Una gota, una lluvia

Mucho más allá de que finalmente ya se presentaron ante la Cámara de Diputados las leyes que aterrizarán la reforma constitucional que se hizo en competencia, la realidad es que sólo es una gota cuando se requiere una tormenta de leyes secundarias.

El año pasado se logró una de las más productivas legislaturas en la historia moderna del país. Vamos, los legisladores comprendieron finalmente el mandato que le han dado los votantes desde la elección de 1997 en la cual se les pidió que se pusieran de acuerdo a favor de México y no de sus grupos de poder o sus aspiraciones en la siguiente elección.

El presidente Enrique Peña Nieto tiene todo el andamiaje que considera necesario para transformar al país. Algunos podrán decir que se le terminaron los pretextos, quizá es más preciso decir que él y su partido tuvieron la habilidad de ponerse de acuerdo en reformas con los dos polos políticos del país: en energía con Acción Nacional y en lo fiscal con el PRD (curiosamente ahora seguidores de este partido critican las medidas que ellos impulsaron en el Congreso).

Sin embargo, existe un riesgo que ha sido puntualizado una y otra vez por Banco de México: la sobrevaloración del impacto de las reformas estructurales.

De entrada, ninguna de ellas tiene el poder de dar resultados de una manera inmediata y sus alcances se verán en el mediano y largo plazo. El que una calificadora aumente su estimación de pago oportuno de pago de la deuda soberana no deja de ser anecdótico puesto que no cambia de fondo nada.

El inicio de los resultados dependerá de cuándo se hagan las regulaciones secundarias y qué tan efectivas sean, de ahí que sean inaceptables más retrasos como el que se incurrió en el sector de las telecomunicaciones.

Competencia

Las leyes secundarias a la competencia económica mostrarán, en el terreno de los hechos, qué tan rápido pueden procesar las reformas constitucionales, puesto que si bien parece que no es una de las más polémicas, la realidad es que sí tiene una gran cantidad de aristas que deben ser analizadas con muchísimo cuidado.

Entre los legisladores existe una corriente muy fuerte según la cual se tienen que imponer sanciones a las grandes empresas por el simple hecho de existir, que destruyéndolas mejorará la competitividad del país.

Sin embargo, se trata de una visión sumamente corta puesto que el problema no es el tamaño de la empresa sino las prácticas monopólicas entre las cuales pueden estar la coordinación de muchos agentes económicos.

La posición que mantiene el Consejo Coordinador Empresarial es mucho más coherente. Pide que haya un efectivo sistema de pesos y contrapesos, puesto que parte de la regulación parecería inclinarse hacia dar poderes extraordinarios y bastante subjetivos a la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), encabezada por Alejandra Palacios, y podrían ser utilizados de una manera perversa.

Los medios de defensa de las empresas deben quedar claros y ser oportunos, puesto que se puede dar el caso que jurídicamente sea revertida una decisión cuando la Cofece en los hechos ya haya anulado esta posibilidad.

Si usted cree que la propuesta de leyes secundarias en materia económica será un día de campo para los legisladores simple y sencillamente se está equivocando y determinará cuál es la capacidad del Congreso para entrar a temas mucho más polémicos en materia económica como el energético y el de las telecomunicaciones.

Tejado

Javier Tejado es directivo de Televisa y es obvio que proteja los intereses de esa empresa, no hacerlo sería una traición; sin embargo, parece que su posición molesta a quienes lanzan la piedra y esconden la mano.

Él jamás ha ocultado para qué empresa trabaja. No se esconde en supuestos organismos de la sociedad civil o, mientras eran servidores públicos asignó contratos o hizo favores para empresas en las que hoy trabajan.

A Tejado no lo está investigando la Auditoría Superior de la Federación como a Mony Sacha de Swaan junto con sus amigos y asociados, quienes durante mucho tiempo ostentaron como propietarios de bienes que fueron pagados por el erario para la Comisión Federal de Telecomunicaciones.

El funcionario de Televisa, al que hoy tratan de descalificar con adjetivos y no con hechos, jamás ha ocultado su posición profesional y personal sobre los temas de las telecomunicaciones y la radiocomunicación.

En sus críticas plantea puntos que deben ser respondidos. Uno de ellos sería determinar por lo menos alguna decisión de la extinta Comisión Federal de Competencia que efectivamente haya generado una mayor competencia en el sector de las telecomunicaciones.

No estamos hablando de multas de relumbrón que fueron canjeadas por la excesivamente larga gestión de Eduardo Pérez Motta por compromisos de que el regulado “ya se iba a portar bien y no lo volvería a hacer”. En los hechos, las prácticas no sólo se mantuvieron sino que se incrementaron.

Creer que Tejado representa una posición en contra de la reforma a las telecomunicaciones y la competencia económica es, por lo menos, una ridiculez.

Si bien es cierto que el Instituto Federal de las Telecomunicaciones mantiene una investigación de preponderancia en el caso de Televisa, la posición institucional de esa empresa es compartida por la mayoría de los participantes en el sector de las telecomunicaciones y radiocomunicación, es decir, estar total y absolutamente a favor de una regulación que cree un terreno parejo para la competencia en este sector.

Que se establezcan reglas a través de las cuales se permita la entrada de nuevos competidores a muchos más negocios que la televisión abierta a favor de la mayoría de los mexicanos.

Tejado y la gran mayoría de quienes participan en este sector de la economía están convencidos de que la reforma constitucional es fundamental para tener una industria como la que merecen los mexicanos y de ahí que sea urgente la regulación secundaria a este sector y que el IFT emita en tiempo y forma su resolución de preponderancia y fije normas de dominancia.