Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

9 Nov, 2016

#NESterday

La nostalgia como pretexto para un negocio global. El próximo viernes comenzará a venderse a escala mundial la Nintendo Entertainment System (NES) Classic Edition, versión miniatura de la consola casera lanzada en Estados Unidos en octubre de 1985 y a la que se le atribuye el resurgir de la industria del videojuego tras su bancarrota sufrida en 1983.

Desde que fue anunciada el pasado 14 de julio, en redes sociales se desató un entusiasmo inusitado para un aparato de sus características, que van en sentido contrario a las de las consolas contemporáneas, habilitadas para la competencia en línea y concebidas como centros completos de entretenimiento digital para escuchar música y ver películas.

La NES Classic Edition es un juguete cerrado en el sentido más amplio del término: su hardware no está preparado para albergar ningún otro tipo de contenido adicional al de los juegos. Carecerá de conexión con internet, por lo que no se podrá retar a amigos a distancia y tampoco permitirá descargar títulos distintos a los 30 que traerá precargados (tampoco se podrán incorporar otros por medio de cartucho, como se hacía a la antigüita). Eso sí, su control old fashion (¡que funciona con cable, en plena era del mando inalámbrico!) será utilizable con los juegos de NES de la Virtual Console para Wii y Wii U.

Entonces, ¿por qué tanto furor? En mi caso, el principal atractivo que ofrecerá la NES Classic Edition es que, gracias a que incluirá un cable HDMI, permitirá apreciar por primera vez las joyas de ocho bits –como Donkey Kong, Super Mario o Zelda– en pantallas de alta definición de 1080p sin distorsionarse (o pixelearse, como se dice en el argot). De hecho, entre las bondades publicitadas es que el usuario tendrá a su alcance modos de visualización de televisor antiguo, de 4:3 (la pantalla tradicional) y con resolución original “en el que cada pixel es un cuadrado perfecto”.

Por supuesto, esta nueva consola permitirá a los cuarentones y cincuentones de hoy recrear la experiencia del videojuego como lo vivieron siendo niños o adolescentes. Y tan obvia es esa pretensión que Nintendo organizó para mañana un evento de lanzamiento con temática ochentera en su tienda de la plaza Rockefeller en Nueva York, así como una campaña en redes sociales con la etiqueta “Remembering #NESterday” en el que se convocará a los fans a compartir recuerdos de sus viejos juegos o fotografías con sus viejas consolas.

Quién sabe si haya sido intencional o mera casualidad, pero el nombre del hashtag es el mismo del libro electrónico NESterday!! The Philosophy of our 8-bit youth (Amazon, 2014) en el que su autor, James Swift, busca examinar la importancia sicosocial que aquella consola ejerció en la generación millennial, a partir de su propia experiencia como un niño que asimiló inéditas formas de entender el mundo a partir de la narrativa de los juegos.

Ambicioso en su pretensión de determinar cómo un sistema de entretenimiento electrónico marcó el rumbo de los jóvenes a los que influyó, el ebook de Swift ofrece claves que podrían explicar el por qué el reboot del NES ha generado tanta expectativa en la actualidad.

Con grandilocuencia, los títulos de cada uno de los capítulos describen la importancia de Nintendo como emblema de globalización, avance tecnológico y filosofía de cambio social; promotor del secularismo, defensor del espiritualismo oriental, crítico riguroso de la religión organizada y del ritualismo occidentalizado; embajador de intereses corporativos, y a la vez crítico de la competencia, el capitalismo y la filosofía de consumo; y sin faltar su papel como herramienta de aprendizaje, educador electrónico y canal para el desarrollo cognitivo.

En NESterday, Swift disecciona el impacto de la consola en una época de transformación que coincidió con el fin de la Guerra Fría, el ascenso de Silicon Valley y el nacimiento de la World Wide Web. Sin ambages, asegura que la NES tuvo más influencia en la percepción de su generación que cualquier otra forma de ideología social o política, incluso en la forma de asumir los conceptos de cultura, comunidad y la propia existencia. Así de intenso. Aunque la NES Classic Edition se venderá en EU por 59.99 dólares, una tienda online en México ya anticipó que costará 1,999 pesos. Dudo que el precio disuada a una generación ansiosa de volver a buscar afanosamente entre castillos cuanta princesa hubiera por rescatar.

                marco.gonsen@gimm.com.mx

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