Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

12 Sep, 2014

Los commodities, siempre los commodities

Hace pocos días, en una reunión de trabajo, uno de los participantes me pidió opinión sobre los commodities. Respondí de botepronto que me parecía que estaban en mal momento, empezando porque en varias regiones y paises se están bajando las expectativas de crecimiento, lo que implicaría un descenso en la demanda para las materias primas, sobre todo aquellas cuyos mercados están vinculados a la industria.

Después de un rato y pidiendo disculpas por la dispersión de mis ideas —la reunión ya había transitado hacia otro tema— regresé a la pregunta y señalé una serie de razones adicionales para pensar que los commodities no tienen buen aspecto. Y empecé por el lado de la energía, a lo que varios de los presentes me hicieron la observación sobre la presencia de conflictos geopolíticos —“sobre los que tanto hablas”, dijo alguien, con razón— a lo que contesté con una argumentación que alargó —y desvió— el evento. Lo lamento, pero a veces —alguien diría que con frecuencia— perturbo el orden de las reuniones de trabajo, de esa manera. Creo que cuando escribo también lo hago, así que, por si le molesta, le pido disculpas a usted, amigo lector.

Mi argumento corre —porque lo mantengo vivo— sobre dos líneas. Una es que como sea, Estados Unidos que es el principal consumidor de energía, desde hace años inició una trayectoria para reducir la dependencia del exterior en esta materia y ya lo ha logrado. Se han convertido en un productor importante de energía de varios tipos y amenazan con no sólo ser autosuficientes, sino en ser superavitarios, lo que implicaría que estarían en posición de exportar este tipo de bien —y los bienes y servicios que le rodean—. En consecuencia, los precios de la energía están bajando en el mercado y puede que sigan haciéndolo.

La segunda idea de mi argumento es que si bien es cierto que los conflictos geopolíticos se desarrollan en regiones que están vinculadas a la producción y al abasto de la energía (la proveniente de los hidrocarburos, principalmente), lo cierto es que nada ha pasado que haya puesto en riesgo la operatividad de estas zonas. Cierto, el riesgo de una disrupción de la oferta existe y por eso cada vez que hay algún indicio de agravamiento en los conflictos, los precios del petróleo reaccionan al alza, pero la tendencia general es a la baja, sin derecho de pataleo.

De ninguna manera resto importancia a los conflictos geopolíticos, pues creo que su existencia va más allá del tema de los mercados de cualquier tipo, como lo he manifestado en este espacio recientemente. Pero parece que estas entidades —los mercados— con relativa facilidad pasan al asiento trasero del vehículo a los temas que no pasan de ser una amenaza —por seria que sea— y se ocupan del “sabor del día” o de la semana.

Otro elemento que incide en la debilidad de los precios de las materias primas es el fortalecimiento del dólar que ha tenido una apreciación importante en los meses recientes, contra todas las otras divisas. En los mercados existe un índice que es buena referencia y que mide al dólar estadunidense contra una canasta de seis monedas: euro, yen, libra esterlina, dólar canadiense, franco suizo y corona sueca. Este índice ahora se encuentra en su nivel de 84.35, al cerrar agosto estuvo en 82.72, al cierre de julio en 81.54, en junio en 79.81 y a principios de mayo, en un mínimo de 78.93.

De tal modo que en cuatro meses y medio, el dólar se ha apreciado casi 7% contra este grupo de monedas, de tal modo que las materias primas que cotizan en dólares (el petróleo y toda las demás) se han encarecido frente a las monedas distintas a la “divisa verde”, con lo que la demanda por estos bienes disminuye en el terreno de los mercados financieros. Y todo suma.

Si las cosas siguen así, no habría por qué pensar en un repunte importante de los precios de los commodities y menos si existe la posibilidad de una expansión cuantitativa en la política monetaria de Europa, antes que en Estados Unidos la Fed suba la tasa. También habría que pensar si para efectos de las finanzas públicas de México, el precio del barril mexicano para efectos presupuestales de 2015 (82 dpb), es congruente con esta posibilidad, considerando que la mezcla mexicana hoy está en 89.14 dpb. ¿Cómo ve? Suerte.

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