser doloroso… pero aceptar que te equivocaste es también darte cuenta de que has crecido.  

Y así, espero que este ejercicio de reflexión y de análisis de tus inversiones actuales te ayude a ahorrarte mucho dinero o al menos a evitar grandes pérdidas. Para ello quizás necesitarás investigar mucho y tomar decisiones que nunca antes has tomado. Tal vez lo más difícil será admitir que te equivocaste, pero en vez de sentirte mal por ello, podrías sentirte orgulloso, porque has evolucionado lo suficiente como para corregir tus errores del pasado y no dejar que la falacia del costo hundido se apodere de ti. Lo que sí puedo asegurarte es que toda esta movedera que harás en tu vida valdrá mucho mucho la pena. 

Y ahora cuéntame tú, ¿qué inversiones tienes en tu vida?

Jbf

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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