Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

1 Sep, 2015

¿Qué nos espera con tanto Ch. P. T.? Sólo la debacle

Una expresión acuñada desde los años del dorado autoritarismo, cobra hoy una inusitada actualidad. Los Chingones para todo, o como se suele referir a los integrantes de este grupo de iluminados, ChePetés, pueblan hoy el gabinete del presidente Peña Nieto. Si bien todo seguirá igual, es decir, seguiremos teniendo y padeciendo más de lo mismo, los movimientos de éste o de aquélla darán, a querer y no, mucho de qué hablar.

Hoy, los defensores oficiales y oficiosos del que loan de manera desproporcionada sólo porque, afirman ufanos, en poco más de cuatro años ha ocupado cuatro secretarías lo cual, parecen decir, ya forma parte del libro de Records Guinness. Sin embargo, la realidad cuenta un panorama muy distinto al que propalan los ilusos que, en una falta de respeto inadmisible, ven a su promovido con posibilidades de ser el candidato del PRI en el año 2018 a la Presidencia de la República.

Aclaro, tengo la mejor de las opiniones —por sus prendas personales—, del doctor José Antonio Meade; hombre honrado y eficiente servidor público, no merece ser utilizado de la manera tan perversa e irrespetuosa como esta vez lo han hecho. Se le avisa al cuarto para las doce que se va de Relaciones Exteriores a Desarrollo Social, impidiéndole continuar con la labor que en aquella secretaría desarrollaba.

No tengo duda alguna, que a donde lo enviaron hará un papel digno y con la acostumbrada honradez, que es una de sus prendas personales; sin embargo, ¿es un movimiento, el suyo, benéfico para el país y la conducción de los asuntos con el exterior? Por favor, responda usted.

Vayamos ahora a su trayectoria en esas cuatro secretarías; llegó a la primera -Secretaría de Energía-, en enero del año 2011; a los ocho meses, el 9 de septiembre de ese mismo año, lo mueven a la Secretaría de Hacienda donde, después de una estancia de quince meses, termina el sexenio.

El 1 de diciembre del año 2012, es designado Secretario de Relaciones Exteriores para, después de casi 33 meses, ser enviado —de manera poco respetuosa y atropellada—, a la de Desarrollo Social. ¿Cuánto durará aquí? ¿Acumulará los tres años tres meses que le quedan a este gobierno o se irá, como todo lo indica, a sustituir al de Hacienda, allá por los últimos meses del año 2017 o los primeros del 2018?

Si nos atuviéremos a su carrera meteórica y a la realidad política que hoy, más que ayer, se ve clarísima, no sería de extraño que terminare en Hacienda. Además, ¿por qué no?, en pocos meses podrían enviarlo a la del Trabajo o a la de Salud. ¿Qué lo impediría? ¿Acaso no estamos ante el típico Gabinete de chepetés?

Si bien el actual secretario de Sedesol se movió estos 33 meses en los salones lujosos de no pocas cancillerías —donde disfrutaba las mejores viandas, acompañadas éstas de vinos y licores para paladares exquisitos—, ahora padecerá los estragos intestinales y digestivos de la barbacoa de hoyo. Luego entonces, bien podría mañana pegar curitas en las heridas de algún paciente, en ésta o aquella instalación del Seguro Popular.

De los otros movimientos, a excepción del doctor Renato Sales, mejor ni hablar pues hacerlo sería, en serio, una total pérdida de tiempo.

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