Por qué estoy a favor

Podría simplificar diciendo que estoy de acuerdo con el paquete de leyes secundarias al sector de las telecomunicaciones que se está debatiendo en el Senado de la República por dos razones: tiene como centro a los consumidores y establece por primera vez duras reglas en contra de los preponderantes en el sector. Con eso sería suficiente.

Nadie puede suponer que un paquete tan largo y complejo (incluye iniciativa de leyes Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión; Sistema Público de Radiodifusión de México; Reformas a la de Inversión Extranjera, Derecho de Autor, Responsabilidades Administrativas de Servidores Públicos, de Amparo; Orgánica de la Administración Pública Federal; del INEGI; el Código Penal Federal; de Transparencia y Acceso a la Información; de Asociaciones Público-Privadas y de entidades paraestatales, así como las leyes reglamentarias de los artículos 103 y 107 de la Constitución) sea un tema acabado o que deba ser aprobado en los términos que fue enviado por el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Se debe hacer una discusión ordenada y con argumentos. Es muy positivo que los senadores hayan decidido realizar foros con los representantes de la industria del 2 al 4 de abril y que la votación se dé entre el 23 y 25 de abril. Con esto se cierra la puerta a las descalificaciones absurdas e innecesarias que han hecho los empleados del preponderante o de los mezquinos políticos que rápidamente fueron desmentidos por miembros de sus propias bancadas ya que están a favor de lo enviado o que, por lo menos, se requiere un debate.

Consumidores

El principal punto a favor de la Reforma a las Telecomunicaciones es que pone en el centro a los consumidores quienes tendrán beneficios inmediatos en cuanto entren en vigor las regulaciones secundarias.

Durante muchos años la regulación iba sobre las empresas, lo que no funcionó puesto que se olvidó que los gobiernos están para proteger a las mayorías y no a las empresas por más preponderantes que sean.

Las reacciones de Televisa y Telmex tienen un punto en común. Están sumamente molestos porque saben que se acabó la posición de privilegio. Que el gobierno de Peña Nieto está dispuesto a transformar al país, sin importar cuánto pueda irritar a los que se han beneficiado durante décadas.

Es de destacar que la empresa que encabeza Emilio Azcárraga ha sido totalmente proactiva y está buscando cómo adaptarse y sobrevivir a los nuevos tiempos. Los funcionarios de América Móvil han declarado abiertamente que están en pie de guerra. En el lado oscuro han usado su bancada para tratar de descalificar la reforma diciendo que es la Ley Televisa 2 o una contrarreforma cuando, en realidad, sólo quieren descarrilar las ventajas a la población.

Hablan de barbaridades y propalan mentiras que o no están en la reforma constitucional ni en lo presentado, porque creen que con mentiras tenderán una gran cortina de humo.

Al poner al interés del consumidor por encima del que tienen las empresas, como siempre debió haber sido, se podrán obtener: mejores tarifas y servicios, celulares desbloqueados que permitirán a las personas poder tener el equipo que deseen con la compañía que les dé mejor calidad, así como terminar con los cobros de larga distancia que hoy no tienen ninguna justificación técnica y sólo la ambición del preponderante.

Se da poder al IFT y a la Procuraduría Federal del Consumidor para verificar de manera coordinada que los servicios de telecomunicaciones se presten con adecuados estándares de calidad y precio. Se busca dar al consumidor el poder de usar la red que más le convenga sin ninguna clase de discriminación o castigo.

La OCDE ha estimado que las prácticas monopólicas y la poca capacidad de defensa del resto de las empresas tienen un impacto negativo para el país de algo así como 1.8% del PIB.

Grandotes

El segundo de los temas fundamentales para apoyar esta reforma que, sin duda, es perfectible y eso sólo se logrará si los legisladores hacen el trabajo como deben sin caer en los mitos y lugares de siempre o la presión del preponderante, es que se establecen reglas que efectivamente permitirán la competencia, porque no sólo se reconoce la asimetría en el sector, sino que se establecen normas en este sentido.

Esta iniciativa disminuye el poder de los monopolios de una manera efectiva, al tiempo que les obliga a competir como nunca lo han hecho: buscando que los consumidores tengan acceso a los mejores servicios.

Las nuevas cadenas de televisión abierta podrán crecer con una gran rapidez, puesto que podrán utilizar la capacidad instalada de Televisa al ser declarada preponderante. Y es en este sentido que el talento será la principal divisa a favor de los consumidores y no una posición dominante en el mercado.

La iniciativa tiende a quitar a Telmex la principal herramienta que le ha permitido no sólo mantener el mercado, sino ampliarlo. Al usar su preponderancia usaba la tarifa de interconexión como un arma para desplazar indebidamente.

Con la regulación propuesta no podrán cobrar un precio superior a los que están fuera de su red, lo que permitirá al resto de las empresas no sólo replicar las ofertas del dominante, sino mejorarlas en beneficio de los consumidores.

Otro de los grandes beneficios es que ya no empaquetarán los productos en una práctica que terminaba castigando a los consumidores. Se les obliga a darles precio unitario y venderlos por separado. Si lo hacen por paquete tendrá que ser en condiciones mejores a las que obtendría al comprar por separado, incluso con diferentes proveedores.

Se evita que los dos preponderantes puedan tener exclusividades, lo que permite a otras empresas juntarse o individualmente tener acceso a mejores opciones para los consumidores.

Sé que la ley no es perfecta, ninguna lo es; sin embargo, no tengo ninguna duda que va en el sentido correcto, porque tiene a los consumidores en su corazón y le quita efectivamente el poder a quienes durante años han tenido una posición de privilegio que va en contra no sólo de otras empresas sino, lo más importante, de la mayoría de los mexicanos. Con los elementos que tiene el país será sustancialmente mejor.