Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

21 Mar, 2015

Una lacra en las empresas familiares (I)

Todos los que asesoramos los negocios familiares, de una u otra forma, nos hemos topado con situaciones complejas, dada la naturaleza especial de estos delicados organismos. En particular, nos hemos enfrentado a casos en que enfermedades físicas y mentales hacen insostenible la supervivencia y sano desarrollo de empresas, familias y, finalmente, acaban con los patrimonios.

En un artículo reciente, Jim Hutcheson, colega mío estadunidense, que se dedica a asesorar a personas con problemas dentro de las empresas familiares, pone el dedo en la llaga: “Un porcentaje importante de sus asesorados llegan por problemas de adicciones en especial alcoholismo y uso de sustancias ilegales, (léase drogas)”. Sus estadísticas son muy preocupantes y aunque no tenemos cifras (o yo no las conozco) en México, la situación debe ser similar. Empecemos:

El alcoholismo es un problema social, que afecta tanto al individuo como a su familia, su centro de trabajo y a la sociedad en general, ya que los costos son muy elevados. Hay millones de personas que caen en estas adicciones y sus efectos en cuidados médicos encarecen los programas de salud. Ellos provocan accidentes dentro de sus áreas de trabajo, en las calles, carreteras y violencia en sus casas, además del efecto emocional y sicológico en sus hijos. Y, lo que es peor, esa tendencia se replica en las siguientes generaciones y se empeora el problema.

En los negocios familiares se da una característica adicional, ya que, como describe Hutcheson, la falta de comunicación causada por el individuo adicto con sus socios y familiares provoca “secretos por todos conocidos”, el tratar de ocultar o meter debajo del tapete esa enfermedad, minimizándola y , cuando la bomba estalla, la destrucción es mayor. Además, den por un hecho que, tarde o temprano, va a ocurrir una explosión.

El tema de la continuidad a través de las generaciones, que es la base de las empresas familiares, se complica enormemente. ¿Cómo confiar en un posible sucesor(a), si éste no está sobrio y no acepta entrar en una rehabilitación. Si ya dirige su negocio, sus decisiones van a ser erráticas, a veces emocionales, puesto que, a menudo, caen en depresiones que inmovilizan el desarrollo de un negocio afectando a todos los que lo rodean.

Un dato novedoso, que aunque no podría probarlo en mi experiencia, es interesante analizar en nuestro país es que, según Hutcheson, un importante porcentaje de jóvenes de clase media alta y alta caen en adicciones, ya que no tienen problemas económicos, reciben suficientes recursos de sus padres y abuelos para no tener que esforzarse en ganarse la vida con su trabajo y caen en enfermedades que son muy difíciles de erradicar. Esto sucede en las empresas familiares donde, por falta de atención y prebendas ilógicas, los juniors hacen como que trabajan y no tienen que darle cuentas a nadie, percibiendo ingresos mucho mayores que no corresponden a lo que realmente hacen.

No voy a dar, por ética y discreción profesionales, ejemplos de los problemas que he encontrado en mi trabajo como asesor, pero les aseguro que el alcoholismo es un mal bastante común que debe ser afrontado directamente, antes de que cause una revuelta interna o al exterior. Es necesaria la presencia de terapeutas, personas e instituciones  entrenadas en rehabilitar y apoyar al enfermo alcohólico y a su familia codependiente, además de reducir al máximo sus efectos en la operación del negocio y el cuidado del patrimonio.

Como un dato curioso, los países donde hay más personas alcoholizadas son Moldovia, Hungría, República Checa, Rusia y Ucrania. Nosotros no debemos andar muy atrás.

Continuará...

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube