Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

30 Mar, 2015

México debe adoptar un presupuesto por resultados

El año electoral está obligando al gobierno, por un lado, a ocultar la magnitud del problema que representa la caída en los precios del petróleo y, por otro, a prometer que los ciudadanos no tendrán que hacer nada para enfrentarlo, que todo lo hará el gobierno.

Ambas posiciones son peligrosas: la primera, porque oculta el hecho de que el país es financieramente inviable si sólo recibe la mitad de los ingresos petroleros.

La segunda es peor aún, porque supone que basta y sobra con que el gobierno haga un esfuerzo financiero, para que la dificultad se supere.

Por eso el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ha puesto sobre la mesa el famoso presupuesto cero, que pretende revisar todo el gasto público para realizar los ajustes que se necesiten y enfrentar así los menores ingresos provenientes del petróleo.

Y junto con ello, ha sido muy enfático en señalar que no se romperá el pacto fiscal para este sexenio, en el que se establece que no habrá nuevos impuestos y tampoco aumento en las contribuciones.

Si esto es verdad, y si sólo con el esfuerzo presupuestal del gobierno se hace frente a la caída en los ingresos petroleros, entonces se puede concluir que en este momento el presupuesto tiene tal nivel de desperdicio, que, con sólo evitarlo, se soluciona el problema.

Sin duda, revisar el presupuesto de arriba abajo es indispensable desde hace muchos años. En el presupuesto hay cientos de millones de pesos y, en algunos casos, miles de millones de pesos, que se tiran en verdad a la basura; hay obras, programas y personal que no se necesitan.

Pero aún con una revisión exhaustiva, y suponiendo que se haga bien es casi imposible que sea suficiente para superar el faltante de ingresos.

El gobierno necesita actuar en dos grandes frentes: en los gastos y en los ingresos.

En el primer caso, hay que hacer la revisión presupuestal como lo propone el secretario Videgaray; pero también modificar, de una vez por todas, la forma como se asigna el presupuesto y pasar de un presupuesto por programas a un presupuesto por resultados.

Esto permite que los burócratas, en lugar de cumplir reglas en materia de gasto, se enfoquen a conseguir resultados.

Un buen ejemplo acaso sea el presupuesto en el sector forestar mexicano. Probablemente es el que mejor se ejerce en términos de calendario y programas. Sin embargo, la superficie forestal del país ha disminuido.

En un presupuesto por resultados, lo que se establece es la meta  de hacer crecer la superficie forestal y en esa medida se asigna presupuesto.

En el sexenio de Vicente Fox se integró un grupo multidisciplinario para adoptar el presupuesto por resultados, pero como en la primera reunión el mandatario se quedó dormido de aburrimiento, la idea nunca progresó.

Un presupuesto por resultados es indispensable para México, porque obligará a que el gasto público se mida, se racionalice y sólo se ejerza en la medida que los resultados lo ameriten. En este momento el gasto se realiza sólo porque así se estableció, sin importar si los resultados de ello son buenos o malos.

Por el lado de los ingresos es casi inevitable que se tengan que hacer cambios de fondo y el más importante, es adoptar un sistema tributario que, a lo largo de varios años, libere a las finanzas públicas de la dependencia petrolera y se financien con impuestos, como sucede en todo el mundo.

El gobierno quiere meterse de lleno al tema presupuestal. Qué bueno. Pero ojalá el ejercicio no sea un truco político para brincar lo electoral y que luego todo quede igual.

México puede evitar una crisis financiera, pero sólo si se empieza a actuar desde hoy, sin hacer promesas de carácter político para darle vuelta al temor de que los electores castiguen al partido en el poder.

Hasta el próximo lunes con nuevas… Perspectivas.

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