Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

22 Sep, 2014

G-20: ¿compromisos o lista de deseos?

Digamos que los mercados superaron con una buena dosis de dignidad los eventos de la semana pasada (la reunión de la Fed, el referéndum en Escocia y la subasta de crédito del Banco Central Europeo) y regresaron a los  temas habituales (el pobre crecimiento de Europa y las acciones limitadas para encontrar un camino a la recuperación, la debilidad del crecimiento de China y los conflictos geopolíticos.

No es casual entonces que en la reunión de ministros de finanzas y banqueros centrales del G-20, que se celebró durante el fin de semana en la ciudad de Cairns, en Australia (país que este año ha sido el anfitrión de este grupo de países que desde 2008 actúan como una especie de macro comité global), estos temas hayan sido directa o indirectamente temas centrales en la discusión.

El G 20 insistió en su propuesta de llevar el crecimiento de la economía del mundo a un nivel estable y colectivo superior a 2% para el año 2018, lo que supone una serie de esfuerzos que tendrían que ser ratificados en la reunión de jefes de Estado, el próximo mes de noviembre a celebrarse en la ciudad australiana de Brisbane.

Desde luego que la propuesta requiere un compromiso colectivo de llevar a cabo acciones individuales que probablemente estarán limitadas por las posibilidades de cada país, así como por las agendas de los gobiernos en turno. Ojalá esta propuesta quede plasmada como un documento de compromisos concretos, pues de otra manera no pasará de ser otro catálogo de buenas intenciones.

Además del tema anterior y en el terreno del crecimiento económico, el G 20 parece dirigir sus miras hacia los políticos europeos por lo preocupante que resulta la mala condición de aquella región y la falta de acuerdos para sacarla de ella. Específicamente se mencionaron como un soporte del crecimiento a los apoyos monetarios que se han instrumentado por varios bancos centrales y el papel que estos apoyos podrían tener en el combate de una posible deflación. Asimismo, se insistió en la posibilidad del uso de estrategias fiscales flexibles —en donde existen posibilidades de hacerlo—para apoyar al crecimiento, dadas las condiciones económicas de corto plazo. 

Si las consideraciones anteriores no son entendidas por las autoridades económicas de Europa y por Alemania en particular y no se toman acciones más contundentes que las que hasta ahora hemos visto, creo que la preocupación subiría de nivel, pues se reducirían las esperanzas de un consenso político que hasta ahora no ha existido, en esa región que es la más perjudicada por el conflicto Rusia –Ucrania del que las noticias que recibimos es el constante incremento de las sanciones que se le han impuesto a Rusia, con la contrapartida que supone en los países que las ejecutan, como he escrito en este espacio.

Llama mi atención el énfasis con el que son tratados los temas de los riesgos financieros. Si bien se reconoce que hay una mejor capitalización de la banca internacional y mejores niveles de liquidez en estas instituciones, pero no deja de considerarse que el sistema financiero global, sigue siendo un riesgo para la estabilidad económica del planeta, por su tamaño, la interconexión entre las instituciones. Evidentemente, el riesgo de too-big-to-fail en que derivó la crisis de 2008, permanece en la mente de todos, lo que sugiere que las condiciones de la supervisión y la regulación del sistema financiero global, no son las que se quisieran tener.  

En el foro del G 20, la OCDE presentó su plan de acción contra las prácticas que permiten la baja tasa de impuestos que muchas empresas globales pagan internacionalmente. Este programa requiere de acciones coordinadas entre los países, que se supone estarán listas en 2015 y que requerirán cambios y ajustes legislativos locales, si se quiere llegar a tener un estándar global de información y sanciones que permitan acotar y evitar las prácticas mencionadas. Es una tarea difícil, de gran complejidad técnica, pero necesaria.

Como escribí en el párrafo inicial, los mercados regresarán a las preocupaciones habituales, pero cada vez más cerca de la temporada de reportes corporativos trimestrales (en la segunda quincena de octubre), que siempre anima el ambiente. No me extrañaría ver una etapa de contracción ligera —de hecho el viernes pasado hubo algunas señales de ello—, antes de intentar un nuevo “ataque” en busca de niveles más elevados. Ofrezco hablar sobre esto, esta misma semana. Suerte.

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