Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

17 Feb, 2014

Mucho incienso a reformas sin concretar

Las primeras semanas de este año han sido muy exitosas  para México, al menos en cuanto a propaganda y publicidad:

Premios internacionales para el secretario de Hacienda, Luis Videgaray; recepción por todo lo alto para el presidente Enrique Peña Nieto en el Foro Económico Mundial de Davos; mejora en la calificación crediticia del país por parte de una de las grandes calificadoras; portada en lo que queda de la revista Time; visitas de jefes de Estado a nuestro país para hablar con asombro de la transformación que se ha hecho.

En fin, este esfuerzo propagandístico ha rendido sus frutos y por ello se habla en el mundo de “el Momento México”.

El problema, el único problema es que la realidad no ha hecho caso al slogan sexenal de Cambiemos a México.

La realidad es que en este primer mes y medio de 2014 vivimos la más alta inflación de la última década y desde hace un año, sufrimos el menor crecimiento económico de los últimos cuatro años; miles de mexicanos que trabajan no pueden presentar su alta en Hacienda para que sus salarios sean deducibles para quien se los paga y muchos más decidieron cerrar su pequeño negocio porque no saben manejar una computadora y por lo mismo no pueden expedir facturas electrónicas.

Esas son realidades duras, que pesan y afectan a todos.

Y lo peor de todo es que tampoco se ha transformado la realidad que las reformas estructurales impulsadas por este gobierno quieren modificar.

En telecomunicaciones, por ejemplo, las cosas siguen igual. El duopolio defiende sus territorios con la ayuda de un juez civil; las concesiones y permisos siguen atorados porque el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) no saben cómo procesarlos y, en general, nada ha cambiado porque las leyes secundarias no han llegado al Congreso.

En materia energética la mayor transformación provocada por la reforma constitucional ha sido la renuncia del director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

En lo laboral, la reforma que se hizo no creó más empleos porque la economía se frenó.

No por esto se ignora la importancia de las reformas constitucionales que se han impulsado.

No por esto se desconoce la importancia del Pacto por México que logró que las fuerzas políticas se pusieran de acuerdo para hacer cambios que el país necesita.

Pero dice por ahí el refrán que “hay que cacarear el huevo”.

El problema es que el huevo aún no existe y el cacareo que se escucha es ensordecedor.

Es probable que se estén festejando logros antes de que se consigan; es seguro que se están presumiendo reformas que aún no se concretan; es seguro que hay demasiada prisa en mostrar a Enrique Peña Nieto como un gran Presidente cuando apenas entra el segundo año de su mandato y es probable que sí sea ese gran Presidente que México siempre necesita. Pero hay que darle tiempo a que haga las cosas, a que logre los cambios que planea y no quemarlo antes sólo con el incienso de la publicidad.

El país espera con ansia las leyes secundarias en materia energética y de telecomunicaciones porque será ahí donde en verdad se aterrice el deseo de cambio.

Unas leyes secundarias descafeinadas, alejadas de lo que se necesita, timoratas, mostrarían que el deseo de cambio es sólo de dientes para afuera y un truco publicitario.

Leyes secundarias que impulsen los cambios de fondo, que toquen intereses que frenan al país ni siquiera necesitarán ser publicitadas. Será un gran paso que sin duda tendrá el reconocimiento internacional que merece.

Pero creo que por lo pronto hay que tranquilizar a los publicistas y voceros que presentan como un hecho lo que ahora aún son intenciones, que han avanzado con las reformas constitucionales, pero que necesitan las leyes secundarias para concretarse.

Hasta el próximo lunes con nuevas… Perspectivas.

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