Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

31 Jul, 2014

Mentir desde la gobernación, no es una buena práctica; hoy sufrimos las consecuencias

Haber continuado con mis sesiones de masoquismo —después de prometer dejarlas cuando las minutas correspondientes a lo aprobado en el Senado llegaren a la Cámara de Diputados—, que empezaron con los dizque debates en el Senado de la República (con motivo de la discusión y aprobación de los dictámenes de las leyes reglamentarias de la Reforma Energética y la discusión en el pleno de los mismos), me ha permitido ver con claridad lo que planteo en el título de esta colaboración.

Las mentiras, materia prima de las intervenciones de los diputados de las izquierdas —que también lo fueron de las de algunos senadores— son, por desgracia, una especie de castigo al que gobierna, tomadas como verdades axiomáticas por no pocos.

La educación cívica en México, propia de un sistema ideológica y políticamente secuestrado, dio frutos; tragamos durante decenios ruedas de molino ideológicas y políticas y hoy, con la seguridad que da la ignorancia, hacemos afirmaciones que deberían avergonzarnos.

Es tan bajo nuestro conocimiento de la realidad energética que priva en el mundo desde hace decenios —espacio económico del cual nos aislamos consciente y voluntariamente—, que apenas hoy reconocemos que aquél cambió y que lo que aquí tenemos, es un conjunto de cacharros inservibles.

Esto, que deberíamos repetirlo y sustentarlo con la dolorosa realidad que nos impide crecer y modernizarnos, debería ser el punto de partida en la construcción del futuro y la modernización energética del país. Sin embargo, lo que domina son las mentiras, que unos y otros dicen sin sonrojarse.

La promoción de la Reforma Energética, es claro ejemplo de ello; sus promotores, lejos de decirnos la verdad, escogieron el camino opuesto. En vez de optar por decírnosla sin maquillaje alguno —para entender y aceptar la urgencia de un cambio a fondo en Pemex y CFE—, optaron por lo de siempre: esconder la verdad, y apoyarse en mentiras y exageraciones carentes de todo sustento.

¿Acaso pensaron que era verdad eso de que el mexicano es un retrasado mental, incapaz de darse cuenta de que le mienten? Cuando se le dice la verdad, la entiende; además, reconoce y valora el que no lo pretendan engañar.

Hoy, el destino alcanzó a los promotores de la Reforma Energética; ¿cuál fue el recurso utilizado por los opositores? El mismo de los promotores: La mentira burda la cual, entre más burda y exagerada, más efectiva porque, ante las exageraciones y mentiras de los que gobiernan, preferimos aceptar acríticamente las de los opositores a todo.

Así educamos al ciudadano; de ahí la imperiosa necesidad de no mentir desde la gobernación, de hablar con la verdad y exhibir a los que fallaron. No olvidemos que aquí y ahora, cuando gobernantes y funcionarios mienten, no tarda el opositor en desnudar sus mentiras y lo hace, además, con otra; en esta competencia, siempre pierde el que gobierna.

Hoy, los promotores de la reforma sólo tienen su mayoría para aplastar a los opositores; carentes de valor y dignidad para decir la verdad, no saben cómo responder a las mentiras y exageraciones catastrofistas de aquéllos las cuales, son la respuesta a las que utilizaron para promoverla.

¿Cuándo entenderán, ambos, que deben hablar con la verdad?

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