Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

1 Dic, 2014

La ocurrencia de las zonas de desarrollo

En 1978, China se dio cuenta que no podía ni siquiera alimentar a su población y decidió crear las llamadas Zonas de Desarrollo Económico para atraer inversión extranjera.

En 1984 ya eran 14 las ciudades que se consideran Zonas de Desarrollo Económico y en la actualidad hay 49 ciudades chinas en esa condición.

Lo que en esencia se hizo fue aislar esas zonas de la doctrina y las practicas comunistas y aplicar ahí los principios más puros del libre mercado.

El experimento ha sido exitoso y se calcula que más de 300 millones de chinos han superado la pobreza.

Siguiendo ese modelo, el presidente Enrique Peña Nieto anunció la creación en México de tres Zonas de Desarrollo Económico: el corredor industrial interoceánico  en el Istmo de Tehuantepec, los municipios de Guerrero y Michoacán colindantes con Lázaro Cárdenas y Puerto Chiapas.

En esos lugares se cobrarán menores impuestos y cuotas más bajas de seguridad social para atraer empresas.

Se piensa que con ello se detonará el desarrollo en esas regiones, tal como sucedió con China.

La idea, sin duda algunas no es mala.

Sin embargo, hay consideraciones importantes que hacer. Acaso la primera sea que una condición indispensable para el éxito de las Zonas de Desarrollo Económico es la estabilidad política.

Y lo que encontramos en esas zonas es que parte del problema de desarrollo se origina precisamente en problemas de gobernabilidad.

Se trata de regiones dominadas por el crimen organizado, con autoridades con altos niveles de corrupción e involucramiento con organizaciones criminales.

En segundo lugar, el gobierno tiene que ocuparse de construir infraestructura básica para que las empresas puedan operar: vías de comunicaciones terrestre y aéreas y, cuando menos,  suficiente generación de electricidad.

Por otra parte, el hecho de que el gobierno federal esté reconociendo la necesidad de Zonas de Desarrollo Económico y ponga en la mesa como solución el tema de los impuestos, debe mover a la reflexión de si el sistema tributario mexicano no es un obstáculo para el desarrollo no sólo de esas zonas, sino de todo el país.

La realidad indica que con la aplicación de la reforma tributaria Videgaray, la economía mexicana no ha podido funcionar adecuadamente y por eso tenemos en México un crecimiento de 0.50% en el tercer trimestre de este año, periodo en el que Estados Unidos creció a 3.5 por ciento.

 Es probable además, que México necesite ir más allá y en lugar de decretar Zonas de Desarrollo Económico en términos geográficos, lo mejor sea hacerlo con base en indicadores.

Por ejemplo, todos los municipios con ingresos per cápita menores a la media del norte del país se considerarán Zonas de Desarrollo Económico y se les aplicaran condiciones especiales; a aquellos estados con mayores índices de pobreza entrarán al esquema.

A estas alturas del partido, el tema de las Zonas de Desarrollo Económico suena como una buena ocurrencia y no se le ven asideros concretos para su aplicación ni se sabe de metas y objetivos en el tiempo.

Nadie duda de que las cosas no pueden seguir como están, pero es probable que los anuncios hechos por el presidente Peña Nieto, en concreto estos de las Zonas de Desarrollo Económico le hayan sido sugeridas más como una ocurrencia que suena bien, que como una estrategia para sacar adelante zonas de la pobreza que no son las únicas.

El gobierno tendrá que trabajar a marchas forzadas para aterrizar la idea y probar su viabilidad, porque hay muchos municipios más que debieran recibir apoyos y condiciones especiales para salir adelante.

Hasta el próximo lunes con nuevas… Perspectivas.

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