Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

28 Mar, 2015

Hasta dónde puede llegar el crecimiento del crédito

Durante las dos últimas semanas se ha hablado mucho del crecimiento esperado del crédito. Un foro fue la presentación de los avances de la Reforma Financiera y el otro fue en la Convención de la ABM. La pregunta que nos hacemos es ¿hasta dónde podrá crecer el crédito sin generar un problema?

Para llegar a contestar esta pregunta se necesitan considerar varios elementos. El primero tiene que ver con las características de un crecimiento del crédito que pueda generar problemas.

En los documentos que estudian las crisis financieras uno encuentra que hay varios rasgos comunes. El primero es un nivel de apalancamiento excesivo en la economía. Los datos de los diferentes segmentos de crédito como proporción del PIB no muestran un endeudamiento excesivo de familias y empresas en México.

El segundo es que el crédito se concentre en un sector de la actividad económica, de tal manera que se genere una de las llamadas “burbujas especulativas”. El análisis sectorial del crédito confirma que no hay tal concentración.

Un tercer elemento es cuando el aumento del crédito se basa en un aumento al consumo. La mezcla del financiamiento al sector privado en México está cargada del lado empresarial más que del lado del crédito a familias.

El cuarto elemento tiene que ver con la dinámica de crecimiento del crédito. La probabilidad de tener un problema de selección en el otorgamiento de crédito aumenta con el ritmo del crecimiento del crédito. Es decir, si el crédito crece a un ritmo razonable, probablemente se tenga un problema. Si el crédito se da a quien lo solicite es más probable tener un problema.

En resumen, de los cuatro elementos anteriores no identifico que alguno de ellos se geste en este momento en el sistema financiero mexicano. Es relevante hacer notar que si bien la dinámica del mercado de financiamiento hasta ahora ha sido razonable, nos podemos desviar de este comportamiento y comenzar a gestar un problema en el sistema. Lo anterior es una buena noticia, pero no nos debemos de confiar.

El segundo elemento tiene que ver con las capacidades del sistema. En esta área también se observan algunas características positivas para el desarrollo del mercado de financiamiento.

La primera tiene que ver con la disponibilidad de capital en las instituciones financieras para poder tener una expansión en el crédito. En la banca comercial los indicadores muestran que hay capacidad para crecer el crédito sin mermar indicadores de solvencia.

La segunda capacidad tiene que ver con el capital humano en el sistema financiero. Se observa que en los últimos años se ha mejorado la capacidad de gestión en las entidades, concluyendo que esto tampoco será un problema.

La tercera tiene que ver con la biodiversidad de intermediarios. Si bien en papel existe una amplia diversidad, lo que los números agregados nos muestran es que el sistema sigue siendo centrado en bancos. Lo anterior es más grave cuando se evalúa el rubro de crédito al sector privado en el que los bancos son preponderantes.

Aquí hay un área de oportunidad importante para desarrollar más vehículos alternativos de financiamiento como lo es el mercado de valores.

La cuarta capacidad tiene que ver con la disponibilidad de recursos para financiar el crédito al sector privado. Si no ha sido un problema, el que la capacidad se mantenga depende de dos factores ajenos al sector financiero mexicano.

El primero es el ritmo de crecimiento de la deuda de gobierno, que puede competir con el sector privado por los recursos. El segundo es el ritmo al que los extranjeros canalizarán su ahorro en instrumentos financieros en México.

El tercer elemento tiene que ver con el entorno en el que opera el sistema financiero. Identifico que una mayor actividad económica implica una mayor dinámica en la demanda de crédito.

Otro es el entorno legal y la aplicación del Estado de derecho que se deben mejorar para que los intermediarios tengan mayor certidumbre en el otorgamiento del crédito.

Concluyendo, no hay indicios de vulnerabilidades por un mal comportamiento en el mercado, aunque hay que vigilar. En cuanto a capacidades se observan algunas, pero en el desarrollo de canales alternos hay un reto. Finalmente, respecto del entorno es donde más incertidumbre hay.

Para llegar a 40% del PIB, que es la meta del Pronafide, se tienen que fortalecer los factores de debilidad que se identificaron.

*Director general del FUNDEF
guillermozamarripa@itam.mx

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