José Yuste

Activo empresarial

José Yuste

5 Jul, 2013

Axtel pide pacto; todos lo rechazan

Axtel debe alrededor de dos mil millones de pesos a Telcel, Telefónica e Iusacell. Y en lugar de pagar el monto a las compañías, ha preferido cabildear a favor de un “pacto de industria”, mediante el cual desaparezcan sus adeudos por tarifas de interconexión. Todas las demás compañías, obviamente, consideran que se trata de un ardid de la empresa regiomontana para buscar un salvamento a través del gobierno y la SCT, y así dejar de pagarles.

Sabía del riesgo en la BMV

Axtel sabía del riesgo de tener que pagar los dos mil millones de pesos, y no los reservó (tal como viene en sus reportes de la Bolsa Mexicana de Valores, donde advertía en 2009 el riesgo de deber un fuerte monto).

Lo que más enoja a la industria y autoridades del comportamiento de Axtel es que sí estuvo aprovechando por años una menor tarifa de interconexión, que en lugar de trasladar la menor tarifa al consumidor final, simplemente se quedó con el diferencial, ganó mucho más y, en el colmo, a pesar de esas ganancias, determinó no reservar para pagar mayores tarifas si perdía en tribunales.

Telefónica envía carta a funcionarios

La postura de no pago de la compañía regiomontana llegó a un deterioro tal, que incluso Telefónica, presidida por Francisco Gil Díaz, tuvo que enviar una carta a las autoridades para recordarles que si aceptan lo planteado por Axtel, entonces los funcionarios podrían ser responsables del incumplimiento de pagos a las demás compañías telefónicas.

Y es que Axtel perdió el tema de interconexión nada menos que en la Suprema Corte de Justicia. El máximo tribunal terminó dando la razón a las compañías de telefonía móvil (Telcel, Telefónica e Iusacell) que son acreedoras de Axtel.

Recordemos: la tarifa que la compañía no pagó fue cuando, siendo telefonía fija, se hablaba a una móvil.

Fue tarifa de Del Villar y la tumbó la SCJN

La posición de Axtel fue riesgosa. Tomó como cierta la tarifa de interconexión de la telefonía fija a móvil que la favorecía, la cual había sido determinada por Rafael del Villar cuando fue subsecretario de Comunicaciones de la SCT.

Pero dicha tarifa siempre estuvo expuesta en tribunales. La Cofetel había determinado otra tarifa distinta a la de la SCT, y al final la Suprema Corte de Justicia resolvió que la autoridad facultada es la Cofetel para determinar las tarifas de interconexión.

Axtel sabía el riesgo. Pero aprovechó la mejor tarifa a su favor, pues mientras le cobraban menos, ella seguía cobrando lo mismo a sus clientes. Desde agosto de 2008 siguió cobrando 2.50 pesos por minuto redondeado a sus clientes finales, cuando la tarifa debía ser menor porque las compañías celulares le cobraban menos: se quedó con el diferencial.

Axtel, apostó mal a Wimax

Axtel, para colmo de males, apostó por una mala tecnología: Wimax, la cual no le resultó.

Ahora debe dos mil millones de pesos a Telcel, Telefónica e Iusacell. La empresa presidida por Tomás Milmo está acusando a todos sus acreedores de interferir en su plan de negocios de distintas maneras, pero por el otro lado ha cabildeado para lograr un “pacto de industria” que la salve. Lo que debe hacer es claro: pagar a sus acreedores lo que les debe.

Batista, mala señal en economía de Brasil

El impulso de la economía brasileña iba acompañado de distintos símbolos: Petrobras, que hacía la colocación más grande del mundo; por el programa para combatir el hambre; por Embraer, la fabricante de aviones. Pero también por su principal empresario, Eike Batista. Muchos lo llamaban el Carlos Slim brasileño.

Batista tenía su imperio empresarial con un nombre moderno, un acrónimo, EBX. Su principal fuerza estaba en el sector energético.

Y desde el martes vino el anuncio: Batista renunciaba al Consejo de Administración de MXP. Vendía el control de su empresa energética, MPX, a una empresa alemana.

Y todo hace indicar que Eike Batista va a terminar quedando como accionista minoritario en cada una de sus principales empresas, que van desde el sector energético al minero.

Para muchos es una muestra de lo que está pasando con la economía brasileña, que ha sufrido la baja de exportaciones de productos agropecuarios a China. Y, desde luego, tiene los problemas de nuevas demandas de su clase media.