¿Qué hacemos frente a Trump?

Aunque el resultado electoral de mañana será el prólogo de la elección presidencial 2018, para México y su economía será más importante en 2016, el resultado que surja de las urnas y colegios electorales de la Unión Americana, el próximo 8 de noviembre.

La interdependencia económica que tenemos con Estados Unidos hace que el resultado electoral en esa nación sea vital para nuestra economía y en caso de que en enero de 2017, quien jure en las escaleras del Capitolio, sea Donald Trump será todavía más esencial debido a que seguramente se romperá con la inercia que hasta ahora ha tenido la relación.

Es indispensable que comencemos a generar escenarios para enfrentar una administración presidencial de Donald Trump. Usualmente para comenzar a evaluar una situación complicada es necesario establecer un escenario positivo, uno negativo y uno en el que se combinan ambos, en esta ocasión nos enfrentamos a un escenario malo, muy malo y catastrófico.

Lo primero que tenemos que dimensionar es cuál será nuestra estrategia de negociación con Trump y el rango va desde buscar puentes que le permitan a él salvar la cara una vez que asuma la Presidencia y tenga que responder a sus posturas de campaña, buscando el menor daño a la agenda bilateral o adoptar una postura muy firme que lo incline a negociar ante el impacto negativo que tendría para la economía de su país el deterioro de la relación con México.

Es importante definir ya si es buena idea agitar las aguas con asuntos como el del PGA Tour, que se le arrebató a su campo de golf en Florida para traerlo a la Ciudad de México o, por el contrario, tratamos de tener un entendimiento con él. Primero hay que reconocer que la relación económica con Estados Unidos es asimétrica si bien es interdependiente y el beneficio mutuo radica en el trabajo conjunto lo que ha quedado soslayado en la discusión migratoria.

Alejandro Ramírez, presidente del Consejo Mexicano de Negocios, me dijo en entrevista hace unas semanas que es necesario que el sector privado haga más visible el aspecto económico de la relación bilateral. Es indispensable que el gran público estadunidense sepa que México es su tercer socio comercial con un intercambio diario de mil 400 millones de dólares. Además, México es el segundo mercado de exportación para la Unión Americana y se estima que al menos seis millones de empleos directos en Estados Unidos dependen de la relación bilateral. México es el segundo país que aporta más turistas a la Unión Americana con un gasto anual que supera los 10 mil millones de dólares.

Un punto importante para definir nuestra estrategia de negociación frente a Trump es determinar qué tan racional es en la defensa del interés nacional de la Unión Americana en materia económica, es decir, tenemos que tratar de determinar, qué tanto sus prejuicios se anteponen a maximizar los beneficios económicos para su nación. Aunque muchos analistas y colegas se tranquilizan al considerar que Trump es pragmático y tendrá que negociar, su discurso de campaña tiene elementos delirantes como lo ha señalado Hillary Clinton y no tenemos certeza de que actúe sobre ejes racionales en el interés de su país. Una muestra de la desconfianza que genera la ausencia de estabilidad emocional de Trump es el temor que ha expresado la comunidad de inteligencia de su país por tener que compartirle información de seguridad nacional como parte del protocolo que se sigue con el candidato presidencial republicano.

Mi amigo Larry Rubin, presidente del Partido Republicano en México, considera que nuestro país tendría que comenzar a moderar su discurso frente a Trump y buscar puntos de encuentro, aunque me parece lógico, guardando las debidas proporciones históricas, podríamos correr el riesgo de repetir el error del primer ministro británico Chamberlain cuando implantó una política de appeasment o apasiguamiento frente a Hitler, que generó una falsa ilusión que terminó con la invasión nazi de casi toda Europa. En el probable caso de que Trump arribe a la Casa Blanca se requerirá de todos los mexicanos mucha creatividad y frialdad para lidiar con su gobierno y disminuir su impacto económico.