David Páramo

Análisis superior

David Páramo

23 Feb, 2017

Galleta de la suerte

Si bien es cierto que la expresión “espera lo mejor, prepárate para lo peor” podría salir en una galleta de la suerte en cualquier restaurante de comida china, puede servir para explicar lo que ha estado haciendo el gobierno del Presidente de la República.

Desde antes de que Donald Trump ganara las elecciones presidenciales en Estados Unidos, inició la operación del equipo de Enrique Peña Nieto. En una jugada audaz, se invitó al entonces candidato a una reunión donde comenzaron a fijarse posiciones ante lo que sólo eran dichos en torno al cambio de la relación comercial y cooperación entre ambas naciones en temas como seguridad regional o migración.

Después vino la llamada telefónica en la que Peña Nieto y Trump establecieron posiciones sobre los temas de la relación bilateral y, a partir de ahí, iniciar una serie de contactos institucionales para determinar hasta dónde se puede llegar.

El Presidente, de una forma afortunada, ignoró aquellas voces hipersensibles y patrioteras que le pedían que exigiera disculpas a Trump o barbaridades similares sobre lo que muchos ridículos consideraban como ataques directos en contra de México, como si el mandatario de Estados Unidos fuera Adolf Hitler y nosotros el pueblo judío en la década de los treinta del siglo pasado.

El diagnóstico del gobierno mexicano tiene claros algunos puntos:

Estados Unidos tiene derecho a construir un muro y México a no pagarlo.

Estados Unidos tiene el derecho a establecer cualquier política migratoria y México a exigir la defensa de los derechos humanos de los connacionales.

Estados Unidos tiene el derecho a buscar la renegociación del TLCAN y México a buscar lo que mejor le convenga, incluida la posibilidad de salir del acuerdo comercial si hay más desventajas que ventajas.

El país no está dispuesto a entrar en una negociación en la que se parta de la base de que México es el gran ganador y, por lo tanto, debe ceder concesiones al gobierno de Estados Unidos.

Si ellos quieren negociar el acuerdo a partir de junio, México tiene derecho a exigir que la negociación termine en diciembre de este año y que se tome en cuenta que el comercio sólo es una cara de la relación entre ambas naciones, que tiene puntos vitales para la seguridad hemisférica como son la migración de otras naciones o la lucha en contra de la delincuencia organizada.

ACCIONES

El gobierno del presidente Peña Nieto tiene claro que las decisiones en Estados Unidos tendrán que implicar, necesariamente, una reacción en México. Si aquel país establece un impuesto fronterizo, esta administración tendrá que hacer cambios fiscales para mantener la estabilidad económica e impulsar el crecimiento.

Existe una visión, especialmente clara, de que hay grandes temas de incertidumbre en los que México no puede hacer nada, como la aplicación de una política fiscal diferente en aquel país, así como la reacción que tendría la Fed. Tampoco se puede hacer nada ante la volatilidad que se registra en el sector petrolero internacional.

Hay otros temas de incertidumbre en los que México sí puede tomar acciones. Por ejemplo, es fundamental que el país mantenga la línea de crédito contingente del FMI, lo cual sólo se logrará si se mantiene la estabilidad macroeconómica. De ahí que se hayan tomado decisiones realistas como mantener el programa de liberación de los precios de los combustibles mediante un esquema en el que se eliminan las cimas y las simas.

Si bien es cierto que sería un error verdaderamente grave intervenir en el tipo de cambio, que es un precio más de la economía, el gobierno ha tomado una serie de medidas para disminuir la incertidumbre, entre las que destacan el haber convencido a Agustín Carstens de que se mantenga unos meses más como gobernador del Banco de México, así como anunciar el programa de coberturas cambiarias hasta por 20 mil millones de dólares, pagaderos en pesos.

Esto implica que habrá una gran cantidad de empresas que ya no tendrán que preocuparse por el tipo de cambio y que los especuladores tendrán un terreno mucho más complicado para tratar de obtener beneficios.

DETERMINACIÓN

Hay quienes, muy fácilmente, confunden la firmeza con la bravuconería; la determinación con las actitudes de machito de cantina. Es fácil para el irresponsable o el que aspira a ser candidato a otro cargo montado en el vulgo, gritando consignas que en lo único que derivarían sería en mayores preocupaciones para el pueblo de México.

El tiempo, a no dudar, demostrará que la determinación firme, pero tranquila de esta administración dará los mejores resultados para los mexicanos.

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