Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

23 Abr, 2014

Los mercados tienen que ver con usted

Los datos de empleo en México al mes de marzo, publicados ayer por el INEGI, no hicieron más que confirmar lo que muchos pensamos acerca del desempeño de la economía mexicana en el primer trimestre de este 2014. La evolución de la tasa de desocupación nacional resultó en 4.8% en marzo, que resulta en un dato similar para todo el trimestre que no compara con el periodo octubre-diciembre de 2013, que resultó en 4.5%.

Pero más allá de los números, lo importante es que la sensación se ve soportada por la realidad, medida por los indicadores que habitualmente se construyen y publican, más allá de las especulaciones que cada quien pueda hacer al respecto. En fin, el dato no es bueno. Me encantaría que fuera de otro color, pero las cosas ocurren más allá de mis deseos o los suyos, amigo lector. Como sea, esto abona a favor de la credibilidad de la información y de quien la produce.

El mercado en Estados Unidos mantuvo su comportamiento alcista. El S&P 500 llegó en algún momento de la jornada casi a los 1,885 puntos y “ajustó”, para cerrar en 1,879.56. En la Consejería de ayer escribí que la zona de oferta podría estar alrededor de los 1,880 y por el momento, tal idea no ha resultado mal. En los siguientes días la “fuerza guía” seguirá siendo la información de los resultados corporativos del primer trimestre, que sin ser del todo alegres, han sido asumidos por el mercado.

En México, el IPC continúa conformando el patrón gráfico que he descrito en este espacio. Mentiría si digo que eso me hace sentir tranquilo. La tranquilidad no es un estado propio del ánimo de quienes operamos en los mercados, aunque tengamos décadas haciéndolo, como es mi caso. Pero de alguna manera lo que ocurre sirve para decirme que no estoy tan fuera de la jugada y que el mercado sigue respetando un mínimo de las reglas fundamentales que en el tiempo he aprendido.

Como he escrito recientemente, el patrón de “consolidación” que el IPC está desarrollando, le resta vulnerabilidad al movimiento alcista que se inició a mediados de marzo. No me extrañaría que el IPC bajara algo más, digamos que a la región de los 40,250 puntos (ayer cerró en 40,468), si bien los 40,000 puntos son esa zona que de ser rebasada me haría sentir preocupado respecto de la idea de un alza ulterior. Mi objetivo de corto plazo, digamos que está en los 42,500 —donde está la resistencia “fuerte”—, en espera de algo más.

Ese “algo más” son los 46,000 puntos. Me encantaría que esto ocurriera, digamos, dentro del plazo de este año. Si sucede, me sentiré satisfecho desde mi óptica de analista técnico y claro, por la parte “contante y sonante” del asunto. Como he compartido con usted, amigo lector, mi trabajo como analista no tiene sentido si no se transforma en algo concreto, es decir, en los rendimientos financieros del capital involucrado.

La teoría es divertida y hasta excitante, pero no es rentable por sí misma y no me refiero al aspecto de pesos y centavos. Lo que le hace sustantiva es la cantidad de elementos que involucra la toma de riesgo de manera responsable.

Con frecuencia escucho el término de “jugar a la Bolsa” o el de “apuesta”, asociado a la actividad de participar activamente en los mercados. Nada más alejado de la realidad. Si alguien lo considera un “juego”, le sugiero que elija otro, pues éste es caro. Si la cuestión es de azar, entonces no tiene gracia. Aquí, en los mercados, para sobrevivir, se requiere de fortaleza física y mental, de inteligencia, sentido común y sensibilidad, además de conocimientos técnicos, formación académica y experiencia real, lo que implica tolerancia a la frustración. No todo mundo puede con ello.

Contribuir a fijar un precio, aunque sea en una mínima parte, es una actividad importante y excitante por sí misma. No es sólo cuestión de “ganar” o “perder” y mucho menos de dinero. Los rendimientos y la manera de contabilizar los resultados es una cuestión de mecánica convencional. Operar en los mercados es una tarea más completa que eso. Tiene que ver con uno mismo. Con usted, amigo lector. Suerte.

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