Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

5 May, 2015

Cuba, turismo y el regreso de la diplomacia con Estados Unidos

LA HABANA.– Hoy comienza en Cayo Coco la Feria  Internacional de Turismo de Cuba (Fitcuba), un evento que en este 2015 tiene como gran diferenciador respecto a ediciones pasadas el reinicio de las relaciones diplomáticas entre este país y Estados Unidos.

Todavía es pronto para saber con claridad los tiempos, alcances y consecuencias de este cambio histórico, sobre todo, porque no está resuelto el gran asunto del embargo estadunidense, que se mantiene con el respaldo de políticos e intereses muy poderosos en EU. Sin embargo, el mero análisis del potencial de este cambio para el turismo en la isla, llama el interés tanto de operadores y comercializadores especializados en el destino como de los inversionistas no sólo estadunidenses sino de muchos países.

Si hace poco tiempo empresas mexicanas como Grupo Xcaret, de Miguel Quintana y los hermanos Constandse, exploraron seriamente la posibilidad de invertir aquí, hoy varios empresarios quintanarroenses están revisando este mercado que podría crecer de forma acelerada.

Llegar como turista a La Habana es como hacerlo a través de una regresión en el “túnel del tiempo” a la década de los ochenta.

El premio son el clima, las playas, sus músicos que contagian su cadencia y alegría; la gente ingeniosa y bien dispuesta a ayudar: la belleza de La Habana Vieja; la creatividad de sus artistas o los mejores puros del mundo, pero también hay innumerables oportunidades para hacer negocio en el turismo.

Desde implementar un sistema moderno de revisión y transporte de las maletas que se mueven del avión a la terminal aérea; hasta actualizar los métodos de registro hoteleros donde seis clientes provocan una fila de más de media hora para obtener las llaves del cuarto. En hoteles como Panorama, de cuatro estrellas y en la exclusiva zona de las embajadas; los elevadores sólo aceptan cuatro pasajeros por vez, así es que entrar a uno para bajar diez pisos a la hora del desayuno, puede ser un proceso que dilate 15 minutos o más. La magia de Cuba es que a pesar de esos inconvenientes la alberca esté atestada de huéspedes y que los turistas canadienses disfruten de sus habanos en compañía de sus hijos en el bar del lobby, cuando en su país el tabaco incinerado es visto como el humo que supuestamente el diablo exhala de su boca.

En este país donde la paciencia más que una virtud es un gen que enriqueció el ADN de sus pobladores, todo camina a un ritmo muy especial.

Ramón Sinobas, cubano naturalizado mexicano quien hoy está al frente de la dirección del Centro Integralmente Planeado de Fonatur en Huatulco, platicaba alguna vez que los oriundos de la isla no sólo son las personas mejor preparadas del Caribe sino que, además, viven con el principio de no sentirse menos que nadie, incluso, entre ellos.

Esa paciencia y personalidad influirán en el ritmo de este momento.

En la medida en que los gobernantes y los legisladores cubanos y estadunidenses vayan decidiendo los alcances económicos de su nueva situación diplomática habrá mucho que negociar.

Y los empresarios mexicanos del turismo, más que una amenaza a Cancún, Isla Mujeres, Cozumel y Riviera Maya, seguramente identificarán aquí elementos para generar, junto con los cubanos, más riqueza.

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