Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

28 Oct, 2016

Empieza a parecer Navidad (Parte I de II)

En algún momento, entre la locura de la nómina de la quincena y resolver el problema urgente de un cliente, ves de reojo las primeras luces navideñas en los umbrales de las casas y lo único que puede pensar es: ¿Qué hago? ¿Necesito comprarle algún regalo a mis empleados? ¿Necesito mandar regalos a mis clientes o a los clientes potenciales que estoy cortejando? ¿Decoramos la oficina? ¿Hacemos comida de navidad? ¿Intercambio de regalos?

Preguntas de forma, pero que de una u otra manera son de fondo. La navidad en México es algo más que una fiesta cristiana, es un momento de socialización, tanto dentro como fuera de la empresa, que, incluso, la gente que no festeja Navidad (como yo) nos vemos contagiados del ambiente festivo.

Navidad ofrece un pretexto magnífico para estrechar lazos con los clientes y para generar un ambiente de trabajo más cordial y cooperativo. Ahora, el problema es que muchas veces fiesta es sinónimo de gasto. Y para las empresas nacientes el desembolso navideño puede ser difícil de costear, pero si algo nos sobra a los emprendedores es imaginación, así que valgamosnos un poco de ésta para poder hacer un ambiente navideño sin necesidad de desembolsar mucho.

(Esta semana tocaré el tema de la Navidad en la oficina, la próxima sobre los regalos a clientes).

¿Cómo celebrar Navidad en la oficina sin necesidad de un crédito sindicado?

Necesitas un número. En vez de empezar por decir qué es lo que quieres hacer empieza por saber cuánto es el presupuesto que se puede gastar (más allá de los aguinaldos y bonos, que también tienes que presupuestar). Una vez que tengas la cantidad define a que fines lo vas a usar, ya sean regalos, fiesta, decoración…. Obviamente siempre hay más necesidades que fondos, por lo cual es importante decidir para que si y para que no te va a alcanzar.

Empieza a planear lo antes posible. Tu mejor aliado en el ahorro es el tiempo y la planeación. La prisa es la madre de todo el sobregasto. El pretender comprar regalos, por más pequeños que sean, el 20 de diciembre implica que entre la prisa y la desesperación vas a gasta de mas.

Que no se vuelva una distracción. Designa un tiempo y un encargado específico a la labor de planeación, para que no se vuelva un tema que consuma el tiempo y la energía de todos en la oficina.

La tradición se convierte en Ley. Mucho ojo con los beneficios y privilegios que des este año, porque el próximo van a ser considerados “derecho adquirido”. Aun cuando estés muy emocionado de celebrar fin de año con tu equipo de trabajo (que tanto le han chambeado este año) se congruente con lo que puedes dar…y seguir dando.

A comer y a tomar que el mundo se va a acabar #NOT. A diferencia de las empresas grandes en donde las fiestas de fin de año pueden ser pretexto para muchas cosas, las empresas nacientes tienen que vigilar mucho la interacción en estos eventos. No sólo por el costo sino, también, por la dinámica que se pueda dar a partir de ellas. En ambientes pequeños y de alta presión la necesidad de “netear” ocasionada por el alcohol puede ser garrafal. Una comida tranquila con un límite (bajo) de bebida es la mejor opción.

¿Qué regalar? La ventaja de las empresas chicas es que todo mundo se conoce personalmente por lo que puedes regalarle a cada quien un detalle que, bien pensado, sea muy adecuado y poco caro.

…El verdadero espíritu Navideño. Y si, es cierto que a veces nos perdemos en la fiebre de la celebración y del gasto. Pero nada sustituye el atesorar el verdadero fondo de estas fechas. Una carta personal a cada persona, con un mensaje dirigido sólo a ella, muchas veces es más atesorada y recordada que cualquier regalo.

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