David Páramo

Análisis superior

David Páramo

18 Jun, 2014

Dichos contra hechos

Quizá Martín Díaz jamás ganaría un concurso de popularidad. Quienes le conocen bien lo describen como un hombre soberbio y duro en los negocios. Ni él ni nadie selecciona a sus parientes de sangre ni políticos, mucho menos a sus compañeros de colegio.

Ni su carácter ni otras externalidades deberían constituir las supuestas bases para señalarlo por la presunta comisión de delitos; mucho menos, para una serie de imputaciones de oídas.

Hasta el momento lo único cierto es que Amado Yáñez le imputó, en una ampliación de declaración, haber sido su socio y empleado. El propietario de Oceanografía aseguró ante la autoridad que este hombre consiguió y gestionó créditos a favor de la empresa y que además, manejó los fondos.

Sin embargo, ninguna de estas afirmaciones se sostiene en los hechos. Díaz jamás fue empleado y no existe ninguna evidencia física (contrato o algo similar) de que haya sido contratado como director financiero o cualquier otra posición operativa dentro de la empresa. Tampoco fue miembro de administración ni tuvo poderes de la empresa.

La experiencia señala que en estos casos hay que seguir la ruta del dinero. Yáñez y no Díaz tuvo el control de las cuentas y la firma sobre las chequeras. Los fondos siempre estuvieron en posesión del propietario de Oceanografía.

Historia

El 15 de abril de 2010, cuando la compañía enfrentaba una quiebra técnica total, Yáñez contrató la empresa de Díaz para que realizara la reestructuración de Oceanografía. Es importante destacar que éste último se ha especializado en este tipo de operaciones con más de 30 no sólo en México sinontambién  en Estados Unidos, España e Italia.

Las más conocidas son las de Pinfra (antes Tribasa), un negocio que hoy vale más de 400 millones de dólares y que salió del concurso mercantil. Grupo Queroil, de la familia Rodríguez, que después de su reestructuración compró 3% de la compañía, actualmente 5%, donde jamás ha recibido un cheque o participado en la administración.

En 1999 participó con Advent Internacional en la compra de Consultoría Internacional, hoy CI Banco. Llegó a tener 10% de las acciones que vendió en septiembre de 2009.

Como reestructurador contratado por Oceanografía participó en reestructuraciones con Rabo Bank, la armadora de barcos Otto Candies, Carval Investors. Esta reestructuración se dio en varios frentes con Rabo Bank, un bono con Morgan Stanley.

Cuando Díaz llegó al caso de Banamex, 87% de las facturas presentaban algún problema grave (este columnista tiene acceso a pruebas que avalan esta afirmación). En la única reunión en la que participó en los dos años y medio de la reestructuración acordaron que la línea de crédito bajaría de 900 a 600 millones, así como algunos mails de seguimiento.

En su momento, la institución de crédito estableció un programa para intentar controlar el manejo de la caja de Oceanografía, que estaba controlada por Yáñez, quien incluso se opuso a la creación de un fideicomiso y el control de Banamex a través de un empleado del banco, Washington Mayorbe.

Socios

Cuando terminó la reestructuración financiera, la empresa de Díaz pidió el pago de sus honorarios y el 24 de noviembre de 2010, Yáñez mandó una carta en la que se puede leer: “Le manifiesto que por el momento carezco de la liquidez necesaria para cubrir en numerario la cantidad generada a favor de su representada por concepto de honorarios derivados del referido contrato y agradeciendo el plazo que me ha sido concedido para realizar el pago, así como el hecho de que los servicios se hayan prestado en su totalidad a pesar de que el suscrito se ha abstenido de pagar cantidad alguna, le manifiesto mi disposición de cubrir tales servicios mediante la transferencia a GGM Energy el número de acciones equivalentes a 20% de las acciones de las cuales soy titular en Oceanografía”.

La celebración de este contrato no implicó de ninguna manera que Díaz participara en la empresa. No existe ninguna evidencia que haya participado directa o indirectamente en el consejo de administración, jamás tuvo poderes de la empresa. Los libros de Oceanografía no muestran que haya participado en ningún comité. Vamos, ni siquiera existe un solo documento firmado por Díaz a nombre de la empresa.

En el contrato de abril de 2010 (Yáñez afirmó ante autoridad que eso pasó un año antes) en su cláusula octava se establece:

“En ningún caso y bajo ninguna circunstancia el prestador podrá intervenir directa o indirectamente en las decisiones administrativas ni en las operaciones que el cliente o la persona moral denominada Oceanografía se entenderán reservados y la separación financiera de la misma respecto a dicha empresa.”

Acciones

Los hechos documentados, a contrapelo de los dichos, demuestran que Díaz actuó como reestructurador de Oceanografía. Terminó como socio ante la imposibilidad de pago de Yáñez y jamás participó como miembro del consejo de administración o empleado en ninguna forma. La única investigación completa que se ha realizado sobre Díaz es la que hizo la Comisión Nacional Bancaria y de Valores que lo exonera completamente.

Es difícil especular sobre las razones de Yáñez para imputar a Díaz, tal vez tenga que ver con el proceso de venta de Oceanografía; sin embargo, los hechos documentados demuestran que Yáñez no está diciendo la verdad.

Determinación

La Dirección General de Aeronáutica Civil, encabezada por Alexandro Argudín, no cedió al capricho ni al intento de tráfico de influencias de grupos de vecinos de Lomas de Chapultepec que pretendían evitar una medida de seguridad para la aviación nacional.

Como le contamos un grupo de name droppers, según ellos preocupados por la seguridad cuando en realidad les preocupaba la belleza de su cielo, pretendían evitar una medida que tiene que ver con la seguridad de la población y facilitar las operaciones aéreas.

Bueno, pues la autoridad ya tomó una decisión definitiva y el nuevo trazo de los aviones, que disminuye los riesgos de seguridad en los aterrizajes en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Habrá que ver si ahora este grupo de vecinos y el jefe de la delegación Miguel Hidalgo, Víctor Romo, ahora sí se ponen a trabajar en cosas verdaderamente importantes para la comunidad y no en luchas tan clasistas como inútiles.

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