Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

10 May, 2014

Contexto para antes del debate del salario mínimo

El día 1 de mayo, el jefe de Gobierno del DF propuso iniciar un debate público sobre un tema que producto de una evaluación simple y superficial puede parecer razonable, además de ser socialmente justo. Sugirió que el salario mínimo debería quedar en 171 pesos, es decir un 154% mayor al actual.

Los dos argumentos principales que da su secretario de Desarrollo Económico tienen elementos que son verdaderos. También llevan implícitos una serie de argumentos que nos son precisos, o que están incompletos. Voy a tratar de analizar las implicaciones de esos argumentos.

Primero dice que la economía mexicana esta en una situación en la que crece con mucha dificultad y en parte se debe a que no hay un impulso de la demanda interna.

Es un hecho que la economía mexicana no ha tenido la dinámica que todos queremos. El promedio de crecimiento los últimos dos sexenios fue ligeramente superior al 2%. El crecimiento el primer año de esta administración fue de 1.1%. Con suerte el promedio de 2013 y 2014 se mantendrá en dos por ciento.

La segunda parte del argumento que se refiere al mercado interno también es correcta. La dinámica del consumo privado no ha sido buena. Los datos de la ANTAD muestran un mal comportamiento en ventas mismas tiendas durante los últimos meses. Esto da peso al argumento.

El comportamiento de las ventas al menudeo en buena medida ha estado influenciado por la baja dinámica de la masa salarial y esto se explica por el comportamiento de los salarios reales.

El problema viene al seguir con la argumentación: demos un mayor salario por decreto, aumentemos el consumo interno y por el lado de la demanda generaremos un mayor crecimiento económico. Parece la conclusión lógica, pero no es precisa.

Subir el salario mínimo en 154% implica que además de subirle el sueldo al 14% que gana el salario mínimo hay que considerar a los que ganan hasta 2.6 veces el salario mínimo. Esto me lleva a que el aumento inicial sería a entre 40% y 50% de los trabajadores.

Una interrogante es si el mercado permitirá que se reduzca la diferenciación salarial con la mano de obra más calificada. Esto es difícil de prever, pero si habría presión sobre los sueldos de todos los niveles. 

Para que la argumentación sobre el impulso al crecimiento sea válida, supone que si se elevan los salarios en la economía los empresarios asumen los costos sin elevar precios. Esto aumentaría el consumo interno pero generaría un efecto contrario del lado de las empresas.

Este escenario no se va a dar. Cuando los empresarios tengan que subir el sueldo y aumenten sus costos se generará una presión inflacionaria importante en la economía.

Este proceso eventualmente reduciría el salario real de los trabajadores regresando a niveles parecidos a los previos, logrando solamente un efecto transitorio.

El segundo argumento es que del análisis del comportamiento de los salarios los últimos 35 años se concluye que es una de las variables más castigadas. Desde 1977 el salario mínimo en términos reales ha reducido su poder adquisitivo en 71%.

Lo que no se comenta es que la mayor parte de la pérdida del poder adquisitivo se dio en los primeros veinte años de ese período. En la segunda parte, de 1997 a 2013, la caída real fue menor al 2%. La aritmética me dice que los primeros veinte años cayó en 69%.

¿Qué caracteriza el periodo 1977-1997? Fueron años de alta inflación, constantes revisiones salariales, déficits de gobierno, endeudamiento del sector público y con una administración de muchos precios de la economía.

Justamente una medida como la que se propuso puede desatar después de un efecto inicial temporal generado por la ilusión monetaria una escalada de precios e inducir el comportamiento que justamente fue el que más daño hizo a los salarios reales los últimos 35 años.

Es decir, la política propuesta generaría una serie de consecuencias no deseadas en la economía de México. Otro efecto no deseado puede ser tener una mayor segmentación entre el mercado formal e informal y limitar el acceso al primero de estos.

Lo que veo con esta llamada a discutir el tema del salario mínimo junto con otras acciones es un regreso al pasado. Cuando se imponen las cosas por decreto, lo que se les olvida es que la economía se ajusta y de dicho ajuste provienen las consecuencias no esperadas.

El llamado real debería ser para ver cómo le hacemos para mejorar los salarios como resultado de un fenómeno de crecimiento sostenido de la productividad.

                *Director general del FUNDEF

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