Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

5 Jun, 2017

S&P-BMV, un cambio no cosmético

Una de las críticas constantes que ha tenido el mercado de valores es la falta de liquidez de las emisiones. Formalmente, las emisoras al listarse se obligan, ante la Bolsa Mexicana de Valores, a tener al menos el 9% de sus acciones disponibles para compra y venta en el mercado de valores, pero en la realidad, la escasez de los títulos (no porque no estén en manos del público inversionista, sino porque no los sueltan o porque están usándose como subyacentes de algún derivado o proceso de cobertura) llega a generar distorsiones.

El viernes pasado, la BMV, que preside Jaime Ruiz y dirige Oriol Bosch, mientras se realizaba la conclusión del 8º. Foro de Emisoras que se realizó en Nuevo Vallarta, recordaba que a partir de este lunes 5 de junio, todas las emisoras tendrán el sello de la alianza que se suscribió en mayo de 2015 con S&P-DJI, responsables del cálculo de los índices Dow Jones Industrial Average y del S&P 500, los dos más famosos y confiables del mundo.

El IPC está integrado por 35 emisoras, y la muestra que integrará los cambios de la nueva metodología, que se dio a conocer el 17 de mayo pasado, será la del lunes 18 de septiembre. La transformación implica que los valores listados tendrán que alcanzar los mínimos de liquidez, valor de mercado y volumen negociado durante el 95% de los días de negociación de los últimos seis meses.

No sólo el cambio implica que el IPC lleve por delante el “S&P/BMV IPC”, sino además que cada serie debe tener un valor de capitalización flotante de 10 mil mdp, al tiempo en que el porcentaje del valor de inversión flotante debe ser del 10%. Para ello, debe existir registro de negociación durante al menos los tres meses precedentes a la integración de la nueva muestra, por lo que junio, julio y agosto, serán claves para el nuevo cálculo.

Para los especialistas del medio, el que se busque aumentar los cruces para cumplir con el requisito de liquidez, que será del 25% (valor promedio de negociación anualizado —annualized median traded value ratio, ATVR—) para el periodo de los últimos 3 y 6 meses previos a la fecha del rebalanceo, deberá tener un valor de negociación promedio de 50 millones de pesos. Si la emisora tiene varias series, se considerará para la muestra la que tenga mayor liquidez, valor de mercado y valor negociado, y en caso de que no se alcanzara el número de 35 emisoras que integrarían la nueva muestra, se incluiría a las de menor liquidez, de mayor a menor, indicando que no cumple plenamente con el criterio.

Ahora, dado que estos índices buscan fomentar un mayor  “floating” (acciones en circulación negociadas que generen valor) y que siempre existen prácticas para “cerrar número” a través de estimular los cruces para cumplir con el requisito de liquidez, la metodología tiene nuevas reglas: el promedio de los valores referidos se calculará diario con el promedio del mes y al cierre de mes para hacer las muestras totales.

En este contexto, las emisoras que realizan cruces con grandes volúmenes al final del mes para cumplir con el requisito de liquidez vigente, se verán en serios apuros para mantener los promedios exigidos.

DE FONDOS A FONDO

#IATAopina… Como se lo adelanté y aperitivo de la reunión anual de aerolíneas que se inicia este lunes en Cancún, después de 23 años de haberse celebrado en México, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), que lleva Alexandre de Juniac, oficializó su opinión sobre la propuesta de la SCT, de Gerardo Ruiz, para operar aeropuertos saturados en México.  La IATA no sólo lo consideró como un avance positivo, sino que además reconoció los esfuerzos que la DGAC, de Miguel Peláez, está haciendo para alinear su política a las reglas internacionales de mejores prácticas. El organismo privado internacional hizo un llamado a la Cofemer para que considere al menos tres aspectos que quedan pendientes.

El primero (numeral 15), enfatiza lo que ya está incluido en la propuesta de la SCT, cuya coordinación ha estado a cargo de la subsecretaria de Transporte, Yuriria Mascott, y se refiere a la transparencia en las reglas de uso y asignación de horarios, que permite un juego parejo tanto las aerolíneas que ya operan (grandfather rights) como también para los nuevos entrantes. En el numeral 16, IATA aprecia la inclusión del Coordinador de Franjas Horarias, funcional y técnicamente independiente de las partes interesadas, no obstante, lamenta que las normas propuestas continúen brindando al Coordinador de Franjas Horarias un papel limitado y que el administrador del Aeropuerto, una de las partes interesadas, continúe supervisando el papel esencial de la designación de franjas horarias.

En segundo lugar, (numerales 16 y 21), IATA coincide con el punto de vista de la Cofece, que preside Alejandra Palacios —supuestamente esta semana estaría emitiendo su resolución final total, respecto a los slots del AICM—, pues indica que en tanto la legislación mexicana no permita la total independencia del coordinador de slots de las partes interesadas (aerolíneas, aeropuerto y entidades de gobierno), pues la vigente le reserva el derecho de asignación de las “franjas horarias” al administrador aeroportuario, tendría que modificarse en el corto plazo a través de reglas que impidan que las aerolíneas y el mismo AICM tengan acceso a los sistemas de asignación de horarios. Y el tercero (numeral 28) es modificar el criterio de cumplimiento de 85 a 80% del total de los vuelos de una temporada, tal como sucede en aeropuertos saturados como Londres, París y Fráncfort.

En mi opinión, si estos elementos se cumplen, México estaría cerca de cerrar un capítulo que dará certidumbre a usuarios y aerolíneas, mientras inicia la operación del NAICM, proyecto del que la IATA opina, debe mantenerse independientemente de quien llegue al gobierno en las elecciones del próximo año, del Brexit y la política estadunidense de Donald Trump.

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