Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

12 Ago, 2015

Alphabet: el dilema innovador

Clayton Christensen, uno de los académicos más respetados, identificó uno de los problemas que explican la debacle de empresas que parecían invencibles como Nokia, BlackBerry, Kodak, entre muchas otras. Para explicar el fenómeno acuñó el concepto “dilema del innovador”: compañías exitosas identificadas por ser agresivas y sensibles para desarrollar innovaciones de acuerdo a las necesidades de sus clientes, pero en algún momento incapaces de anticipar nuevas tendencias, lo que las hace obsoletas.

No importa qué tan innovadora sea una compañía, siempre será vulnerable a hacerse presa del éxito de su innovación e inhibir la capacidad de adaptación bajo una aplastante prerrogativa de inercia institucional y aversión al riesgo, determinada en parte por los ritmos de los mercados de capital que exigen resultados muy específicos trimestre a trimestre.

Un buen ejemplo es Microsoft, que bajo el liderazgo de Steve Ballmer dejó pasar, por exceso de confianza, aversión al riesgo e incluso soberbia, dos grandes tendencias de innovación disruptiva: las búsquedas de internet y la movilidad. Hoy, bajo el liderazgo de Satya Nadella, parece que la compañía podría recuperar esa vitalidad y tiempo perdido.

LA OPORTUNIDAD DE GOOGLE

Aunque la empresa fundada por Larry Page y Sergey Brin nació apenas en 1998, Google se ha consolidado como una de las compañías más emblemáticas de nuestra era y seguramente marcará el siglo XXI, como lo ha hecho  GE, que fundó Thomas Alva Edison a finales del siglo XIX. En muy pocos años Google ha logrado innovar en muchas áreas al mismo tiempo y hoy buena parte de la humanidad interactúa con alguno de sus productos, ya sea una búsqueda en internet o utilizando uno de los mil millones de dispositivos que funcionan con su sistema operativo Android o siendo uno de los mil millones de personas que ve un video en YouTube y que, en conjunto, han logrado construir los ingresos anuales de 66 mil millones de dólares anuales.

A pesar del éxito, Larry Page dio a conocer, a través del blog de la compañía, el nacimiento de una nueva entidad denominada Alphabet, mediante la cual se busca darle mayor flexibilidad y evitar el dilema del innovador. En su mensaje se refirió a lo que escribió Sergey Brin hace once años en la carta fundacional de la compañía en cuanto a que “Google no es una empresa convencional. Y no buscamos convertirnos en una”, Page también dijo que han estado muy conscientes de que las firmas tienden a caer en su zona de comodidad y únicamente generando cambios incrementales, aunque en la industria de la tecnología son la ideas revolucionarias las que impulsan los grandes crecimientos, por lo que es mejor tener cierto grado de incomodidad. El problema es que los inversionistas de Wall Street son enemigos de la incomodidad y de las estrategias de largo plazo, así como de las aventuras que no están alineadas con los resultados trimestrales, por ello es que les genera cierta alergia las apuestas de Google por desarrollar vehículos que se manejan solos o carne sintética o incluso minería espacial. Con Alphabet buscan romper el concepto al que se refiere Christensen. Google tendrá bajo su paraguas a YouTube, las apps, la publicidad, las búsquedas, mapas y Android, por lo que se puede mantener con una entidad cómoda, dinámica y estable con una visión un tanto inercial para conservar el negocio que le genera la mayor parte de los ingresos. La parte innovadora estará bajo los auspicios de Alphabet, tendrán cabida proyectos más alocados como los autos que se manejan solos, la minería espacial, fondos de capital de riesgo, compañías de biotecnología, entre otros. Con ello desvinculan la innovación disruptiva y, además, Page y Brin se podrán seguir dedicando a la parte divertida que les da el gran flujo de dinero que genera la compañía.

Además, les ayudará a mantener talento, ya que podrán nombrar a muchos CEO’s de las distintas subsidiarias que operan, lo que le dará mayor poder a los ejecutivos que las encabezan. Dentro del reacomodo hay talento mexicano. Daniel Alegre será una de las tres cabezas de ventas a nivel mundial. Tal parece que Google, ahora Alphabet, logró resolver el dilema del innovador y, al mismo tiempo, convencer a Wall Street. Ayer sus acciones cerraron con un avance de 4.10%, llevando su valor de capitalización de mercado a 444 mil millones de dólares. Entre los muchos retos que tienen, está lograr cultivar y generar talento en países emergentes, dado que muy probablemente buena parte de la nueva disrupción innovadora surgirá de estas naciones que, como en México, requieren algo más que una oficina de venta de productos.

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