David Páramo

Análisis superior

David Páramo

22 Abr, 2013

Conflicto inexplicable

Ricardo del Valle, secretario general de ASSA, actúa de una manera irracional, por decir lo menos, puesto que por un lado no tiene empacho en dejar correr versiones falsas entre sus agremiados y, por el otro, no sólo no escucha los razonamientos de Aeroméxico, sino que, además, no informa a los sobrecargos sobre los contactos que tiene con la administración de Andrés Conesa.

Para algunos sobrecargos resulta difícil de creer que la situación se encuentre tan tensa entre la línea aérea, que solicitó un conflicto de naturaleza económica, y su sindicato, cuando las condiciones deberían estar dadas para crecer; sin embargo, es que no tienen la película completa o se han creído la versión difundida por el liderazgo sindical según la cual la empresa pretendería disminuir 60% de su sueldo. Una falsedad por donde sea visto.

En diciembre del año pasado la administración de Aeroméxico envió sendos comunicados a Del Valle (5 y 13 de diciembre) en los cuales les hace ver que uno de los problemas que enfrentan para crecer y aprovechar las oportunidades del mercado, así como enfrentar a la creciente competencia, es el contrato colectivo.

En estos documentos se hace referencia a las condiciones que llevaron a Mexicana de Aviación al concurso mercantil y que hoy los tiene con un pie en la quiebra (proceso que se ha tardado en detrimento de los propios trabajadores; los sobrecargos están teniendo que tomar recursos de los fondos de pensiones) y se establecen condiciones que podrían disminuir a su mínima expresión los riesgos de una situación similar.

La administración les ofrece garantizar que quienes hoy están trabajando no sufrirán ningún tipo de merma en su salario e incluso se les ofrece dar mayores garantías en cuanto a que mantendrán sus prestaciones a través de acuerdos multianuales. Lo que se pide es que se consideren nuevas condiciones para los que aún no han entrado a trabajar, es decir, que aquellos quienes hoy no forman parte de la línea aérea entren bajo un acuerdo distinto que reconozca el cambio fundamental que se ha dado en la aviación y que ya no es más un negocio de altos márgenes, sino de transporte masivo. En ningún caso se plantea disminuir el sueldo a los actuales sobrecargos ni que los nuevos entren ganando 60% menos que los actuales.

De una manera poco clara de comprender, quizá presionado por los que perdieron su trabajo, Del Valle no únicamente ignoró estos comunicados y los escondió a sus agremiados, sino que fue más allá y presentó un pliego petitorio en el cual la menos absurda de sus pretensiones es pedir un incremento salarial de 10 por ciento.

Parecería que el secretario general de ASSA está apostando por un conflicto como una manera de chantajear a la empresa y de una manera bastante exótica cree que tendrá el apoyo del gobierno federal.

Ciertamente la Secretaría del Trabajo, encabezada por Alfonso Navarrete Prida, tendrá que jugar un papel destacadísimo tratando de evitar no sólo la huelga, que generaría graves problemas a la aviación, sino logrando una eficiente conciliación.

El titular del Trabajo hizo unas declaraciones el fin de semana francamente extrañas, en el sentido de que la intervención del gobierno se justificaba porque se trababa de una concesión y que, por lo tanto, no podría estar diseñada para el lucro.

Como a una buena parte de la administración de Enrique Peña Nieto, parecería que este funcionario está teniendo una curva de aprendizaje en cuanto a lo que declara, puesto que si bien es cierto que la aviación es una concesión sólo tiene razón de existir si genera utilidades para los inversionistas y ellos cumplan con lo acordado en el contrato colectivo.

Gran parte de la gestión de Navarrete Prida va a quedar marcada por la forma en que aborde esta disputa laboral. Tiene que avanzar con muchísimo cuidado puesto que de no hacerlo el asunto podría salirse de las manos.

Aprendizaje

Entre los funcionarios del actual gobierno hay algunos quienes simple y sencillamente se están enfrentando a una realidad diferente a la que esperaban. Tienen tantas ganas de hacer las cosas que están cometiendo errores que, en no pocos casos, pasan por la falta de conocimiento de la materia.

El presidente de la Comisión Nacional de Defensa de los Usuarios Financieros, Mario di Costanzo, tiene muchas ganas de dejar claro que está a favor de los usuarios de servicios financieros y que no dudará en tomar acciones; sin embargo, en por lo menos dos ocasiones ha cometido errores que sólo minan su capacidad como interlocutor serio en esta materia.

Hace unas semanas el presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, Jaime González Aguadé, tuvo que explicar a su homólogo lo equivocado que estaba en cuanto a la forma sobre su visión de la cartera vencida en los créditos de nómina y su impacto total en el sector financiero.

La semana pasada Di Costanzo señaló que el banco que más quejas tenía por cobros indebidos en tarjeta de crédito era Banamex, sin considerar que la institución encabezada por Javier Arrigunaga también es la que más plásticos tiene.

Más valdría al presidente de la Condusef que tomara una actitud mucho más serena o terminará haciendo los ridículos de su antecesor, Luis Pazos.

Aprobación

Una vez que los senadores aprobaron la iniciativa de reforma a las telecomunicaciones y, según parece, no habrá ninguna clase de problemas para que los diputados acepten los 18 cambios que se hicieron a la minuta, se abre un camino verdaderamente complicado en cuanto a la instrumentación de esta iniciativa, que, como se trata de un cambio constitucional, implicará la aprobación de dos terceras partes de los congresos estatales.

Una gran cantidad de asuntos tendrán que ser amarrados verdaderamente con pinzas, puesto que el cambio de facultades de la CFC y el nacimiento del IFT implicarán un reto en cuanto a la operación. Por su parte, habrá que estar pendientes sobre las acciones que tomarán algunos de los comisionados, quienes, a no dudar, saben que deben buscarse un nuevo trabajo.