Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

20 Abr, 2015

Europa inicia recuperación y Latinoamérica desacelera

Decía recientemente la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, que económicamente, para América Latina, se habían “acabado los tiempos de las vacas gordas” porque, para este año, se tienen expectativas de crecimientos de entre menor uno por ciento y uno por ciento. Dicha evolución es atribuible al redireccionamiento de la relación comercial de tres de los principales países —Brasil, Chile y Perú— que han transferido sus esfuerzos comerciales de Estados Unidos hacia China.

La apuesta no era tan mala, porque mientras que el país asiático tiene para 2015 un ritmo esperado del PIB de 6.8%, en los anteriores veinticinco años  —desde 1990— su ritmo promedio había sido de alrededor del 10% anual. En contraste, EU, que ha tenido tasas mucho más bajas, de entre 1 y 2% anual, especialmente desde la recesión de 2008, lleva dos años creciendo apenas arriba de 2% y con expectativas de 3% para 2015.

Los tres países sudamericanos arriba mencionados, además de Bolivia, Venezuela y Uruguay, que también cambiaron sus relaciones comerciales de Estados Unidos hacia China, fueron afectados por el menor dinamismo económico chino del último quinquenio. No obstante, siguen siendo muy importantes, ya que la actividad económica conjunta de los seis integra poco más de 55% del PIB de América Latina.

Pero no ha sido así con todos. En el caso de México, Colombia, Argentina y varios de los otros países chicos de Centroamérica, que han seguido impulsando en su producción los bienes comestibles, cuyos precios no han corrido la suerte volátil y extrema de los minerales, en cuanto a precios, salvo quizás ligeras pérdidas en términos de algunos de los precios de intercambio.

El cambio estructural que ocurrió en el cuarto de siglo, desde 1990 hasta hace cinco años, fue haber concentrado dichos países latinoamericanos, sus actividades económicas y exportaciones, de las materias primas comestibles a las minerales —de la soya, el aceite de soya, del trigo y el maíz, hacia el mineral de hierro, la plata, el cobre, el oro y otros—. En consecuencia, el ciclo productivo de Latinoamérica, antes más pegado al de EU, se ha venido emparejando con el de China.

Pero el ciclo de la segunda economía del planeta, que ha dictado el rumbo latinoamericano en el último cuarto de siglo, está ahora en proceso de disminuir su espectacular expansión económica, mudándose a un crecimiento más sostenible, en el que la demanda interna va ganando peso, en la ponderación de su PIB y de sus importaciones; de manera que la consecuencia ha sido que han entrado a una fase de crecimiento moderado, afectando también a la baja los precios de materias primas, que antes demandaban.

En cuanto a la suerte que se está dando en la zona euro, el cambio en proceso es muy significativo.

Parece que, por fin, van a empezar a sostener su peso. Los arreglos recientes con Grecia y los éxitos logrados por España, Irlanda e Italia, están cambiando las expectativas en el mundo.

Tanto así que también los flujos de recursos financieros y de inversión se están empezando a redireccionar y a modificar las expectativas de crecimiento. Europa se perfila ahora como una región con recuperado crecimiento y generación de empleos, cambiándose con Latinoamerica, que ahora está sufriendo;  y así ocurrirá con algunos de ellos durante algún tiempo.

*Economista

Twitter: @acanovelez

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