Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

7 May, 2015

¿Tampoco esto nos afectará? ¿En serio?

Una de las reacciones que más me sorprende de nuestros políticos, es cuando afirman que nada nos afecta; poco importa si lo que hubiera motivado dicha afirmación, hubiese sido lo visto el viernes de la semana pasada en Jalisco, o la aparición de textos objetivos acerca de nuestra realidad en The New York Times, The Wall Street Journal, Financial Times, El País y Le Monde, o en revistas como The Economist por citar sólo unos cuantos medios.

No hace mucho, nuestros altos funcionarios se regodeaban al leer en ellos lo publicado acerca del Mexican moment y, bisoños e ingenuos, les concedían a sus reporteros entrevistas privilegiadas porque, se justificaban, dichos medios eran los mejores conductos para llegar a quienes deciden en el mundo.

Aquella visión de invencibilidad y nulos efectos negativos para nuestro país y su economía –ante cualquier situación complicada o problemas de índole diversa–, repetían ufanos como señalo, que a México nada podía afectarlo negativamente. 

Cuando durante decenios padecimos la aplicación –hasta el absurdo– del modelo de economía cerrada que tanto daño causó a nuestra economía, y a su crecimiento y modernización, esa afirmación pudo haber reflejado la realidad que vivía el país en esos años pero hoy, cuando formamos parte activa de la globalidad, y desde hace más de 25 años somos una economía abierta, dicha afirmación no pasa de ser una estupidez económica.

Hoy, todo lo que sucede en cualquier punto del planeta, afecta a todos; el efecto –positivo o negativo– puede variar en intensidad pero, nadie se salva de ser tocado por lo que se registre en éste o en aquel país; más aún, cuando lo sucedido se registra en alguno de los principales socios comerciales del país, acerca del cual se hace tan peregrina afirmación.

Hoy pues, ¿quién se atrevería a afirmar que lo sucedido en Jalisco, un  eslabón más de una larga cadena de retos al Estado mexicano, no nos afecta en lo que se refiere a la imagen de México en el exterior?

Ante la gravedad de lo visto (y por lo que deja ver en cuanto al control de una vasta región del territorio nacional por parte de uno de esos grupos que es, dicen unos y otros, el más peligroso del mundo), ni el secretario de Relaciones Exteriores que frecuentemente debe deglutir tubérculo ante audiencias en el exterior, y menos el siempre ausente y alejado de la realidad del país, nuestro secretario de Economía, se atreverían a afirmar que lo visto en Jalisco, Guanajuato y Colima, no afectará la imagen del país entre los inversionistas del exterior.

¿Qué harán los que repiten que nada nos afecta? ¿Modificar su discurso el cual (lejos de generar simpatía y solidaridad en quien los oye porque ya pocos los escuchan), provoca pena ajena al negar lo evidente? ¿Acaso ante lo obvio mantendremos esa ficción, que más parece cuento de hadas de los que solemos leer a los infantes antes de dormirlos?

¿Qué es entonces lo que nos debe pasar, para que el discurso oficial tenga que ser radicalmente modificado? ¿Acaso lo único que los obligaría, sería estar viendo asustados su obra: el país hecho pedazos?

¿De eso se trata entonces esta gobernación: Después de mí, el diluvio? Pobre país.

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