Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

19 Ene, 2017

Por favor, siga así, presidente Trump; a pelearse con todas

Va bien señor presidente electo, Donald Trump; hay todavía, en el mundo, un buen número de empresas globales dedicadas a la fabricación de automóviles, a las cuales usted sabrá provocar  y  ofender o, al menos, a un buen número de ellas.

Duro contra ellas; por si lo hubiese olvidado, le diría que en México están Nissan, Audi, Mazda y Kia y en Europa, ¿por qué no amenazar a Mercedes, si ya hizo lo propio con BMW? ¿Alguna más? En ese continente hay varias: Jaguar y Volvo, por ejemplo. Con esta última, habría que tener un poco de cuidado porque, como sabe, pertenece casi en su totalidad a inversionistas de la República Popular China y ya ve, no sólo son muchos, sino que últimamente andan muy bravos y retadores. Cuidado pues.

No desmaye en las grandes tareas que se ha echado a cuestas; usted puede. Tenga la seguridad de que todo mexicano bien nacido está con usted, en eso de exigirle a toda empresa que fabrique vehículos en éste o aquel país —y desde ahí los exporta a EU—, para que cierre sus plantas y los fabrique en el país de usted, que a partir de mañana gobernará (Esto último, es un decir; no vaya a pensar que lo digo en serio, pues es una simple fórmula de cortesía). Ahora bien, ¿por qué los mexicanos debemos estimular a Donald Trump, para que presione y amenace a las empresas que tienen en México —y en otros países—, operaciones diversas de manufactura?

Nada o poco importa que lo hubiesen hecho obligadas por la pérdida de competitividad al producir en EU, y así aprovechar las ventajas que les permitirían permanecer competitivas. No habría de otra: Ellas deben estar en el territorio de EU, y el consumidor allá, usted lo conoce bien, pagaría con gusto el alto arancel que usted les impondría a los productos que aquellas empresas exportaren a aquel país. 

Ahora contesto: en la medida que sus amenazas y presiones estén circunscritas a un país, y a un número reducido de empresas, las posibilidades de éxito para usted y su idea, serían altas. Por ejemplo, si únicamente presionare a GM, Ford y Carrier en México, algo lograría. 

Por el contrario, si presionare a todas las que fabrican automóviles o cualquier otro producto en México para ser exportado a EU, el fracaso de su ocurrencia económica estaría asegurado. Además, si aquellas presiones y amenazas las hiciere a cualquier empresa asentada en cualquier país que fabrique algo para exportar a EU, las posibilidades de tener éxito en la concreción de sus bravatas, se reducirían a cero.

Espero que el planteamiento que aquí le hago, respetuosamente, sea atendido por usted, más pronto que inmediatamente. Usted, con esa visión mercantilista, al ser tan novedosa en materia de comercio exterior, logró que muchos en su país y no pocos en el mundo, estén sorprendidos gratamente por su brillante idea.

Por otra parte, si alguien llegare ante usted en calidad de especialista en historia económica y le dijere, que la visión mercantilista que usted propone poner en práctica fue desacreditada desde hace varios siglos por dañina económicamente hablando, rechácelo de inmediato porque, sin duda, sería un enviado de la señora Clinton. Usted es el jefe y sabe lo que hace; más aún, sabe que lo que piensa es novedoso y benéfico. Por lo tanto, no ceje en sus esfuerzos para fortalecer a la República Popular China. ¿Perdón? ¿Escribí República Popular China? Una disculpa; ¿cómo pude pensar siquiera, que sus brillantes ideas económicas beneficiarían a ese país, y a su gobierno dictatorial? Sin duda, debo estar emocionado por la llegada de usted al gobierno de Estados Unidos.

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