México benchmark global

PARÍS.— Carlos Ghosn concluyó su conferencia de prensa —tras encabezar los lanzamientos de la alianza Renault-Nissan, de la cual es CEO— con una contundente declaración:

“México es para Nissan un buen y de hecho, perfecto ejemplo, de lo que debe hacerse en otros países para apoyar la estrategia de crecimiento globalmente de la empresa y de lo que puede hacerse para alcanzar las metas establecidas en el Plan Power 88, que implica 8% del mercado automotriz mundial en 2016, y alcanzar un crecimiento sostenible de 8% anual en las utilidades del grupo.”

Y mire que se trata de la empresa que globalmente ha alcanzado buenos resultados, a pesar de los vaivenes en los mercados emergentes (Rusia, China, India, Sudáfrica, Brasil, Argentina), pues dice que la solidez de los resultados de manufactura y de ventas internas consolidan a México, como una localización y equipo estratégico para conseguir los resultados globales, aun cuando en esos mercados se presenten temporalmente ajustes”.

México, por segunda ocasión consecutiva se llevará el “Premio del Presidente”, pues la operación que encabezan Airton Cousseau, presidente y director general de Nissan Mexicana, y Armando Ávila, vicepresidente de Manufactura, ocupa los primeros lugares en ventas, ganancia de participación de mercado, financiamiento, satisfacción posventa, aumento de capacidad de manufactura a 800 mil vehículos en una fábrica que tiene menos de tres años de operación completa y en permanente expansión, con costos de operación competitivos. Si es un modelo (benchmark), pero no sólo para Nissan, sino también para el resto de la competencia, pues en este mercado, bien apunta Ghosn, participan más de 50 modelos de casi todas las marcas y han instalado la gran mayoría de las armadoras. Un mercado no fácil, competido.

Pero no todo es dulzura. Entre el lunes y martes, de los cerca de 40 lanzamientos de modelos automotrices que se presentaron en el Salón del Automóvil de París 2014, 60% incorpora tecnología de punta para mejorar la eficiencia en el uso de combustibles no renovables, menor o cero emisiones y la conectividad, pero mientras la tecnología avanza a velocidad luz, la mayoría de los países fuera de Europa, incluyendo Estados Unidos y México, no podrán gozar de los modelitos porque la infraestructura de recarga eléctrica de vehículos no cuenta con impulso y estímulo estatal, y porque no hay suficiente banda ancha disponible para lanzar al mercado la autonomía automotriz que, ante todo, implica seguridad y pleno control del auto por el conductor, aún cuando decida no tomar el volante.

Ghosn palpa realidades. Está consciente de que el empuje de las ventas automotrices este año fue proporcionado por la expansión vibrante de EU, país en el que Nissan tuvo un crecimiento de ventas a agosto de 19%, pero que Europa, la región que incluye Rusia, apenas crecerá un magro 0.3% y está distante de recuperar la dinámica que registraba en 2007.

También que China seguirá siendo el motor mundial de la industria, al igual que India, donde se tienen que afinar estrategias de manufactura y de portafolio de productos. De Brasil, parece insatisfecho por el magro crecimiento, que no justifica como en el caso de Rusia por la presión geopolítica.

Todo esto me lleva a una reflexión. Más que contarle las novedades del Salón del Automóvil, debo reconocer que entiendo el porqué ayer, el Presidente entregó la propuesta de Ley de Competitividad y Productividad, para establecer un mecanismo eficiente y transparente, que pueda recomendar la implementación de políticas públicas que se traduzcan en fomento económico. Un ejemplo: 25% de los autos presentados aquí son eléctricos o híbridos. Van desde el BMW o el Lamborghini, al Leaf de Nissan o el Twicy y el Zoe de Renault, pero ninguno puede usarse en México a pesar de generar cero emisiones porque no hay infraestructura pública de conectividad de estos carros y, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, no le va poner —al menos por ahora— el incentivo fiscal que ha impulsado Francia, Suecia o Inglaterra, para tal efecto.

De Fondos a Fondo

Concurrencia total se espera este viernes en el Seminario del Derecho de las Telecomunicaciones que ha organizado en la Escuela Libre de Derecho, el excomisionado de la Cofetel y verdadero especialista en el tema, Gonzalo Martínez Pous. No sólo participará el presidente del IFT, Gabriel Contreras, como ponente magistral, sino que ha reunido a un nutrido grupo de expertos, competidores, preponderantes y reclamantes de la industria, integrantes o exintegrantes del órgano de competencia y del de regulación y supervisión de telecomunicaciones y radiodifusión para, bajo la óptica estrictamente legal, mejorar el entendimiento del sector. ¡No se lo pierda!

Lo que es el chisme fácil. Algunos especulan de más, cuando se trata de Grupo Financiero Banorte, que preside Guillermo Ortiz, y dirige Alejandro Valenzuela. Le comento que la convocatoria de asamblea para el próximo 22 de octubre, formalizará legalmente el relevo generacional en una de las posiciones propietarias en el Consejo de Administración.

Se trata de la salida de Graciela González de Hank, mamá de Carlos Hank González, quien la sustituye. Con esto, el relevo podrá realizarse para el consejo del Grupo que se efectuará el miércoles 29 de octubre. Éste sí es decisivo en el futuro del gobierno corporativo de Banorte.

Aún hay decisiones que se tejen, pero en esa fecha, el doctor Guillermo Ortiz podría anunciar su retiro como consejero con fecha posterior (abril). Hay muchos rumores, pero la decisión quedará clara para entonces y, lo que ni empleados ni mercados perdonan es la incertidumbre.

Le anticipo que la llegada de don Hank González al consejo, no modifica la separación de Banorte del Grupo Financiero Interacciones y, no contraviene ni la ley vigente del mercado de valores, o a la ley de agrupaciones financieras. Se busca asumir un rol más activo del grupo de accionistas patrimoniales y, no descarte que en una asamblea posterior pueda ser propuesto por la mayoría para sustituir al doctor Ortiz.

Don Juan González Moreno y Carlos Hank González, su sobrino, son los miembros que representarán al grupo patrimonial mayoritario y han venido trabajando muy bien desde diciembre de 2012, tanto en Gruma como en otros negocios. En conjunto la familia posee 11.5% de las acciones y, como en otros casos (ICA por ejemplo, don Bernardo Quintana y su familia tienen 6.5% de la constructora), o sea, ¡les alcanza para controlar aunque por ahí lo pongan en tela de juicio!