Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

11 Jul, 2017

A reincorporarse a la rutina de siempre; ¿habrá algo nuevo?

Una vez finalizada la Reunión del G20, a excepción de la señora Merkel —por ser ella y su país los anfitriones—, las delegaciones participantes debieron, desde el sábado 8, regresar a sus respectivos países. México no fue la excepción y hoy martes, tanto el presidente Peña como el resto de los funcionarios que lo acompañaron, ya se han reincorporado a lo que nos es propio en el año previo a la elección presidencial.

¿Qué veremos en los meses de aquí a febrero o marzo del año próximo cuando, sin duda, todos los partidos habrán definido ya a su candidato, sea propio o de varios partidos?

Si bien tendremos elecciones vigiladas y pacíficas, como ha sido la práctica en elecciones anteriores, habrá esta vez algo novedoso; esto, en los días que corren, es ya más que evidente. El interés que ha despertado en algunos por participar en calidad de candidato independiente ha dado por resultado que poco más de decena y media de ciudadanos estén hoy, de una forma u otra, buscando ser candidatos a la Presidencia de la República.

¿Cuántos de ellos lograrán concretar su aspiración? Lo desconozco; además, intentar dibujar siquiera un escenario donde uno dijere qué tantos más podrían ser candidatos, o arriesgar un pronóstico en el sentido de que éste o aquél de los actualmente mencionados sería el abanderado de éste o aquel partido, me parecería una gran irresponsabilidad de mi parte.

Lo único que sí me atrevería a afirmar es que lo que vemos hoy será, sin duda alguna, el fortalecimiento de nuestra aún imperfecta democracia. Bien por eso. ¿Qué sigue en México para los próximos dos meses? No en el aspecto electoral o preelectoral, sino en otra esfera, la cual, pienso, en estos tiempos de volatilidad e incertidumbre en casi todo el planeta, es lo central por lo que, estoy convencido, deberíamos prestarle la debida atención.

Como usted sabe, en los cinco años que no tenemos sucesión presidencial, el Ejecutivo entrega al Congreso —a más tardar el 8 de septiembre­—, el conjunto de documentos que hemos dado en llamar Paquete Económico. El interés que este instrumento de política económica ha despertado ya entre los agentes económicos privados, muy posiblemente se debe a un anuncio del secretario de Hacienda hecho hace unos días, de un nuevo recorte en el monto a presupuestar del gasto público para el año próximo. 

Los pronósticos del crecimiento de la economía elaborados para el año en curso han sido ajustados al alza; sin embargo, ¿cómo afectaría el recorte anunciado el crecimiento para el año próximo, electoral como pocos en los últimos años? ¿Tendría algún efecto en la decisión de los electores, en lo que se refiere a entregar su voto a éste o aquel partido, o a éste o aquel candidato?

¿Cómo tratarán el crecimiento del PIB los candidatos a la Presidencia? ¿Recordarán los pronósticos de crecimiento elaborados para estos cinco años, los cuales, como usted sabe, no se han cumplido? ¿Harán caso omiso de las realidades enfrentadas en materia de los precios del petróleo y la caída de los ingresos del erario, y no haber alcanzado las tasas de crecimiento proyectadas serán balas de grueso calibre durante la campaña?

Así será, afirman ya algunos; además, lo que veamos estos meses que vienen —de aquí al 1 de julio del año 2018—, ¿estará marcado por esta costumbre tan arraigada entre nosotros, de descontextualizar cifras y porcentajes con miras a obtener votos?

Delo por hecho; ¿cuál será entonces la respuesta del candidato del partido que hoy gobierna? ¿Qué argumentos le escucharemos al intentar rebatir a los candidatos de oposición en materia de crecimiento económico no alcanzado? Ojalá que, del lado de la oposición, haya también una argumentación sólida, de manera tal, que el elector pudiere tomar la mejor decisión.

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